DARIO FO ROZA LA GENIALIDAD CON 'LA GAZZETTA' DE ROSSINI
El Festival de Pesaro ha comenzado con brillantez. El director italiano hizo una puesta de escena oper¨ªstica elegante, ligera y llena de alegr¨ªa de vivir. Pier Luigi Pizzi ofreci¨® una aut¨¦ntica fiesta musicalde barroquismograndioso.
En el a?o del retorno de Alberto Zedda como director art¨ªstico, el Festival Rossini de Pesaro ha reunido para las nuevas producciones a los tres directores de escena italianos m¨¢s identificados, aunque desde perspectivas muy diferentes, con el universo rossiniano. Confrontar en una misma edici¨®n los puntos de vista teatrales de Dario Fo (La gazzetta), Pier Luigi Pizzi (Le nozze di Teti e di Peleo) y Luca Ronconi (La donna del lago) es un privilegio.
Este verano, el teatro Rossini est¨¢ cerrado por obras en Pesaro, con lo que la inauguraci¨®n del festival se ha llevado a una villa del XVII en las afueras de la ciudad, con jardines a la italiana y extensas zonas verdes con abundante arbolado, donde se ha levantado un teatro de madera de disposici¨®n semicircular, plenamente fusionado con la naturaleza. Para llegar all¨ª se ha construido una inmensa escalera de 200 pelda?os, con alfombra roja incluida, y un peque?o camino de acceso con luces bajas laterales. Un marco espectacular para una inauguraci¨®n de post¨ªn, con una fiesta musical que, partiendo de Le nozze di Teti e di Peleo, ha integrado tambi¨¦n la cantata Giunone, el ballet del segundo acto de Armida, arias de La italiana en Argel o la cantata La riconoscenza, o una triple versi¨®n del rond¨® final de La cenerentola para soprano, contralto y tenor, con las voces de Patrizia Ciofi, Ewa Podles y Rockwell Blake.
Pier Luigi Pizzi ha desplegado para la ocasi¨®n toda la grandilocuencia de sus recursos escenogr¨¢ficos: dos templos griegos, plataformas m¨®viles, esculturas cl¨¢sicas y, en fin, un vistoso vestuario en blancos, dorados y ocasionalmente rojos. El espectacular barroquismo de Pizzi est¨¢, en cualquier caso, acicalado con un evidente sentido del humor en el tratamiento de los personajes y situaciones. El dominio del espacio es apabullante. Los tr¨ªos de bailarinas en la parte superior de los templos o las figuras ascendiendo por las colinas del fondo son de un irresistible atractivo pl¨¢stico y po¨¦tico. Pizzi se muestra excesivo, desde luego, pero su lectura es de una enorme coherencia. Hay una concepci¨®n elevada del divismo, pero tambi¨¦n una mirada paralela distanciada e ir¨®nica. El movimiento, la necesidad del baile, el impulso r¨ªtmico, vienen marcados por la m¨²sica. Es un espect¨¢culo esteticista, grandioso, brillante, a veces ampuloso, ideal para una inauguraci¨®n.
Lo de Dario Fo con La gazzetta es otra historia. Fo se instala en la genialidad desde la visi¨®n ling¨¹¨ªstica, teatral y musical del espect¨¢culo. Es la suya una lectura sutil, elegante, ligera, llena de alegr¨ªa de vivir, entendiendo a la perfecci¨®n lo que es la locura organizada de Rossini, con toda la tradici¨®n del teatro a sus espaldas, pero sin caer en ning¨²n academicismo y mucho menos en la necesidad de tener que explicar historias argumentales atendiendo exclusivamente al soporte literario.
La aproximaci¨®n a Rossini de Fo parte fundamentalmente de su m¨²sica. As¨ª se explica la enorme vitalidad que poseen las secuencias pl¨¢sticas, el concepto de farsa y de humanismo a la vez que desprenden los personajes, la abstracci¨®n y el absurdo desentra?ados desde el movimiento y la sugerencia po¨¦tica. Hay una fuerza trepidante en cantantes, actores y bailarines. Los gags se suceden como burbujas de champ¨¢n. No trata Fo de presentar la ¨®pera como teatro de prosa, sino como teatro l¨ªrico, con todo lo que ello trae consigo. Y recurre a recursos del mimo, de la comedia musical o del cine antiguo si ello favorece el ritmo interior del espect¨¢culo. La frescura, la originalidad de las ideas, se imponen sin tregua. Los cantantes -Bonfadelli, Spagnoli, Siragusa, Pratico...- est¨¢n excelsos, y tambi¨¦n la orquesta juvenil del festival, dirigida con gracia y ligereza por Maurizio Barbacini.
Despu¨¦s de El barbero o La italiana, esta Gazzetta supone el definitivo punto de encuentro entre Fo y Rossini. Un sector del p¨²blico no vio con buenos ojos sus atrevimientos. All¨¢ ellos. El resto (gran mayor¨ªa) disfrut¨® de lo lindo.
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