Hierve el cielo sobre Melilla
Un raro fen¨®meno eleva la temperatura de 24 a 41 grados en cinco minutos
Melilla se convirti¨® ayer por unos minutos en un gran horno al aire libre debido a un fen¨®meno meteorol¨®gico ins¨®lito. A las 8.24, la temperatura subi¨® 17 grados en s¨®lo cinco minutos: de los 24 a los 41 grados. Por fortuna, en el siguiente cuarto de hora la temperatura volvi¨® a sus cauces. Pero, para colmo, a las diez de la ma?ana volvi¨® a darse una versi¨®n m¨¢s moderada del mismo poltergeist meteorol¨®gico, esta vez con un calentamiento s¨²bito de s¨®lo 15 grados.
Encontrarse por la ma?ana con 24 grados es lo normal en la ciudad. Lo que no es normal es lo que vivi¨® Gerardo: 'Era como si te persiguieran con un secador de pelo encendido a m¨¢xima potencia.' El viento soplaba a m¨¢s de 70 kil¨®metros por hora, extremadamente reseco, con una humedad de menos del 20%, cuando lo normal en Melilla es que supere el 60%.
'Los ¨¢rboles de la calle empezaron a moverse como si se tratase de un vendaval ardiendo'
En el caso de que el calent¨®n hubiera durado m¨¢s tiempo, hubiera podido producir graves efectos sobre personas con problemas respiratorios, seg¨²n fuentes m¨¦dicas. La gran temperatura y sequedad del aire provoc¨® que Mar¨ªa, que padece asma, tuviera que 'meter la cabeza bajo el grifo' en el momento de mayor embate. Mar¨ªa, como todos los melillenses, ped¨ªa ayer una explicaci¨®n.
Manuel de Castro, profesor de Geof¨ªsica y Meteorolog¨ªa de la Universidad Complutense, define el fen¨®meno como algo 'rar¨ªsimo, aunque no extraterrestre'. La onda orogr¨¢fica, que as¨ª se llama la causa del doble sofoc¨®n, fue 'bell¨ªsima, digna de estudio'. La turbulencia generada por el viento procedente del desierto, al pasar por las monta?as que rodean Melilla, degener¨® en una gran onda, similar a una ola del mar, que 'rompi¨®' contra la ciudad aut¨®noma.
'En 30 a?os no se hab¨ªa registrado algo as¨ª', explic¨® Luis Su¨¢rez, director del Centro Meteorol¨®gico de Melilla. Y aunque el Centro Nacional de Meteorolog¨ªa no hab¨ªa terminado ayer su an¨¢lisis de la situaci¨®n, Francisco S¨¢nchez Gallardo, director del Centro Meteorol¨®gico de Andaluc¨ªa Oriental y Melilla, consideraba ayer probable que el fen¨®meno se debiera a esa onda postulada por De Castro. Este tipo de onda, coinciden ambos cient¨ªficos, es imposible de predecir.
A 1.000 metros de altura, el aire estaba a 32 o 33 grados. Al descender la onda hasta el nivel del mar, ese aire se comprimi¨® por el aumento de la presi¨®n atmosf¨¦rica y se calent¨® a un ritmo de un grado cada cien metros. El resultado fue que la ola rompi¨® en Melilla a m¨¢s de 40 grados.
A la hora del extra?o fen¨®meno, un buque de la compa?¨ªa Trasmediterr¨¢nea procedente de la Pen¨ªnsula llegaba a la entrada del puerto. El estado del mar era tal -lleg¨® a 'fuerte marejada'-, que se necesit¨® la ayuda de un barco remolcador para facilitar el atraque y la salida del pasaje.
Ana Reina, al asomarse desde su ventana a la playa de la ciudad, vio 'el mar embravecido, como ni siquiera en invierno suele verse'. La visibilidad se hab¨ªa reducido a s¨®lo un kil¨®metro de radio.
El fuerte viento y el calor sofocante pillaron de improviso a los viandantes. Julio Montero, que estaba de obras en su bar, cuenta: 'Los ¨¢rboles de la calle empezaron a moverse como si se tratase de un vendaval, y cuando me asom¨¦ me peg¨® una bofetada de aire ardiendo'.
A mediod¨ªa, el viento cambi¨® a poniente, trajo con ¨¦l la calma y despej¨® las nubes que se condensaban sobre la ciudad. Por lo dem¨¢s, s¨®lo se dio un peque?o retraso en la llegada de un vuelo a la ciudad debido a la poca visibilidad sobre el aeropuerto.
Sirva como pobre consuelo para los melillenses que el domingo 75 personas resultaron heridas en la regi¨®n monta?osa de Assyr, en el sur de Arabia Saud¨ª, por una causa absolutamente ins¨®lita en el verano de ese pa¨ªs: una tormenta de nieve. Ning¨²n cient¨ªfico se atreve a relacionar estos sucesos con el cambio clim¨¢tico, pero bienvenido sea el resucitado Protocolo de Kioto.
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