Milingo
El ex obispo de Lusaka, Emmanuel Milingo, vuelve a ser fiel a la Iglesia cat¨®lica. Los 'fraternales consejos' de que ha sido destinatario parecen haber tenido efectos tan milagrosos como los exorcismos y las batallas particulares contra el diablo que este obispo zambiano acostumbraba a librar. Han bastado unos d¨ªas de conversaciones directas con miembros de la jerarqu¨ªa vaticana para que el d¨ªscolo obispo se manifestara en una carta, que no en persona, convencido de haberse comportado como un atolondrado adolescente en su decisi¨®n de romper con Roma y casarse con una mujer surcoreana, nada menos que por el rito de la secta Moon.
Milingo siempre fue un exc¨¦ntrico. Si a casi nadie en el Vaticano le hac¨ªan gracia sus cruzadas de exorcismo ind¨ªgena, menos a¨²n se entusiasmaron con su participaci¨®n en el Festival de San Remo, su gira con monjas cantantes o el disco que grab¨® en zul¨² con Lucio Dalla, Gubudu (Borracho). Es sabido, al menos desde el siglo V, que, en lo que respecta a bromas, Roma admite las m¨ªnimas.
Estamos ante el argumento de una ¨®pera bufa, pero no s¨®lo. Hay datos para la reflexi¨®n. Personas poco dadas a bromas tienen muy buena opini¨®n de Milingo. Y es sabido que la secta Moon utiliza t¨¦cnicas muy elaboradas para arrebatar la voluntad a quienes son objeto de su agresivo proselitismo. En varios pa¨ªses hay causas judiciales abiertas que intentan dilucidar en qu¨¦ medida esta organizaci¨®n manipula conciencias y afectos con fines de poder e influencia. Pero tambi¨¦n llama la atenci¨®n que una instituci¨®n con 2000 a?os de experiencia sea incapaz de ofrecer otra cosa que una poco convincente carta del propio Milingo. Atr¨¢s queda una mujer reci¨¦n casada, de nuevo soltera y, seg¨²n insinuaciones propias, embarazada de su ef¨ªmero marido. Lo que plantea un dilema moral. Que un hombre abandone a su mujer es algo que est¨¢ mal desde cualquier credo. ?Deja de estarlo si quien abandona es un obispo?
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