Los pilares del cielo
La destrucci¨®n de las Torres Gemelas neoyorquinas no s¨®lo devasta vidas humanas, mina la confianza en la sociedad industrial y debilita la musculatura financiera de Manhattan: arrasa tambi¨¦n un s¨ªmbolo de EE UU y una monumental proeza arquitect¨®nica. Estos dos pilares del cielo, que, a la manera de una colosal puerta, daban la bienvenida a Nueva York, fueron, a su t¨¦rmino en 1972 y 1973, los dos rascacielos m¨¢s altos del planeta, y un emblema optimista de la capacidad contempor¨¢nea de la econom¨ªa y de la t¨¦cnica para construir una ciudad nueva.
Proyectadas por Minoru Yamasaki (1912-1986), el mismo arquitecto que despu¨¦s firmar¨ªa la torre Picasso madrile?a (todav¨ªa hoy la m¨¢s alta de la Pen¨ªnsula), las torres del World Trade Center ser¨ªan superadas poco despu¨¦s, en la carrera de la altura, por la torre Sears de Chicago (1974) y, en fechas muy recientes, por las torres Petronas de Kuala Lumpur (1996) y el edificio Jin Mao en Shanghai (2000); pero ninguno de estos rascacielos alcanzar¨ªa la estatura m¨ªtica de las Torres Gemelas.
Su autor, un norteamericano de origen japon¨¦s nacido en Seattle que se form¨® en el despacho neoyorquino de Wallace K. Harrison, eligi¨® para ellas la entonces inevitable estructura de acero repartida entre el n¨²cleo central, que alberga ascensores, escaleras y conductos, y la fachada, construida con elementos horizontales y verticales unidos para formar vigas. Esta disposici¨®n permite, por un lado, conseguir unas plantas de oficinas di¨¢fanas, al no existir soportes entre el n¨²cleo y la fachada, y por otro, una rigidez suficiente como para absorber el impacto del viento, tan importante en el dise?o de edificios en altura, y que en este caso s¨®lo produc¨ªa un movimiento de 20 cent¨ªmetros en la coronaci¨®n de las torres con vientos de hasta 160 kil¨®metros por hora.
Yamasaki, que en este proyecto (promovido por la Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey), colabor¨® con sus colegas de Emery Roth & Sons y con los ingenieros Skilling, Helle, Christiansen y Robertson; hab¨ªa trabajado en su etapa de formaci¨®n con el dise?ador Raymond Loewy, y sus fachadas sol¨ªan tener la delicadeza de una trama textil, conseguida superponiendo al robusto armaz¨®n estructural una fina ret¨ªcula que otorga a sus edificios una singular cualidad inmaterial. En las torres, esa malla se realiz¨® con unos sutiles elementos de aluminio que consegu¨ªan la estanqueidad de la fachada de vidrio sin impedir la ventilaci¨®n natural, de manera que el edificio se protegiera del agua sin dejar de respirar. Este refinado dise?o de la piel de los colosos proporcionaba a los dos esbeltos prismas del distrito financiero de Manhattan una apariencia abstracta, lindante con lo metaf¨ªsico, que los hab¨ªa convertido en algo m¨¢s que una postal de Nueva York: las Torres Gemelas eran la imagen m¨¢s rotunda y persuasiva del poder del dinero y la tecnolog¨ªa, una imagen exacta de la raz¨®n geom¨¦trica que el delirio de la barbarie ha transformado hoy en una ruina humeante y violenta.
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