Sacos de portland
En el interior de muchos cerebros ning¨²n material se identifica tanto con el progreso como el cemento. Nada lo representa con tanta veracidad. Ni la m¨¢quina de vapor, ni la bombilla, ni el water closed, que a Josep Pla se le antojaba que era lo que m¨¢s hab¨ªa contribuido al bienestar de la humanidad. Ni mucho menos los intangibles como la proclamaci¨®n de los Derechos Humanos, el protocolo de Kioto o la secuenciaci¨®n del genoma. A mayor n¨²mero de sacos de portland, m¨¢s progreso. ?ste, parece, es el secreto de la prosperidad.
El cemento est¨¢ en el esp¨ªritu de los planes de ordenaci¨®n urbana y en sus revisiones. Es la m¨¦dula de las mociones de censura, el alimento de la pol¨ªtica municipal y el sustento del Estado y sus administraciones subsidiarias. Hace el caldo tan gordo que da de comer a un destacamento de comisionistas. Aunque tambi¨¦n es el lenguaje de los ingenieros y los arquitectos, y a menudo alcanza la textura del arte y la belleza. Y sobre todo, administrado con responsabilidad, ha hecho el mundo un poco mejor y m¨¢s resistente. Su problema est¨¢ en la dosis.
Como reflejo de esta evidencia, en el territorio valenciano prosperaron varias factor¨ªas de cementos artificiales en el siglo XX. Dos grandes empresas, Asland, en Sagunto y Benag¨¦ber, y Valenciana de Cementos, en Bu?ol y Sant Vicent del Raspeig, se repartieron la mayor¨ªa de la producci¨®n, mientras que otras sociedades menores, como Cementos Turia, de Burjassot, y Cementos Peyland, de Riba-roja, tambi¨¦n encontraron su sitio en la fabricaci¨®n de esta materia prima b¨¢sica en la industria de la construcci¨®n.
Se trata de un conglomerado obtenido de la mezcla de arcillas y materias calc¨¢reas, con una r¨¢pida velocidad de fraguado y una gran resistencia. Estas factor¨ªas se especializaron en el cemento tipo portland, obtenido a partir de un molido de arcilla y caliza, que luego era sometido a cocci¨®n para conseguir el clinker y aplicarle un nuevo molido al que se le a?ade yeso. La ubicaci¨®n de las f¨¢bricas respond¨ªa casi siempre a criterios de proximidad a las canteras o a los nudos de distribuci¨®n, y este azar proyectaba un hondo sentimiento social en la poblaci¨®n de acogida.
En 1922 la compa?¨ªa Valenciana de Cementos instal¨® su factor¨ªa en Bu?ol, junto a la carretera N-III, sobre lo que antes hab¨ªa sido una f¨¢brica de cal hidr¨¢ulica. La pol¨ªtica de construcci¨®n de obras p¨²blicas impulsada por el Estado durante los a?os de la dictadura de Primo de Rivera fue un gran est¨ªmulo para el desarrollo de esta f¨¢brica, incluso propici¨® la creaci¨®n de la factor¨ªa de Sant Vicent del Raspeig. Bu?ol hab¨ªa desplegado una importante industria desde finales del siglo en la fabricaci¨®n de papel, molinos harineros y batanes, aprovechando los saltos del r¨ªo Juanes, pero fue esta cementera cebada durante una dictadura la que favoreci¨® un movimiento obrero ejemplar.
Mientras la derecha llenaba la costa con una barrera de tartas de cemento, Bu?ol dejaba de ser La peque?a Suiza, que fue en el siglo XIX por sus excursiones entre fuentes y montes, para convertirse en La peque?a Rusia. Por debajo del afilado navajeo financiero entre los Serratosa, Garnica y Mario Conde, el cemento tambi¨¦n ha fraguado una identidad pol¨ªtica singular en Bu?ol, donde, varios a?os despu¨¦s de la debacle de las izquierdas, la derecha a duras penas alcanza tres de los 13 concejales. Es como si la izquierda hubiese mimetizado all¨ª las propiedades de este molido de arcilla y caliza.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.