Viaje en un canasto
Recorrer el camino entre el pueblo y la playa de La Primera Torre se convirti¨® en lo mejor de cada verano. Les he preguntado a mis hermanos y est¨¢n casi de acuerdo en que yo todav¨ªa no hab¨ªa cumplido los dos a?os cuando me llevaron por primera vez a ese lugar m¨ªtico de mi infancia. Somos nueve hermanos y yo soy el m¨¢s peque?o, as¨ª que era un juguete para los mayores y ten¨ªa la suerte de hacer gran parte del paseo de dos horas metido en un canasto.
Ir a la playa era todo un acontecimiento, mis mejores recuerdos son las an¨¦cdotas del recorrido. Sal¨ªamos toda la familia al amanecer. Adem¨¢s de mis hermanos, se apuntaban otros tantos primos; algunos d¨ªas ¨¦ramos m¨¢s de 20. El ¨²nico veh¨ªculo era la moto de mi t¨ªo. En ella se cargaban los bultos m¨¢s pesados, porque hab¨ªa que llevarse bastante comida, y un pasajero que era el encargado de ir montando el tenderete. Mientras que nosotros ¨ªbamos caminando, menos yo que pasaba del canasto a los brazos de alguna de mis hermanas, mi t¨ªo daba un viaje tras otro con la moto. La costa era totalmente diferente. Atraves¨¢bamos la playa de la Atunara y en lo que hoy es el puerto, entonces no hab¨ªa nada urbanizado, pero la verdad es que aunque el paisaje ha cambiado, sigue siendo un lugar tremendamente atractivo.
La primera parada era cerca de la Iglesia del Carmen para comprar los volaores, el pescado seco al sol que ¨ªbamos mordisqueando el resto del camino. Despu¨¦s pas¨¢bamos por Los Anclas, para m¨ª era como un cementerio de elefantes, pero en lugar de esqueletos hab¨ªa anclas al lado de un cuartel de la Guardia Civil abandonado, de esos que tienen aspecto fantasmag¨®rico. Son las mismas anclas que el Ayuntamiento de La L¨ªnea ha utilizado para adornar algunas fuentes y plazas de la ciudad.
Las dos horas andando justificaban que pas¨¢ramos el d¨ªa entero, hasta la puesta de sol, en la playa. El d¨ªa se nos escapaba cogiendo mejillones en las rocas y pescando. Las excursiones a playa de la Torre se sucedieron a?o tras a?o hasta que, a principio de la d¨¦cada de los setenta, mis hermanos empezaron a casarse y el grupo se dispers¨®. La playa, que se ha conservado mejor que otras de la costa gaditana, es realmente hermosa. A los pies de la torre se divisa Gibraltar entre la bruma. Cada vez que paso por all¨ª, el verano pasado estuve por ¨²ltima vez, es como el reencuentro con un para¨ªso particular.
Javier Velasco es artista pl¨¢stico y naci¨® en La L¨ªnea de la Concepci¨®n en 1963.
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