Los colores de Vespella de Gai¨¤
Cuando uno llega a Vespella de Gai¨¤ (Tarragon¨¨s) lo primero que ve, en medio de un ondulado paisaje de secano en el que reverbera el sol, es un grupo de casas con una particularidad original: algunas de ellas est¨¢n pintadas de colores muy vivos: azul, ocre, rojo, verde... Al llegar al pueblo, casi en la misma carretera, aparece una plaza presidida por una fuente art¨ªstica y con una gran pintada en el suelo que indica que dos y dos son cinco. Queda claro que aqu¨ª manda la imaginaci¨®n. No muy lejos, un callej¨®n lleva el nombre de Joan Brossa, pero escrito en alfabeto cir¨ªlico. No est¨¢ mal para empezar. Al menos uno tiene de entrada la sensaci¨®n de que Vespella de Gai¨¤ es un pueblo tocado de un aire art¨ªstico que lo convierte en un original para¨ªso.
En este 'pueblo visual', Joan Brossa ley¨® el preg¨®n m¨¢s corto de la historia. Sali¨® al balc¨®n del Ayuntamiento y dijo dos palabras: 'El preg¨®'
El alcalde de Vespella es Rafael Bartolozzi. Naci¨® en Pamplona en 1943 y se vino a estudiar a Barcelona cuando ten¨ªa 20 a?os. Se hizo artista, tuvo una ¨¦poca beatnik, despu¨¦s se hizo hippy, coquete¨® con la gauche divine y despu¨¦s de tantas emociones decidi¨® quedarse en Catalu?a. Su obra m¨¢s conocida, en colaboraci¨®n con Arranz Bravo, es la f¨¢brica pintada de Parets del Vall¨¨s. Se la ve junto a la autopista y muchos la admiran sin saber que aquello es arte. Todo un m¨¦rito.
Desde su casa de Vespella de Gai¨¤, el Mas Margod¨ª, Bartolozzi contempla el perfil de montes resecos, punteados de algarrobos, y lamenta el incendio que arras¨® los aleda?os del pueblo hace ocho a?os. 'Fue terrible', recuerda. 'Quem¨® 1.000 hect¨¢reas en tres horas; era como una lengua de fuego que avanzaba muy de prisa'.
La casa de Bartolozzi, de 1972, es una casa de artista. Son, de hecho, varios cub¨ªculos diseminados por un bosque. De varios colores: azul, amarillo, rojo... En uno de ellos est¨¢n la cocina y una sala inmensa, muy acogedora. Cada habitaci¨®n ocupa un cub¨ªculo aparte, con ¨¢rboles alrededor. 'La casa est¨¢ pensada para hacer vida fuera', comenta Bartolozzi. 'El clima lo permite'. En el mayor de los cub¨ªculos est¨¢ el estudio, donde reina el desorden y un ambiente art¨ªstico. No muy lejos, la piscina se abre a un paisaje de luz gastada, con el mar de Torredembarra al fondo.
'Yo creo que el nombre de Margod¨ª viene de Mar Gaudir, disfrutar el mar', comenta Bartolozzi. 'Lo bueno de Vespella es que, estando en el interior, est¨¢ muy cerca del mar. Y de Tarragona. Es un lugar ideal. Lo descubr¨ª de un modo casual en 1967. Ten¨ªamos que hacer una exposici¨®n con Llim¨®s, Sala y Arranz Bravo y decidimos encerrarnos en alg¨²n sitio para trabajar juntos. Un amigo ten¨ªa una casa por aqu¨ª y buscamos por esta zona. Al final, por casualidad, encontramos una casa en La Nou, el pueblo vecino. ?ramos un grupo hippioso y la gente del pueblo se asust¨® tanto que el primer d¨ªa nos mandaron al somat¨¦n. M¨¢s adelante, en 1972, decid¨ª huir de Barcelona. Era la ¨¦poca en que estaba de moda irse al campo. El hombre que nos hab¨ªa alquilado la casa en La Nou me dijo que ten¨ªa unos terrenos, me ofreci¨® ¨¦ste, me gust¨® y me qued¨¦'.
Cuando le recuerdo que en aquellos a?os se llevaba m¨¢s la opci¨®n del Empord¨¤, Bartolozzi sonr¨ªe. 'A m¨ª me gusta la luz de aqu¨ª y el clima de aqu¨ª', dice. 'Aqu¨ª el paisaje es m¨¢s pagano. Es un lugar privilegiado, digno de romanos. En Emp¨²ries estuvieron los griegos, pero los romanos buscaban m¨¢s calidad de vida, y el clima aqu¨ª es un lujo todo el a?o'.
Cuando uno pasea por Vespella se da cuenta enseguida de que el paisaje es muy distinto del que hay en el Empord¨¤. M¨¢s duro, quiz¨¢, con una tierra menos rica, pero con una luz m¨¢s mediterr¨¢nea. Es un paisaje digno de los primeros a?os de Mir¨®, un para¨ªso distinto que no se ofrece de entrada, sino que necesita de la mirada pausada. Desde 1991, Bartolozzi es alcalde de Vespella de Gai¨¤, una localidad que en sus carteles de promoci¨®n se proclama 'pueblo visual', una localidad en la que el poeta Joan Brossa ley¨® el preg¨®n m¨¢s corto de cuantos jam¨¢s haya habido. Se limit¨® a salir al balc¨®n del Ayuntamiento, dijo que iba a leer el preg¨®n y ley¨® un discurso de dos palabras: 'El preg¨®'.
'Me enga?aron dici¨¦ndome que lo de ser alcalde no lleva ning¨²n trabajo', sonr¨ªe Bartolozzi, 'pero enseguida vi que hab¨ªa que tomarse las cosas en serio. Convocamos el premio de poes¨ªa visual, ofrecimos a los vecinos pintar las casas de colores y le echamos un poco de imaginaci¨®n'.
Vespella de Gai¨¤ es un pueblo peque?o y disperso. Son s¨®lo 230 habitantes, pero la mayor¨ªa ve bien la iniciativa art¨ªstica de Bartolozzi. Ha puesto el pueblo en el mapa. Entre vi?as y campos de algarrobos van surgiendo proyectos ambiciosos, como el que ahora prepara Rafael Bartolozzi: crear una fundaci¨®n art¨ªstica llamada Ox¨ªmoron que se instalar¨¢ en una casa del campo del siglo XVIII y becar¨¢ a j¨®venes artistas para que realicen all¨ª sus obras. 'Me hace mucha ilusi¨®n', comenta Bartolozzi. 'Habr¨¢ una residencia para 10 o 12 personas y un taller. Esto har¨¢ que se mantenga el esp¨ªritu creativo de la zona'.
'El reto es mantener la personalidad art¨ªstica y ecol¨®gica del pueblo', insiste Bartolozzi. 'En 1991 hab¨ªa s¨®lo 67 habitantes y ahora ya hay 230. La gente que se instala aqu¨ª es muy particular, muy individualista. Busca tranquilidad y no quiere que esto se estropee. Hay artistas j¨®venes que buscan casas por aqu¨ª, pero no es f¨¢cil, ya que en la mayor parte del t¨¦rmino municipal no se puede construir'.
En medio de este paisaje reseco llaman poderosamente la atenci¨®n las casas pintadas del pueblo. Bartolozzi lo justifica as¨ª: 'A m¨ª, desde que pint¨¦ la f¨¢brica de Parets, siempre me han gustado las casas pintadas. De hecho, antes sol¨ªan pintarse las casas con colores como los que hay ahora en Vespella, hasta que Carlos III mand¨® encalarlas para luchar contra una plaga. Hice un estudio serio de los colores de antes y empezamos a pintarlas de azul, de ocre, etc¨¦tera. En Italia hay algunos pueblos que se siguen pintando as¨ª y es precioso'.
Cuando uno se aleja de Vespella de Gai¨¤ no puede evitar detenerse para echar la vista atr¨¢s, para mirar una vez m¨¢s esas casas pintadas que rompen la monoton¨ªa del paisaje y que anuncian, de alg¨²n modo, un para¨ªso distinto.
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