Universalidad de la raz¨®n
Dos monograf¨ªas sobre Enmanuel Levinas confirman el aumento de su presencia en Espa?a y reivindican su lugar en la filosof¨ªa. Son libros complementarios, mientras uno aborda la parte creativa y lo filos¨®fico del pensador franc¨¦s, el otro ahonda en lo jud¨ªo del mismo.
Enmanuel Levinas es un autor en alza, tambi¨¦n en Espa?a, si atendemos al n¨²mero de traducciones, tesis doctorales, encuentros a ¨¦l dedicados, y monograf¨ªas como ¨¦stas de Patricio Pe?alver y Alberto Sucasas.
ARGUMENTO DE ALTERIDAD
Patricio Pe?alver Caparr¨®s Editores. Madrid, 2001 225 p¨¢ginas. 2.300 pesetas
EL ROSTRO Y EL TEXTO. LA UNIDAD DE ?TICA Y HERMEN?UTICA
Alberto Sucasas Anthropos. Barcelona, 2001 270 p¨¢ginas. 2.300 pesetas
Durante varias d¨¦cadas fue visto como un autor marginal y raro, del que s¨®lo se ocupaba la tribu de fenomen¨®logos o especialistas del pensamiento jud¨ªo. Argumento de alteridad, de Patricio Pe?alver, reivindica un lugar de honor en la filosof¨ªa sin adjetivos, exigiendo y proponiendo rigor en su lectura. Este enfoque no es ocioso, pues el Levinas semiclandestino de antes corre el riesgo de ser ahora devaluado con lecturas te¨ªstas, humanistas o posmodernas, tan entusiastas como inapropiadas.
Levinas, introductor en Francia de Husserl y Heidegger, y buen conocedor de Rosenzweig y Cohen, es decir, del pensamiento jud¨ªo moderno, es un autor exigente. Pe?alver brinda al lector veinte a?os de reflexi¨®n con un libro que es un paseo por los secretos de Totalidad e infinito, el texto fundamental del autor lituano-franc¨¦s. Basta comparar la soltura de las reflexiones de Pe?alver con las oportunas citas de Levinas para darse cuenta de la claridad de aqu¨¦l y de la exigencia de ¨¦ste.
De la lectura del libro se desprende que Levinas es un autor ambicioso, original. Es ambicioso porque, al igual que Heidegger y que su maestro Rosenzweig, se enfrenta a la filosof¨ªa occidental, la que va desde Jonia hasta Jena, es decir, desde los presocr¨¢ticos hasta Hegel. Se enfrenta a ella y denuncia una latente ontolog¨ªa de la guerra en la famosa racionalidad europea. Es original porque su pensamiento pivota sobre el otro y no sobre el yo, primando la alteridad sobre la autonom¨ªa, santo y se?a del pensamiento moderno. El resultado es una filosof¨ªa creativa y fecunda como muestra el hecho de que se recurra a ella cuando la can¨®nica no sabe qu¨¦ decir.
El enfoque de Alberto Suca
sas es diferente. Si Pe?alver acent¨²a lo filos¨®fico del pensador jud¨ªo, El rostro y el texto. La unidad de ¨¦tica y hermen¨¦utica, lo jud¨ªo del pensador franc¨¦s. Analiza dos lugares tan levinasianos como el libro y el rostro para desvelar la estructura del ser humano y del modo de ser de la vida. El libro es el principio de la vida, en ¨¦l est¨¢ escrito el destino del hombre; pero el libro sin lector, sin lectura, es letra muerta; y el texto, una vez entendido, obliga a cambiar el mundo. La interpretaci¨®n conlleva transformaci¨®n del mundo, mal que le pese al otro jud¨ªo, al autor de la novena tesis sobre Feuerbach, Carlos Marx. En lo que s¨ª coinciden ambos es que sin transformaci¨®n del mundo, la interpretaci¨®n del texto es sospechosa. Otro tanto ocurre con el rostro: al hacer propia la mirada del otro, el hombre se constituye en sujeto humano y la interiorizaci¨®n de esa mirada funda la responsabilidad del hombre ante los dem¨¢s. No es la libertad la que funda la responsabilidad, como se piensa habitualmente, sino la mirada del otro. No es escaso m¨¦rito del autor el mostrar sobradamente que estas tesis, que circulan ya entre hermeneutas y moralistas, tienen su origen en la propia historia de Israel, de ah¨ª la reivindicaci¨®n del juda¨ªsmo, la tradici¨®n olvidada de Occidente. En la alianza de Yahweh con Israel estar¨ªa la matriz com¨²n de la ¨¦tica y de la hermen¨¦utica.
Estos dos enfoques de un pensador como Levinas ponen de manifiesto la complejidad de lo que se suele llamar pensamiento jud¨ªo. Es, por un lado, una filosof¨ªa con pretensiones de validez universal, allende credos y culturas, igual que la que viene de Grecia; pero, por otro, no puede desprenderse de sus or¨ªgenes, del monote¨ªsmo del desierto. Pe?alver muestra que esa filosof¨ªa puede alcanzar la universalidad de la raz¨®n.
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