Mucha gente, m¨¢s imprevisi¨®n y gamberrismo
Manu Chao ten¨ªa que haber iniciado su concierto el viernes a las 22.30. A esa hora, miles de personas trataban en vano de llegar a una plaza de Catalunya llena desde antes. Ninguna de ellas pudo escuchar el concierto. Primero, porque empez¨® m¨¢s tarde; segundo, porque el sonido era inadecuado; tercero, porque una pitada monumental de coches bloqueados en la zona de las calles de Pelai, Balmes y Bergara imped¨ªa que uno mismo se oyera.
Se esperaba gente, pero no tanta ni tan temprano. Al reclamo de que el concierto era gratis, la plaza se llen¨® horas antes. La Guardia Urbana, como es habitual, esper¨® a la supuesta ¨²ltima hora para cortar el tr¨¢fico que, te¨®ricamente, deb¨ªa cruzar la plaza de Catalunya entrando por Pelai y saliendo por Fontanella. Cuando lo cort¨®, ya estaba todo lleno y la gente hac¨ªa inviable cualquier tentativa de avanzar.
Espont¨¢neamente, los conductores empezaron a dar la vuelta y a salir contra direcci¨®n. Los veh¨ªculos de mayor tama?o (autobuses y alg¨²n autocar) hac¨ªan marcha atr¨¢s. Un autob¨²s de TMB realiz¨® la maniobra de forma tal que su parte trasera se empotr¨® contra otro veh¨ªculo. El estr¨¦pito del choque se oy¨® mejor que el concierto.
En la plaza el caos no era menor. Penetrar en ella era una imposibilidad f¨ªsica. En su defecto, no pocos asistentes decidieron encaramarse a cualquier cosa: algunos descubrieron cierta utilidad en el monumento a Maci¨¤ y lo usaron de plataforma. Los que llegaron tarde a ello, se contentaron con subirse a las marquesinas de las paradas de autob¨²s; otros prefirieron las casetas de la Muestra de Asociaciones de Barcelona.
Algunos guardias trataron de convencer a los improvisados tarzanes de que aquello no era seguro. No s¨®lo no les hicieron caso y siguieron en los techos de las fr¨¢giles carpas, sino que algunos se dedicaron a saltar de una a otra. Cinco personas se lesionaron al desplomarse una caseta. Otros, m¨¢s avispados, penetraron en el interior de las casetas y las desvalijaron, y otros m¨¢s descubrieron que su color claro era m¨¢s que adecuado para realizar pintadas.
No puede hablarse de vandalismo generalizado. Una concentraci¨®n de 80.000 personas da para eso y para m¨¢s. Lo que de verdad pareci¨® faltar fue previsi¨®n respecto a lo que pod¨ªa ocurrir y, al final, acab¨® ocurriendo.Quiz¨¢s la plaza de Catalunya no era el lugar indicado para un concierto de ese estilo, en el que s¨®lo unos pocos pudieron gozar de la m¨²sica. El resto ¨²nicamente oy¨® ruido.
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