Pasar a los hechos
El ministro Rajoy y el consejero Balza plantearon ayer dos discursos paralelos. Ahora tendr¨¢n que cruzarlos de manera que el resultado sea una mayor eficacia policial contra el terrorismo y sus derivaciones callejeras. El ministro del Interior ampli¨® y precis¨® las propuestas que Aznar present¨® en su ¨²ltima reuni¨®n a Ibarretxe y que van desde el apoyo pol¨ªtico por parte del Gobierno de Vitoria a las iniciativas judiciales contra el entorno etarra hasta la puesta en marcha de un plan conjunto contra la kale borroka. El consejero vasco respondi¨® con un cat¨¢logo de reivindicaciones, viejas o nuevas, que incluyen el aumento de efectivos de la Ertzaintza y cuyo hilo conductor es la exigencia de presencia en diversos organismos, nacionales e internacionales, relacionados con la seguridad.
Esto ¨²ltimo es una vieja reivindicaci¨®n nacionalista, sin que sea evidente su relaci¨®n con el objetivo de eficacia antiterrorista, al menos de manera inmediata; pero algunas de esas propuestas pueden ser elementos para recuperar la confianza rec¨ªproca. Porque lo evidente es que esa confianza brilla por su ausencia, y ello explica m¨¢s que cualquier otro factor las dificultades para establecer una cooperaci¨®n operativa eficaz entre las polic¨ªas respectivas. La presencia en los organismos de la Uni¨®n Europea, por ejemplo, planteada por los nacionalistas como su nuevo horizonte reivindicativo en todos los terrenos, y no s¨®lo en el de seguridad, podr¨ªa estudiarse, de acuerdo con la experiencia de los pa¨ªses con constituci¨®n federal, como Alemania. Pero ello es imposible sin acreditar una lealtad constitucional, que dista de ser evidente en el caso del nacionalismo vasco, que propone a la vez el cumplimiento ¨ªntegro del Estatuto de acuerdo con su interpretaci¨®n del mismo y su superaci¨®n modificando las reglas de juego.
Algunas de las propuestas de Rajoy, orientadas a la deslegitimaci¨®n pol¨ªtica del mundo etarra, servir¨ªan para poner a prueba la voluntad nacionalista al respecto. Por ejemplo, que se apoyen las extradiciones de activistas, o las iniciativas de Garz¨®n contra el entorno etarra; la referencia a posibles suplicatorios contra dirigentes como Josu Ternera est¨¢ fuera de lugar porque no es necesaria para procesar a diputados auton¨®micos.
Tras su entrevista con el Rey, Ibarretxe dijo con toda claridad que su prioridad era la lucha contra ETA y garantizar los derechos y libertades de los ciudadanos perseguidos por los terroristas. Se estaba a la espera de comprobar en qu¨¦ medidas concretas, pol¨ªticas y policiales, se traduc¨ªa esa declaraci¨®n. No se pudo avanzar gran cosa en la entrevista entre Aznar e Ibarretxe. Entre otras razones, porque no hab¨ªa habido un acercamiento previo, imprescindible si se quiere obtener respuestas concretas a propuestas que tambi¨¦n lo sean. Tal vez ayer pas¨® lo mismo, pero dio la impresi¨®n de que Rajoy y Balza pueden entenderse. El segundo dijo recientemente que mantiene contactos telef¨®nicos habituales con el ministro. En todo caso, las cartas ya est¨¢n sobre la mesa, y los equipos respectivos deber¨¢n precisar ahora el ¨¢rea de acuerdo.
Del paquete de Rajoy, lo que m¨¢s interesa a los ciudadanos es la posibilidad de un plan conjunto para aumentar la eficacia de la lucha contra la kale borroka, ahora que nadie niega que forma parte de la estrategia etarra de intimidaci¨®n, y que es la principal v¨ªa de reproducci¨®n generacional del terrorismo. Pero es tambi¨¦n el punto en el que puede haber mayor resistencia de Vitoria, por razones de fuero. Si hubiera confianza pol¨ªtica, la especializaci¨®n de la Ertzaintza en esa lucha, que ser¨ªa funcional en muchos sentidos, no ser¨ªa contradictoria con la cooperaci¨®n con ella, especialmente en el terreno de la informaci¨®n, de las fuerzas de seguridad del Estado.
Pero la confianza pol¨ªtica es la condici¨®n, y recuperarla exige sacar las consecuencias pr¨¢cticas que se desprenden de la prioridad otorgada al combate contra ETA. Entre ellas, reconstruir la unidad de los dem¨®cratas y, para ello, reforzar y acreditar el marco de convivencia en que, hoy por hoy, se reconoce la mayor¨ªa de los ciudadanos vascos.
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