Malditos marcianos
El esfuerzo de M¨¢ximo Pradera por anunciar su nuevo programa en Antena 3 cre¨® una expectaci¨®n morbosa por ver si podr¨ªa competir contra el quinto a?o de Cr¨®nicas marcianas. Para empezar, Sard¨¢ se le anticip¨® un cuarto de hora, lo suficiente para reafirmar su continuismo con alg¨²n retoque, como el fichaje de Loles Le¨®n, a la que, de entrada, le pidi¨® que ense?ara una teta.
Mientras tanto, Pradera arranc¨® en plan Robert Palmer y a los cinco minutos ya hab¨ªa desplegado su cat¨¢logo de muecas, disfraces y dem¨¢s formas de exhibicionismo. Bas¨® el suspense de la primera noche en el veredicto del t¨ªtulo, que acab¨® siendo Maldita la hora, un nombre que se presta a prof¨¦ticas lecturas. Pradera bebe de los late night m¨¢s convencionales, incluye la lista de 10 razones para... que tan bien explot¨® Letterman y que Miquimoto adapt¨® en TV-3. ?Contenidos? Artistas en promoci¨®n y endogamia de cadena. Ana Bel¨¦n y V¨ªctor Manuel, el grupo Dover y Francis Lorenzo.
Su funci¨®n, adem¨¢s de colocar el producto, consisti¨® en someterse a una de esas entrevistas en las que el entrevistador queda bien y el invitado pasa verg¨¹enza. Pocos colaboradores, quiz¨¢s por falta de medios, lo acompa?aron en el plat¨®. Un sueco, Tom, para hablar de tele, y un tal David, c¨®mico de atropellada vocalizaci¨®n y que le pregunt¨® a la Bel¨¦n: ?te est¨¢s divirtiendo o hay que hacerte cosquillas? Quiz¨¢s intuy¨® que, pese al esfuerzo de Pradera por divertirnos y elogiar a su s¨®lida orquesta, la expectaci¨®n se derret¨ªa.
Tres cortes publicitarios acabaron de cargarse el ritmo del programa mientras que Sard¨¢, quiz¨¢s por estar grabado en parte, tard¨® m¨¢s de una hora en ordenar su primera pausa. Es curioso: cada vez que alguien intenta competir con CM hace bueno a Sard¨¢ y su cabaret marciano, que lo recicla todo en un h¨ªbrido en el que caben el luto por las v¨ªctimas de Nueva York, el cotilleo y la astracanada.
En resumen: una forma populista de entretenimiento dirigida por un presentador al que le sienta bien la competencia, que se rodea de muchos c¨®mplices a sueldo, algo contra lo cual no logra competir Pradera, por m¨¢s ilusi¨®n que le eche. Si quiere asentar su propuesta, necesitar¨¢ refuerzos, rebajar su antisardanismo, que diluye su vena m¨¢s sarc¨¢stica, y cuidar m¨¢s las entrevistas.
En lugar de abrumarnos con su presencia, Sard¨¢ deja que sean sus ayudantes los que se quemen y, a veces, sorprende con un pollo como la aparici¨®n de la Le¨®n vestida de Eva Sanum bailando con el pr¨ªncipe Alonso de Gran Hermano y recibiendo la bendici¨®n de Fuentes imitando al Rey mientras Boris pronuncia un estridente discurso a favor de las plebeyas. ?Qu¨¦ es m¨¢s gamberro y cachondo: eso o burlarse de la perilla de uno de tus invitados?
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