Machado, el otro
No s¨¦ si ampar¨¢ndose en las indefensiones del verano, quiz¨¢s a la manera de globo sonda, el hecho es que la Delegaci¨®n de Cultura (PA) del Ayuntamiento hispalense acaba de lanzar la idea de traerse al Pante¨®n de Sevillanos Ilustres los restos de Manuel Machado. Felizmente fracasados otros intentos similares con los de Antonio, no me resulta del todo inocente que se quiera conseguir ahora con el mayor de los hermanos. Pues no parece casual que sea siempre la misma parte de la sociedad sevillana (dig¨¢moslo amablemente, la m¨¢s apegada a las 'tradiciones') la que de cuando en cuando da rienda suelta a una especie de necrofilia compulsiva, que suele derivar en manejos mortuorios con los que considera personajes m¨¢s 'suyos'. A nadie de ese sector se le ocurri¨® reclamar el a?o pasado para tan lustroso mausoleo a Mart¨ªnez Barrios (menos mal). En cambio s¨ª lo fue, con toda la pompa habitual, Fern¨¢n Caballero. M¨¢s claro, imposible.
De siempre me he manifestado en contra de estos trasiegos de difuntos (y algo tuve que ver en que se dejara en paz a Machado el bueno en Colliure, adonde lo llevaron sus ejemplares convicciones), por una sencilla raz¨®n: el lugar donde reposan las personalidades forma parte de la historia, que es de todos. Y desde luego, la tumba innumerable de los perseguidos por el franquismo, a lo largo y ancho de Europa y de Am¨¦rica, es un testimonio muy elocuente de lo que ocurri¨®, como tambi¨¦n lo es la de aquellos que encontraron acomodo entre los sediciosos.
En este caso ni siquiera aparecen las equ¨ªvocas apelaciones a la reconciliaci¨®n que ya envolv¨ªan una propuesta semejante de la ¨²ltima corporaci¨®n franquista, y que inclu¨ªa a los dos hermanos. M¨¢s bien parece confiarse en que el tiempo transcurrido lo haga innecesario, o es que ya no se considera pol¨ªticamente correcto recordar que este pobre poeta se enrol¨®, con armas y bagajes, con vergonzantes versos y ditirambos, en la fechor¨ªa de los insurgentes, en plena Guerra Civil. Y mientras su hermano ten¨ªa que emprender la huida de aquellos mismos fascistas, hasta morir en el exilio, ¨¦l aceptaba que se le ingresara precipitadamente en la Real Academia (1938), y en su discurso se despachaba a modo contra el Frente Popular, 'esa inicua persecuci¨®n que tantos m¨¢rtires est¨¢ dando a la Iglesia'. Esta nueva iniciativa apunta m¨¢s bien a reivindicar la figura de un poeta que tuvo la mala suerte de que su hermano menor lo eclipsara con su m¨¢s alta estatura, desde luego moral, pero tambi¨¦n est¨¦tica. Dicho de otra manera, intentar liberar a Manuel de la generosa consideraci¨®n de 'gran poeta menor' a que siempre lo conduce el inevitable contraste con Antonio. Pues que tengan cuidado. Salvo un pu?ado de poemas notables, el conjunto de la obra del otro Machado resiste mal el paso del tiempo, a causa del amanerado decadentismo de quien no pas¨® de ser un discreto imitador de Verlaine. (Ya escrib¨ª por extenso sobre este asunto en Doce comentarios a la poes¨ªa de M. M. Universidad de Sevilla, 1975). Eso, sin meternos en otras honduras ideol¨®gicas, como sus opiniones acerca de la mujer ('ideal y animal', 'gata y ¨¢ngel', 'santa y hero¨ªna, que ama las nubes, y el dolor, y la cocina') que hoy har¨ªan sonrojar a cualquiera. Que tengan cuidado, digo, no sea que con tanto ajetreo se acabe cayendo uno de los dos adjetivos de 'gran poeta menor', y no precisamente el segundo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.