La crisis refuerza a Bush ante l¨ªderes pol¨ªticos y ciudadanos norteamericanos

La unanimidad es completa: George W. Bush supo estar a la altura de las circunstancias. Su discurso convenci¨®, tranquiliz¨® y emocion¨® a los estadounidenses, sin distinciones ideol¨®gicas. El presidente era a¨²n un novato el 11 de septiembre, y se not¨®, pero ha aprendido mucho desde entonces. El diputado dem¨®crata Jesse Jackson Jr., hijo del pol¨ªtico y predicador, resumi¨® la impresi¨®n general: 'El presidente ha alcanzado la estatura propia del cargo desde el ataque terrorista'. La talla de Bush ha sido materia de discusi¨®n desde que decidi¨® aspirar a la presidencia.

El presidente de Estados Unidos es un hombre sin gran formaci¨®n intelectual, con poca experiencia pol¨ªtica, de verbo trompicado y mirada temerosa. Su tendencia a simplificar y a recurrir al populismo, y el hecho de ser presidente pese a obtener menos votos que su rival dem¨®crata, Al Gore, configuran un cuadro que no inspira excesiva confianza.

Sus largas ausencias el d¨ªa de los atentados, la impresi¨®n general de que es el vicepresidente, Dick Cheney, quien dirige realmente el pa¨ªs y algunos deslices verbales notorios en la ¨²ltima semana contribuyeron a inspirar temor, al margen del fervoroso apoyo patri¨®tico al que obligaban las circunstancias.

Pero la calidad se mide en los grandes momentos y el jueves por la noche, en el que fue quiz¨¢ el discurso presidencial m¨¢s esperado desde el de Franklin Roosevelt despu¨¦s de Pearl Harbour, Bush result¨® muy convincente. A diferencia de Roosevelt, Bush no escribi¨® personalmente el texto; sin embargo, supo ajustarlo y transmitirlo. Por una vez, desaparecieron los pesta?eos, los movimientos espasm¨®dicos de los hombros y las sonrisas inoportunas. El presidente pareci¨® un presidente.

Elogios al presidente

Exist¨ªan grandes dudas previas. 'No hab¨ªa nadie en esa c¨¢mara que deseara otra cosa que el ¨¦xito del presidente. Pero flotaban temores que prefer¨ªamos no expresar. ?Conseguir¨ªa estar a la altura de las circunstancias? S¨ª, lo estuvo', coment¨® el senador dem¨®crata Joseph Biden.

'Fue el mejor discurso a una sesi¨®n conjunta que he escuchado en mis 22 a?os como parlamentario', afirm¨® a su vez James Sensenbrenner, representante republicano.

Nadie escatim¨® elogios. The New York Times, un peri¨®dico liberal que no simpatiza con ning¨²n miembro de la familia Bush, coment¨® en un editorial que el presidente hab¨ªa conseguido todos los objetivos con su discurso: 'Fue tan fuerte y franco como esperaba la naci¨®n, manteniendo a la vez una calma que debe haber convencido a otras naciones de que Estados Unidos ser¨¢ prudente, adem¨¢s de bravo'.

La apuesta de Bush es arriesgad¨ªsima. Todo su mandato se centra ahora en un combate internacional contra el terrorismo en el que los ¨¦xitos pueden ser escasos, y los tropiezos, abundantes. Pero los ciudadanos estadounidenses aprecian que su presidente haya aceptado el reto en unos t¨¦rminos que no le dejan escapatoria pol¨ªtica: se le juzgar¨¢ exclusivamente por el ¨¦xito o el fracaso de un empe?o de inmensas dimensiones.