Capic¨²a
No estoy muy seguro de que los n¨²meros capic¨²a sean de mala o de buena suerte, pero estoy convencido de que el pr¨®ximo a?o 2002 est¨¢ provocando una gran desconfianza en muchos ¨¢mbitos de la sociedad. Posiblemente debe ser porque ya se lea desde la derecha o desde la izquierda viene a significar lo mismo, algo as¨ª como desandar lo andado, como no avanzar nada por muchas vueltas que le demos. De cualquier forma, la consecuencia es que todo el mundo quiere aprovechar el poco resto que nos queda del 2001 para adelantar posiciones y terminar las cosas. No nos fiamos del 2002, lo miremos como lo miremos.
Por estos lugares, se adelanta el debate sobre pol¨ªtica general en las Cortes Valencianas, ara?ando unos d¨ªas o hasta unas semanas a lo acostumbrado en otros a?os, porque el presidente Zaplana quiere ser diligente. Tiene prisa. Pero tambi¨¦n hay urgencia por empezar y terminar con la investigaci¨®n de Gescartera, abarrotada de gente que tambi¨¦n ten¨ªa prisa por hacer m¨¢s dinero. Todo listo, todo terminado y cerrado para antes de fin de a?o. Llega el euro a gran velocidad, ese capic¨²a de la econom¨ªa que se leer¨¢ igual desde Alemania que desde Francia o Espa?a. R¨¢pido, r¨¢pido, todo r¨¢pido, que parece que esto se acaba.
La nueva Ley de Universidades corre veloz hacia el Parlamento, en un intento in¨²til para salvar lo insalvable. La consecuencia inmediata es un crecimiento desesperado en la convocatoria de oposiciones para antes de fin de a?o, una especie de s¨¢lvese quien pueda, se?al inequ¨ªvoca de que adem¨¢s de endog¨¢micas eran una ganga. Nos cuenta la prensa, por ejemplo, que cinco miembros del rectorado de Elche buscan c¨¢tedra antes de que aparezca la ley. Y tambi¨¦n se decretan los escritores que hay que estudiar en el bachillerato valenciano del 2002, que se convertir¨¢n en los autores legales, al margen de que luego no se lean desde la derecha ni desde la izquierda. Al igual que la Iglesia se da prisa en quitar las impurezas en su profesorado de religi¨®n, que llegan tiempos dif¨ªciles y los segundos matrimonios nunca fueron capic¨²as.
La ¨²nica que no parece tener prisa es sanidad, contagiada por alg¨²n tipo de fatalismo y paralizada ante el desastre. Le es igual el 2002 que el 4004. Parece pensar que, al fin y al cabo, todos somos mortales y ante eso hay poco que hacer. Puede que tenga raz¨®n, pero tampoco hay que empujar.
Con tantas carreras y con tanto empe?o en terminar y cerrarlo todo, los ciudadanos ya no sabemos d¨®nde mirar ni en qu¨¦ sitio refugiarnos. Tambi¨¦n queremos hacerlo todo en estos tres ¨²ltimos meses. Compramos lo que sea, vendemos lo que acabamos de comprar, nos matriculamos en cualquier cosa, viajamos a cualquier sitio y no hacemos planes a largo plazo. Y, por supuesto, miramos los telediarios con ojos de pasmo. De acuerdo, llega el 2002 y es un a?o reversible, pero eso no significa que sea susceptible de devoluci¨®n, hay que aceptarlo con serenidad y pensando en el futuro.
Los se?ores del gobierno y de la oposici¨®n har¨ªan bien en tranquilizarse, apaciguar sus ¨¢nimos y no pinchar tanto al personal, que esto es un pa¨ªs y no un hormiguero. De verdad, puedo asegurarlo, hay vida despu¨¦s del 2002. Es m¨¢s, hasta hay vida despu¨¦s de Gescartera.
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