Se desboc¨® el triunfalismo
La corrida de triunfalismo total. No pasa nada: siempre es as¨ª, en Valencia, cuando llegan figuras. Pero funci¨®n adelante se fue desbocando y acab¨® en una explosi¨®n de histeria, con la plaza en pie de guerra e insultando gravemente a la presidenta, s¨®lo porque se neg¨® a indultar al sexto toro.
El peor insulto que se le puede decir a una mujer, eso le gritaban a coro. Una masa desgarrada, enloquecida, vomitando la groser¨ªa desde el anonimato. No era la plaza entera, naturalmente. Una parte nada m¨¢s -aunque suficiente para tomar por las bravas el tendido y hasta la Bastilla- mientras el resto quer¨ªa morirse de verg¨¹enza.
Aquella barbarie estrope¨® una corrida la verdad es que impresentable y fraudulenta, mas divertida, y el resultado noticioso de que Joselito hab¨ªa cortado tres orejas y sal¨ªa por la puerta grande. Mientras El Juli, que realiz¨® un faen¨®n de los que hacen ¨¦poca (o sea, para estarlo recordando hasta ma?ana o pasado), err¨® al final y fue incapaz de cortar las orejas valederas para la puerta grande y mojarle a Joselito una de las suyas.
El faen¨®n se lo hizo El Juli al toro del pretendido indulto. Era sobrero sustituto de un avacado especimen que no se ten¨ªa en pie, remate escandaloso de una corrida inadmisible por chica, por blanda y por borrega, si bien hasta que apareci¨® el no hubo en la plaza ni una sola protestas.
Ol¨¦s y ovaciones, en cambio, continuamente. Ol¨¦s y ovaciones ensordecedores, con motivo, o sin ¨¦l; y, adem¨¢s, crecientes, porque el triunfalismo. en cuanto prende, crece como la espuma.
Joselito empez¨® su primera faena sentado en el estribo, al tercer pase se desplom¨® el toro y en tanto el pobre mord¨ªa el polvo bajo el estribo, la gente ovacionaba a Joselito, quiz¨¢ para consolarlo en su perpleja soledad, y voceaba: "?M¨²sica, maestro!".
A partir de ah¨ª hizo Joselito una largu¨ªsima faena nada ligada, poco templada, reiterativa y sosa, incluy¨® manoletinas, mat¨® pronto y le dieron una oreja.
Del cuarto toro le dieron las dos pues su faena transcurri¨® en medio de una aut¨¦ntica apoteosis. No era para tanto, ya que no ligaba ni un pase, los daba cortos, si cuajaba alguno largo sol¨ªa ser aprovechando el viaje. Mas el triunfalismo, que repudia an¨¢lisis, matices y pensamientos, tolera a¨²n menos que nada ni nadie en el mundo lo modere; y metido hasta la m¨¦dula en la mayor¨ªa del p¨²blico, exigi¨® por estruendosa aclamaci¨®n las dos orejas.
Vicente Barrera, que estuvo bien, tore¨® cen su estilo, limpio y digno, mejor al quinto que al segundo, si bien a este le cort¨® la oreja y al otro no, por su desigual manejo de la espada.
El tercer toro, corto de arrancada e incierto, tiraba derrotes y El Juli abrevi¨® una faena que empez¨® con valent¨ªa. Y cuando sali¨® el sexto, sobrero, ech¨® el resto.
Hubo en ¨¦ste un tercio de quites memorable. Ven¨ªa el caso del tercer toro, cuando Joselito entr¨® por ver¨®nicas y El Juli le peg¨® un ba?o por gaoneras. Ahora ser¨ªa al rev¨¦s. Quit¨® El Juli por zapopinas y Joselito le peg¨® el ba?o serpentineando gaoneras que le salieron perfectas. Sin embargo no acabar¨ªa aqu¨ª la competencia y El Juli se tir¨® de rodillas para marcarse unos faroles d e infarto. Y ¨²n entr¨® despu¨¦s Barrera, por gaoneras para no irse de vac¨ªo.
El toro, que tom¨® bravo una varita y un picotazo, embisti¨® estupendamente a las banderillas de El Juli (muy vulgar, dicho sea hablando en plata ) y al faen¨®n que sigui¨®. Pases enormes dio El Juli, los primeros ligados en la tarde. Pases de todas las marcas. El buen toreo mejor¨® al toro y fue entonces cuando se produjo la petici¨®n de indulto. El Juli no entraba a matar ni a la de tres, por si el indulto llegaba. Y al negarlo la presidenta, pues el toro no merec¨ªa semejante distinci¨®n, mont¨® la espada y -?gran sorpresa!- se ech¨® fuera cobrando una pu?alada trapera.
Y all¨ª vinieron la bronca a la presidenta, los insultos, la histeria y el desmadre. Y la fiesta acab¨® como el rosario de la aurora.
Ruiz / Joselito, Barrera, Juli
Toros de Daniel Ruiz, sin trap¨ªo impresentables, la mayor¨ªa anovillados, varios sospechosos de pitones, casi todos inv¨¢lidos y aborregados; 6?, abecerrado e inv¨¢lido, devuelto. Sobrero, del mismo hierro, discreto de presencia, muy boyante, para el que se pidi¨® el indulto, premiado con vuelta al ruedo. Joselito: estocada ladeada, rueda de peones -aviso con retraso- y se echa el toro (oreja con protestas); estocada corta ca¨ªda(dos orejas); sali¨® a hombros por la puerta grande. Vicente Barrera: estocada ladeada perdiendo la muleta (oreja); pinchazo, estocada perdiendo la muleta -aviso- y se echa el toro (ovaci¨®n y salida al tercio). El Juli: pinchazo, estocada corta trasera y tres descabellos (silencio); espadazo muy trasero descaradamente bajo (oreja). La presidenta, Amparo Renau, fue injustente abroncada y groseramente insultada por no indultar al sobrero. Plaza de Valencia, 21 de julio. 4? corrida de feria. Lleno.
Babelia
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