Un vivo, intenso y muy mal resuelto 'thriller' australiano trae gotas del m¨¢s puro cine negro
Completa la segunda jornada el filme chileno 'Taxi para tres', ¨¢gil drama policiaco arrabalero
Dos filmes policiacos antag¨®nicos, el australiano Lantana y el chileno Taxi para tres, dirigidos por Ray Lawrence y Orlando L¨¹bbert, abrieron ayer la pantalla del Kursaal donostiarra a los forcejeos y comparaciones del concurso. El primero, que tiene un reparto de lujo encabezado por la gran actriz estadounidense Barbara Hershey, es un thriller de grande, pura e intensa negrura, que por desgracia tiene una resoluci¨®n muy blanda y disparatadamente cobarde, que convierte el negro en rosa. Y, en sus ant¨ªpodas, Taxi para tres es una buena y desgarrada aventura barriobajera, ¨¢gil pero menor, viva pero algo alicorta.
La al principio negra, intensa, envolvente, radical, y al final absurda e inesperadamente reaccionaria y ros¨¢cea Lantana procede -y esto se percibe en la exactitud de los di¨¢logos y en la alta precisi¨®n de los dibujos de los personajes, que est¨¢n hechos con trazos de situaciones de choque, unas veces sesgado y otras frontal, con otros personajes- de una obra de buen teatro. Hay efectivamente en el fondo de este filme, tan bien desarrollado y tan mal resuelto, un rico y complejo drama de Andrew Bovell, que es tambi¨¦n el escritor de la pel¨ªcula, y esto se percibe igualmente en la pantalla, que est¨¢ evidentemente tensada y erizada por esa inconfundible electricidad emocional que s¨®lo proporciona a la pantalla una inteligente absorci¨®n cinematogr¨¢fica del enigm¨¢tico flujo de la teatralidad.
Y hay buen, muy buen cine dentro de este ejercicio de estrujamiento de buena, de muy buena teatralidad. El director de Lantana, Ray Lawrence, es casi un primerizo y est¨¢ a¨²n atravesando el resbaladizo umbral de los c¨®digos de su oficio, pero ya conoce sus entresijos y vericuetos, pues no s¨®lo sabe tender im¨¢genes en el hilo invisible de un ritmo, una cadencia o un tempo secuencial, sino que domina el delicado toque y el misterioso mecanismo de la definici¨®n y el trenzado en movimiento entre personajes y actores, a los que galvaniza e interrelaciona con generosidad y astucia, dejando que act¨²en libres y convirti¨¦ndoles as¨ª en verdaderos int¨¦rpretes, autores creadores del cine a que dan carne.
El largo reparto de Lantana es arrastrado por la destreza profesional de Geoffrey Rush, Anthony LaPaglia, Kerry Armstrong, Rachel Blake y otros talentos de la escena y la pantalla australiana, que se mueven como piezas de un ajedrez alrededor del foco irradiador de energ¨ªa esc¨¦nica de Barbara Hershey, que construye una conmovedora mujer due?a de una gran inteligencia herida por el infortunio. Y este reparto y su construcci¨®n de un retablo de gente dolorida no se merece la disparatada resoluci¨®n del negro en rosa, el hueco conservadurismo -que a todas luces parece un reclamo de la taquilla f¨¢cil- de un relato ¨¢spero resuelto en seda, un filme comprometido con una imagen del dolor que no necesita para nada la mentira del pa?o caliente y del happy end con sacacorchos, sino la terca perseverancia en la verdad.
Redonde¨® el d¨ªa otro filme de fondo negro y no menos violento, el chileno Taxi para tres, que tiene un arranque y un final excelentes, pero que adolece de una zona intermedia insuficiente, plana, que da cortedad al vuelo esperp¨¦ntico de esta busca por Orlando L¨¹bbert de una imagen desgarrada, sin cosm¨¦tica, casi documental, de gente arrasada por la ignorancia y la miseria. Es una desolada visi¨®n de la periferia f¨ªsica y moral del itinerario de un pozo urbano sin fondo; y hay en ¨¦l instantes de humor negro, oscuro, cuyo golpe de eficacia indica por d¨®nde debiera haber hurgado, y no lo hizo, el gui¨®n, que cuenta con buenos dibujos de personajes luego insuficientemente desarrollados. Y as¨ª estamos ante una casi buena pel¨ªcula, que no llega a serlo del todo por exceso de cautelas o por falta de sentido suicida y de disfrute del riesgo en sus inventores.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.