La ciencia, en monumento
El escultor Christian Tobin coloca en Granada sus curiosas columnas movidas por el agua
Hacer flotar a las piedras sobre el agua o mover una roca de doscientos kilos de peso con el dedo me?ique no es cosa de milagrer¨ªa religiosa, sino de astucia cient¨ªfica. O de ingenio art¨ªstico. El mismo que el escultor alem¨¢n Christian Tobin aplica su sus obras: enormes columnas de granito cortadas horizontalmente que se sostienen sobre el agua. Columnas cuyos capiteles est¨¢n en perpetuo movimiento. Tal es el inter¨¦s que despierta la obra de Tobin, que el Parque de las Ciencias de Granada ya tiene algunas de sus piezas. El Ayuntamiento de Granada estudia ahora la posibilidad de encargarle m¨¢s trabajos.
'Realmente, es prodigioso ver c¨®mo el agua puede hacer que se muevan tantos kilos de peso', comenta Ernesto P¨¢ramo, el director del parque y el responsable de que Tobin viajase hasta Granada hace unos d¨ªas. Durante una estancia en Alemania, P¨¢ramo descubri¨® en una ciudad perdida unas columnas que giraban sobre s¨ª mismas por los efectos de la presi¨®n del agua. No cej¨® hasta conocer localizar al creador de aquello.
Por pura coincidencia, sin saberlo, el parque ya pose¨ªa una instalaci¨®n basada en un proyecto de Tobin, la bola flotante. Se trata de una esfera de piedra, de un peso considerable, asentada sobre una fuente. La presi¨®n del agua hace que no exista el rozamiento y que la bola pueda girar con toda facilidad con un leve empuj¨®n. Es la pura ciencia aplicada al arte.
'La verdad es que yo no hago c¨¢lculos cient¨ªficos para crear una escultura', explica Tobin, muniqu¨¦s de 45 a?os. 'Es algo que me sale de dentro, por pura intuici¨®n. En el fondo, utilizo los fen¨®menos de la ciencia como herramientas de mi trabajo'.
Tobin siempre estuvo interesado en esculpir sobre cualquier material mineral. Luego descubri¨® el juego de combinaciones que existe entre la piedra y el agua. Pronto sus obras llegaron a museos y plazas de todo el mundo, Manheim, Ingelheim, Se¨²l... El pasado a?o realiz¨® un grupo escult¨®rico para el memorial de la princesa Diana en Londres, y hace unos meses puso sus tres columnas en el parque granadino.
'El proceso', dice Tobin, 'consiste en esculpir una columna de granito y cortarla transversalmente con una cierta curvatura. Luego se pulen las partes cortadas hasta que coincidan al mil¨ªmetro'. La columna de base tiene una abertura en su interior que permite que por ella fluya el agua. La otra parte de la columna se encaja sobre la base, pero sin llegar a tocarla nunca, porque el agua lo impide. No hay nada que una los dos bloques, ni estructuras met¨¢licas ni clavos de sujecci¨®n. Son tan s¨®lo dos rocas unidas, o separadas, por el agua. Sin embargo, jam¨¢s dejar¨¢n de sostenerse.
'Uno puede empujar la parte superior con todas sus fuerzas para hacerla girar', a?ade Tobin. 'Luego, el bloque volver¨¢ a tener su movimiento habitual'. Las de Granada son columnas cortadas en tres partes: una primera, la base, de muy pocos cent¨ªmetros de altura; una mediana, de casi dos metros, que gira lentamente, y una superior que se mueve con m¨¢s agilidad. El agua hace que nunca se detengan. Son la ciencia en monumento.
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