'En Espa?a mejorar¨¦ mi juego'
Zidane, tutelado por Makelele, debuta en el vestuario del Madrid y viaja a Suiza con la plantilla
Zinedine Zidane es un tipo cauteloso, de mirada r¨¢pida y penetrante, que ayer se esforz¨® por reprimir una permanente sonrisa de t¨ªmido. El fichaje m¨¢s espectacular del verano, con un precio r¨¦cord de 13.000 millones de pesetas, volvi¨® de sus vacaciones y se present¨® con una camisa blanca entallada en el Bernab¨¦u. Quiz¨¢ fuera un gui?o a su nuevo destino, antes de vestirse de corto y posar con la equipaci¨®n madridista, por primera vez, y pisar, tambi¨¦n por primera vez, el c¨¦sped de Chamart¨ªn. Parec¨ªa feliz por el cambio de aires. 'El Juventus forma parte del pasado y no suelo mirar atr¨¢s', dijo. 'En Espa?a, el juego es mucho m¨¢s ofensivo. En Italia se piensa primero en defender y luego en atacar si es posible. Aqu¨ª se marcan m¨¢s goles y eso repercutir¨¢ positivamente en mi forma de desenvolverme en el campo. Podr¨¦ marcar m¨¢s goles y seguro que el nivel de mi juego mejorar¨¢'.
Zidane (Marsella, 1972) celebr¨® una conferencia de prensa despu¨¦s de pasar la revisi¨®n m¨¦dica, y horas antes de embarcarse con el resto de la plantilla rumbo a la pretemporada en Nyon, un pueblo del litoral del lago Leman, en Suiza. Bronceado por la brisa de los mares del sur, donde se fue de vacaciones, aclar¨® que durante su descanso no se limit¨® a tumbarse al sol: 'He trabajado mucho durante todas las vacaciones', dijo cuando le preguntaron por su estado f¨ªsico. 'Ahora estoy ansioso por empezar a entrenarme con el Madrid; estoy muy contento y tengo motivos, ¨¦ste es el club del siglo y es un verdadero placer jugar con esta plantilla, a la que ve¨ªa por televisi¨®n cuando estaba en Italia'.
Diplom¨¢tico recalcitrante, el franc¨¦s no mordi¨® el anzuelo de ninguna pol¨¦mica. Tanto cuando le preguntaron por las cadenas que le impon¨ªa el estilo de juego en Italia como cuando le pidieron que opinara sobre las palabras del presidente del Juventus, Giovanni Angelli, que le se?al¨® como un jugador vistoso pero poco efectivo. Zidane solt¨® un discurso reposado. 'Es su opini¨®n, la m¨ªa es diferente. No creo haberlo hecho mal; de lo contrario, los directivos del Juventus me habr¨ªan querido vender, y creo que ¨¦sa no era su intenci¨®n'.
Sobre el dorsal que le han asignado en el Madrid, el cinco, que llev¨® Sanchis, afirm¨®: 'Yo he vestido el diez, el siete y el veintiuno, y me va bien el cinco tambi¨¦n. El jugador que lo llev¨® antes que yo estuvo 18 a?os en el club. Yo creo que no llegar¨¦ a tanto'.
El franc¨¦s respondi¨® siempre con elegancia. Si acaso dej¨® entrever su veta iracunda cuando alguien le sugiri¨® que soportar la 'presi¨®n' de jugar en el Madrid le resultar¨ªa dif¨ªcil. 'Yo he ganado la Copa del Mundo y el campeonato de Europa', replic¨® con contundencia Zidane, para el que no hubo ceremonia especial en el vestuario del Madrid, en el que irrumpi¨® ayer a primera hora de la ma?ana. Como para que se fuera acostumbrando a la austeridad que imponen Hierro y Ra¨²l, los dos capitanes, el franc¨¦s entr¨® en el equipo sin grandes ruidos. Lleg¨® a la Ciudad Deportiva en un todoterreno en compa?¨ªa de Rodrigo y Congo, dos futbolistas a los que el Madrid intenta vender o traspasar. Salud¨® a Makelele, su colega y compatriota, y se fue presentando a sus nuevos compa?eros.
Y as¨ª viaj¨® luego a Suiza, pase¨¢ndose solo por el aeropuerto de Barajas y atravesando las casetas de migraciones de Ginebra sin compa?¨ªa. All¨ª le esperaba una nube de c¨¢maras y aficionados de la Suiza franc¨®fona, pendientes de su coronilla de franciscano. Aunque el t¨¦cnico, Vicente del Bosque, asumi¨® su incorporaci¨®n con su habitual serenidad, a s¨®lo unos kil¨®metros de Francia la llegada de Zidane constituy¨® un acontecimiento para los aficionados locales. Figo, anta?o en el ojo del hurac¨¢n, se liber¨® del peso de la celebridad en favor de la nueva estrella madridista.
'Ahora tengo con qui¨¦n hablar en franc¨¦s', dijo Claude Makelele, el otro franc¨¦s de la plantilla, que tambi¨¦n fue compa?ero de Zidane en la selecci¨®n y que ayer ofici¨® de cicerone. 'Parece un buen tipo', agreg¨® C¨¦sar, el portero, sobre el reci¨¦n llegado. No hab¨ªa mucho m¨¢s que ponderar de un colega al que, quien m¨¢s quien menos, todos admiran.
'Con esa aureola que trae, y con lo bueno que es, en Espa?a las cosas le van a resultar m¨¢s f¨¢ciles que en Italia', opin¨® un t¨¦cnico de la expedici¨®n, convencido de que 'pasar¨¢ mucho tiempo hasta que los rivales se acostumbren a superar la impresi¨®n de verlo en el campo'.
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