Sal art¨ªstica
El tipismo y la exclusividad caracterizan la artesan¨ªa de 'barcos de sal' de Torrevieja
El viejo salinero levanta la tabla que flota en el centro de la Laguna Salada de Torrevieja y un enorme barco decorativo de m¨¢s de un metro de eslora aparece en las tranquilas aguas. Miles de cuadraditos de sal impregnan el objeto y le dan su exclusivo aspecto, el de los famosos barcos de sal torrevejenses que unos pocos artesanos antiguos siguen fabricando con la pasi¨®n del buen hacer.
Iniciada hace m¨¢s de cien a?os por artesanos locales, la fabricaci¨®n de barcos de sal en la Laguna de Torrevieja (a partir de la plena explotaci¨®n salinera de ¨¦sta en el siglo XIX) ha ido siempre ligada a la industria principal. Son de hecho trabajadores salineros los que conservaron esta artesan¨ªa y los que a¨²n la mantienen. Lo hac¨ªan como complemento del trabajo principal de extraer sal. Las blancas naves, de todos los tama?os, son hoy codiciadas por las tiendas de regalos y son de hecho uno de los m¨¢s apreciados obsequios que dona el Ayuntamiento.
La afici¨®n marinera y la industria de las Salinas de Torrevieja se condensan en estas t¨ªpicas maquetas cuajadas de sal, de modo natural, en la laguna.
Algunos llevan m¨¢s de cincuenta a?os haciendo ¨¦stos barcos y hoy, ya jubilados, contin¨²an fabric¨¢ndolos con esmero. Es el caso de Antonio Ros Pardo, m¨¢s conocido como El Poli en la Torrevieja aut¨®ctona, quien a sus 77 a?os sigue cada d¨ªa la labor. Este verano present¨® 14 barcos, algunos de m¨¢s de metro y medio de largos, en la anual Muestra de Artesan¨ªa Salinera que se celebra a finales de julio en la localidad. Fue carpintero de ribera y salinero, y uniendo ambos oficios se especializ¨® en la fabricaci¨®n de barcos de sal a mediados del siglo pasado. 'Madera fina, hilo, trapo de algod¨®n y coser bien es todo lo que hace falta', explic¨® ayer el veterano artesano, 'y luego la laguna hace lo dem¨¢s'. Efectivamente, ¨¦stos artesanos desarrollan una meticulosa y larga labor fabricando los barcos, que son desde peque?o tama?o hasta m¨¢s de metro y medio de eslora, de longitud, en sus talleres. No deben usar nada met¨¢lico y s¨ª dejar toda la obra cubierta de trapo o hilo de algod¨®n; sus goletas, fragatas, pailebotes o chalupas son llevados luego en barca al interior de la Laguna Salada de Torrevieja y colocadas, colgando de tablas flotantes, bajo las aguas supersalinas en los meses de junio o julio cuando mayor salinidad y capacidad de cuaje tienen. 'Cuando arrancan las Salinas a cuajar, ya con 27 grados o m¨¢s de sal, es la mejor ¨¦poca, y si es con viento de Levante, mejor', explica El Poli, que en un d¨ªa o tres extrae del agua el resultado: la sal ha cuajado con finos cristales blancos sobre la obra, cubri¨¦ndola de una magia que no se logra en otro sitio del mundo. El orgullo del artista luego se seca y se expone y vende, siempre en urnas de cristal que a¨ªslen a la obra de la humedad; 's¨¦ que duran m¨¢s de 40 ¨® 50 a?os porque los he visto', dijo el artesano.
Desde diez o quince mil pesetas los m¨¢s peque?os hasta cerca de cien mil otros m¨¢s grandes, los barcos de sal de Torrevieja obtienen f¨¢cil venta por la escasez de artesanos que se dedican a crearlos. 'S¨®lo quedamos tres o cuatro', dijo Antonio Ros, 'Pero esto nos gusta porque lo hemos hecho toda la vida y siempre quieres hacer un barco m¨¢s y m¨¢s art¨ªstico'.
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