La familia por encima de todo
Richard, su padre, el art¨ªfice del ¨¦xito de las Williams, intenta que el clan no se rompa pese a los problemas surgidos
La historia es conocida. Richard Williams tuvo una aparici¨®n al ver por televisi¨®n c¨®mo una tenista recib¨ªa un premio de 40.000 d¨®lares. Corri¨® a la cocina y anunci¨® a su esposa, Oracene, que tendr¨ªan dos hijas y ser¨ªan campeonas de tenis. '?S¨ª? ?Y c¨®mo lo vamos a pagar?', le respondi¨® ella sin dejar de lavar los platos. Un a?o m¨¢s tarde, en 1980, naci¨® Venus. Y al siguiente, Serena. As¨ª empez¨® a realizarse el sue?o americano de una familia que, en cuatro lustros, ha pasado de la pobreza a la opulencia.
Richard fue quien se ocup¨® de la direcci¨®n de la educaci¨®n y las carreras de sus dos hijas menores -tiene cinco- tras empaparse de tenis con v¨ªdeos y revistas t¨¦cnicas. Fue tambi¨¦n ¨¦l quien decidi¨® quitar la raqueta a Venus cuando ten¨ªa cuatro a?os 'porque demostr¨® excesiva pasi¨®n' y devolv¨¦rsela a los cinco. Tambi¨¦n se mud¨® al barrio de Compton, en Los ?ngeles, para que las ni?as se acostumbraran a vivir en un medio hostil y se hicieran fuertes mentalmente. Luego, les busc¨® un buen entrenador, Rick Macci, pero no les permiti¨® jugar los torneos para j¨²niors. 'Cuando intent¨¦ llevarlas a alguna academia de tenis, siempre me exig¨ªan que Venus dejara los estudios y se dedicara s¨®lo al deporte. Pero me negu¨¦', dice. Ahora tiene la sensaci¨®n de haber hecho bien las cosas. Venus y Serena disputaron en la madrugada de ayer la final del Open de Estados Unidos, las primeras hermanas que se enfrentan por un t¨ªtulo del Grand Slam desde 1884 en Wimbledon. Su acceso al liderato parece pr¨®ximo.
Sin embargo, la vida privada de la familia Williams sufre constantes transformaciones. La adaptaci¨®n al nuevo medio y estilo que supone el dinero no es sencilla. A Richard se le ha tratado de fanfarr¨®n porque algunos de sus actos han sobrepasado cualquier previsi¨®n. 'Estoy pensando en comprar el Rockefeller Center', lleg¨® a afirmar. Y cuando sus hijas se enfrentaron por vez primera en una final, la de Cayo Vizca¨ªno en 1999, se pas¨® el partido levantando pizarras con lemas: 'Bienvenidos al show de los Williams', 'ya lo hab¨ªa previsto', 'esto no pod¨ªa ocurrir en una familia mejor'...
Desde el primer momento, los Williams acusaron al circuito de racismo y cualquier problema lo situaron en ese contexto. Las dem¨¢s jugadoras llegaron a odiar a Venus y Serena. Pero tanto por su postura como por el hecho de que estaban resquebrajando la jerarqu¨ªa. Ante cualquier amenaza, eso s¨ª, Richard impuso la unidad. 'La familia es lo primero, porque el tenis concluir¨¢ para nosotras en diez a?os', advert¨ªa Serena. Pero Venus recibi¨® un golpe cuando su hermana fue la primera en ganar un torneo del Grand Slam, el Open de 1999. 'Aquel d¨ªa dej¨® de hacer tonter¨ªas y comenz¨® a jugar seriamente. Fue una llamada de alerta', explica Oracene. Desde entonces se ha anotado dos veces el Open y otras dos Wimbledon.
El dinero ha llovido. Venus percibir¨¢ 8.000 millones de pesetas de Reebok en cinco a?os. Pero la familia ha sufrido tambi¨¦n contrariedades: Richard es investigado por agresiones a Oracene; Serena se volvi¨® una compradora compulsiva y se gast¨® 40 millones por Internet en ropa, zapatos, aparatos electr¨®nicos..., por lo que requiri¨® tratamiento psicol¨®gico, y Venus, que sigue estudiando dise?o, y ella se han trasladado a otra casa, aunque cercana a la de sus padres.
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