Rizando el rizo
Hay que reconocerles a los responsables de Tiempo al tiempo el acierto en la elecci¨®n de la presentadora. Concha Velasco posee un punto entre maduro y p¨ªcaro, entre emotivo y hortera, capaz de dignificar los mayores engendros televisivos sin tampoco resultar fuera de lugar en ellos. Se agradece su tono de voz, alejado de las estridencias de tanto presentador, y que deje hablar a sus invitados, algo que, aunque parezca mentira, no sucede siempre. No s¨®lo les deja hablar, los escucha y sus r¨¦plicas, independientemente de la nula profundidad propia del g¨¦nero de programas al que se dedica, son siempre consecuentes, algo que tampoco es com¨²n.
Piensen, si no, en Isabel Gemio y en su infausta ¨²ltima aparici¨®n televisiva, la temporada anterior, con un programa parecido que se llam¨® Noche y d¨ªa. Concha Velasco no se queda en blanco, parece no necesitar gui¨®n, y tiene suficientes recursos esc¨¦nicos como para solucionar cualquier apuro en el que se vea metida con un moh¨ªn, una coqueta caranto?a al invitado de turno o llev¨¢ndose el ¨ªndice plegado de la mano al p¨¢rpado inferior para secarse una invisible l¨¢grima sin que se le descomponga el r¨ªmel de los ojos.
Fuera de eso, ?qu¨¦ decir de un programa que, con alguna ocasional excepci¨®n de tono m¨¢s grave, basa su formato en el rescate de figuras antediluvianas? Pr¨¢cticamente nada, salvo que representa una redundancia en un medio como el televisivo, tan aficionado a mirarse el ombligo y a explotar la nostalgia cutre. Es decir, lo mismo de siempre s¨®lo que disfrazado de novedoso, lo cual no est¨¢ mal como forma de rizar el rizo; un combinado con ecos de Sorpresa, sorpresa, de ?Qu¨¦ pas¨® con? y de un viejo programa de Nieves Herrero, pero con pretensiones m¨¢s sobrias que provoquen tanto la l¨¢grima sincera como la a?oranza y la sonrisa.
Humor, amor, dolor, nostalgia y esperanza fueron las palabras m¨¢s repetidas por Concha Velasco la noche del estreno, que empez¨® fuerte con la presencia de Irene Villa y de su madre. El ingrediente emocional lo pusieron ellas, y m¨¢s tarde desfilaron Romina Power sin Al Bano para a?adirle el de papel cuch¨¦; Uri Geller en compa?¨ªa de Jos¨¦ Mar¨ªa ??igo, para el marciano, y El Lute, para el rom¨¢ntico redimido. El principal entretenimiento que se plantea es, pues, de ¨ªndole adivinatoria. Si ya han gastado las bazas de Romina Power, de Uri Geller, de Jos¨¦ Mar¨ªa ??igo y de El Lute, ?qu¨¦ nos reservan para el futuro? ?El Pira?a, Mayra G¨®mez Kemp y Los Tres Sudamericanos? No lo tienen f¨¢cil.
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