Francisco de As¨ªs, el santo de moda
Mstislav Rostrop¨®vitch protagoniza en Peralada el estreno en Espa?a del 'C¨¢ntico del Sol' de Sofia Gubaidulina sobre textos del santo.
Capitaneando en la sombra -hab¨ªa un gran director nominal pero era ¨¦l quien mandaba- una peque?a pero aguerrida tropa rusa formada por las veinticinco voces del Coro de C¨¢mara de la ciudad de Orenburg, tres percusionistas y ¨¦l mismo en funciones de violoncelista y percusionista ocasional, Mstislav Rostrop¨®vitch protagoniz¨® el mi¨¦rcoles en Peralada el estreno en Espa?a del C¨¢ntico del Sol sobre textos de San Francisco de As¨ªs, una obra de la compositora rusa de moda, Sofia Gubaidulina. C¨¢ntico del Sol es resultado de un encargo del propio Rostrop¨®vitch y su estreno absoluto se llev¨® a cabo en Frankfurt en 1998.
El contradictorio estreno en una noche de luna casi llena de una obra titulada C¨¢ntico del Sol estuvo precedido, en la primera parte del concierto, por la interpretaci¨®n a cargo del coro en solitario, dirigido por Olga Serebriyskaya, de diversos cantos religiosos rusos, completando as¨ª, en el marco incomparable de un casino en donde se juega mucho y fuerte, una esquizofr¨¦nica noche de fervor religioso a la rusa. Pequen y red¨ªmanse en la misma noche. Todo en el mismo lote y sin salir del recinto.
En Rusia todo es m¨¢s grande, m¨¢s intenso, m¨¢s tr¨¢gico. Si todo el mundo est¨¢ sometido a la ley del p¨¦ndulo, los rusos m¨¢s y m¨¢s exageradamente y tras 75 a?os de Partido Comunista, ahora se han ido todos al otro lado y votan en masa al Partido de la Virgen Mar¨ªa.
La elecci¨®n de San Francisco de As¨ªs como libretista de la obra no es casual. Tras siglos de estar en la nevera el 'pobrecito de As¨ªs' vuelve a estar de moda y cotiza al alza en el santoral.
La cristiandad, ya sea en su versi¨®n apost¨®lica y romana o en la ortodoxa rusa, siempre se ha caracterizado por su capacidad de adaptaci¨®n a las circunstancias y a las exigencias del mercado. Hoy corren vientos ecologistas y quiz¨¢ antiglobalizadores y es el momento adecuado para recuperar al de As¨ªs, el santo pobre que hablaba con las flores y los animales y alababa a Dios a trav¨¦s de la naturaleza.
La obra, indudablemente bien construida, con un manejo muy expresivo de las voces y que, de modo ecl¨¦ctico, pero cocinados con personalidad, incorpora recursos procedentes de diversos 'ismos', tiene un poco de trampa: no est¨¢ hecha a mayor gloria de San Francisco sino de San Rostrop¨®vitch, el que encarg¨® la obra.
As¨ª, la parte del violonchelo, en donde el instrumento se utiliza al modo cl¨¢sico, tambi¨¦n desafinado por el procedimiento de la scordatura y como instrumento de percusi¨®n, roza el exhibicionismo y est¨¢ construida demasiado de cara a la galer¨ªa y con unos resultados musicales m¨¢s bien escasos tras tanta parafernalia. Un poco de humildad franciscana habr¨ªa ido bien.
La obra, casi huelga decirlo, obtuvo un ¨¦xito lisonjero. Rostrop¨®vitch jam¨¢s fracasa, aunque ya veremos si la obra es capaz de sobrevivir sola a quien la encarg¨®.
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