Enric Miralles, arquitectura inacabada
Ha pasado ya un a?o desde que el arquitecto Enric Miralles nos dej¨® y, sin embargo, su presencia sigue bien viva en el debate arquitect¨®nico profesional y ciudadano, a trav¨¦s de la herencia de sus obras realizadas y de los interesantes proyectos que inici¨® y que todos esperamos ver pronto materializados.
La suya ha sido una contribuci¨®n inestimable en los tres ¨²ltimos lustros a la arquitectura espa?ola en general y catalana en particular, magisterio indiscutible de una visi¨®n integral de la arquitectura y creadora de enormes expectativas y esperanzas para su futuro.
A los que fuimos sus amigos nos ha quedado, sin embargo, el profundo vac¨ªo que crea la ausencia de una persona de extraordinaria vitalidad y generosidad, vac¨ªo s¨®lo mitigado por su vivo recuerdo y por la presencia de sus gentes y de sus cosas. Enric sigue estando entre las paredes de su casa, de su estudio, de nuestra ciudad, y en la cabeza y en el coraz¨®n de los que le apreci¨¢bamos no s¨®lo como un fant¨¢stico arquitecto, sino como una persona extraordinaria y como un amigo entra?able.
Pero la tristeza y melancol¨ªa en el recuerdo de este primer aniversario se transforma hoy en ocasi¨®n festiva, como a Enric le hubiera gustado, por la inauguraci¨®n, en julio pasado, del Parc dels Colors de Mollet, su primer parque construido, en el que estuvo trabajando en diferentes fases desde 1992 hasta su fallecimiento.
El proyecto del Parc dels Colors tiene un punto de partida espec¨ªfico: 'Este proyecto es narrativo desde el comienzo, anecd¨®tico (...), para se?alar un momento muy concreto: cuando los vecinos de Plana Llad¨® y Santa Rosa accedan a la construcci¨®n. No se trata de un origen formal, directamente relacionado con la situaci¨®n topogr¨¢fica espec¨ªfica (...). La tarea m¨¢s importante de este proyecto es la de redefinir las condiciones del lugar antes de decidirse a construir. Esta zona es un lugar residual. Sucesivos alzados han ido configurando sus l¨ªmites. S¨®lo la avenida de pl¨¢tanos que sigue la riera y la conciencia de estar en los l¨ªmites de la ciudad dan alguna informaci¨®n sobre lo que fue este sitio', escrib¨ªa en 1992.
Enric esperaba el momento de ocupaci¨®n del parque por sus usuarios principales, los ciudadanos de Mollet, como momento clave en la concepci¨®n procesual de sus proyectos, en el que cada obra no acababa en su construcci¨®n sino que, como proceso continuo, desde el reconocimiento del lugar, el proyecto y la obra eran un di¨¢logo con la realidad, un camino que iba incorporando los resultados, tambi¨¦n los de su utilizaci¨®n, que quiz¨¢s se reencarnar¨ªan en proyectos futuros.
Este proyecto 'es algo similar a un paisaje social, o algo m¨¢s parecido a ser capaz de reconocer la realidad del lugar, en el que la topograf¨ªa se combina con el deseo social por el proyecto, por transformar ese lugar marginal en una construcci¨®n p¨²blica y compartida. El proyecto existi¨® a partir del anhelo por la construcci¨®n m¨¢s que por el lugar'.
Ciertamente, al inicio de los a?os noventa, el lugar del proyecto, aunque en posici¨®n estrat¨¦gica entre los barrios de Santa Rosa y de Plana Llad¨®, del 'nuevo ensanche' norte de Mollet y su casco urbano tradicional, era un lugar de la periferia inarticulada metropolitana y de la propia ciudad.
La reinstauraci¨®n de los ayuntamientos democr¨¢ticos a principios de los ochenta fue el punto de partida de los esfuerzos para una planificaci¨®n y gesti¨®n urban¨ªsticas renovadas, en las que, adem¨¢s de intentar resolver los d¨¦ficit cuantitativos de la ciudad en equipamientos, zonas verdes, transporte p¨²blico, etc¨¦tera, sus sucesivos gobiernos progresistas entendieron la transcendencia de la dimensi¨®n cualitativa de las obras de intervenci¨®n urban¨ªstica y llamaron a urbanistas y arquitectos de prestigio para ordenarla y realizar sus piezas m¨¢s representativas, aunando las voluntades y los recursos de las diferentes instancias administrativas para su materializaci¨®n, desde la Generalitat hasta la Uni¨®n Europea.Fruto de aquellos esfuerzos es, entre otras piezas relevantes de la ciudad, el Parc dels Colors, que hemos tenido la dicha de poder inaugurar. 'Este suelo, construido como un mapa figurativo de diferentes situaciones cotidianas: paseo, un jard¨ªn... es definido en torno a una topograf¨ªa precisa que procura diferentes rutas y funciones p¨²blicas... Los primeros muros ahora son muros a los que la marca del graffiti proporciona una realidad muy precisa, temporal (...), aunque en la construcci¨®n lo m¨¢s importante es su cualidad material, sus dimensiones'.
Ese lugar de una periferia desdibujada e invertebrada 'donde el asentamiento urbano es algo que hay que proponer, casi siempre relacionado con programas p¨²blicos ya especificados, ha sido tambi¨¦n resultado de ese proceso que se ha producido en Espa?a de construcci¨®n de obra p¨²blica. ?sta es una actuaci¨®n interesante, porque el trabajo se a?ade a una proyecto global: por ejemplo, intervenir en las infraestructuras de una ciudad, aunque tan s¨®lo se produzca desde un encargo peque?o'.
Una visi¨®n procesual en el proyecto y en la construcci¨®n de la obra que hace que elementos de eventuales edificaciones futuras contribuya a la configuraci¨®n del presente, permitiendo as¨ª incorporar realmente la dimensi¨®n temporal en el proyecto.
La arquitectura como esfuerzo colectivo y como obra inacabada es seguramente la dimensiones dominante de la visi¨®n arquitect¨®nica de nuestro conciudadano y amigo Enric, que desde el m¨¢s all¨¢ seguro que seguir¨¢ ideando obras y proyectos para la transformaci¨®n progresiva de nuestro entorno.
es arquitecto y catedr¨¢tico de Urban¨ªstica de la UPC.
Antonio Font
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.