Autonom¨ªa universitaria y gesti¨®n de la complejidad
La C¨¢tedra UNESCO de Gesti¨®n y Pol¨ªtica Universitaria, en colaboraci¨®n con la Consejer¨ªa de Educaci¨®n de Madrid, organiz¨® la semana pasada un interesante encuentro en torno al concepto de transversalidad en la educaci¨®n universitaria, un encuentro que nos congreg¨® a ponentes de diversas procedencias con un grupo reducido de representantes de las universidades madrile?as y que nos permiti¨® a todos alcanzar conclusiones extrapolables para nuestros centros respectivos e, incluso, para todo el sistema. Cabe por ello felicitar a sus organizadores, en especial a su director, nuestro ex rector Francesc Michavila, y tambi¨¦n a la Direcci¨®n General de Universidades de la Comunidad de Madrid. Porque una de las primeras lecciones de todos estos encuentros es que los gestores de las universidades, cuando nos juntamos para hablar de problemas concretos, somos capaces de desarrollar soluciones alternativas, de analizar cr¨ªticamente nuestro comportamiento y de referenciarnos con aquellos centros que se caracterizan por sus buenas pr¨¢cticas, incluyendo los que se encuentran en el extranjero y tienen prestigio internacional. An¨¢lisis en com¨²n, ejercicio constante de di¨¢logo e intercambio de experiencias y planteamientos son siempre acciones positivas de cara a la b¨²squeda de la excelencia y a la implantaci¨®n de cambios que nos ayuden a mejorar. Estas acciones se notan a faltar ¨²ltimamente, en especial ante un proceso como el de la reforma del marco legislativo del sistema universitario espa?ol.
En este encuentro qued¨® patente que la diferente aplicaci¨®n que llevamos a cabo algunas de las universidades de nuestra autonom¨ªa, en cada uno de los ¨¢mbitos de actuaci¨®n, nos puede conferir un car¨¢cter o estilo propio, que ayuden a definir cada universidad y a distinguirla del resto. En el caso del ¨¢mbito docente, hay actualmente diversas opciones para plasmar ese estilo (asignaturas obligatorias, optativas, de libre configuraci¨®n, t¨ªtulos propios, etc¨¦tera) y por tanto es viable plantearse la definici¨®n de unos rasgos de alto nivel que caractericen el modelo educativo de una universidad. Estas posibilidades las aprovechamos actualmente s¨®lo algunas universidades, en gran medida porque la falta de recursos les impide acceder a muchas.
Por lo que respecta a la Universitat Jaume I, el estilo se concibe como un mecanismo por el cual nuestra universidad, de acuerdo con su autonom¨ªa, puede incidir en aquellos aspectos formativos y docentes que considera fundamentales para aumentar las posibilidades de ocupaci¨®n de sus titulados, en lo referente tanto a su integraci¨®n en el mundo profesional como en la sociedad en general. De esta forma, las posibilidades para el alumnado son mayores, como lo son tambi¨¦n sus oportunidades para su enriquecimiento humano e intelectual en un entorno que se caracteriza por la complejidad y la diversidad.
Este aspecto ¨²ltimo, el de la complejidad, que viene derivado de un entorno cambiante, exige visiones diversas, posicionamientos flexibles y, en definitiva, una predisposici¨®n al intercambio de opiniones, de puntos de vista, con el fin de conformar planteamientos que, desde la heterogeneidad, se asienten en una cierta coherencia, en un determinado nivel de consenso que los hagan viables. Parece evidente, pues, que en el caso concreto de la elaboraci¨®n de los planes de estudio, algunas universidades hemos sabido aprovechar nuestra autonom¨ªa docente para llevar a cabo planteamientos educativos variables capaces de responder a nuestro entorno prueba de ello es, por ejemplo, que la configuraci¨®n del estilo de la Universitat Jaume I -a trav¨¦s del multiling¨¹ismo, las nuevas tecnolog¨ªas y el pensamiento europeo- ha favorecido en gran medida la inserci¨®n laboral de nuestro estudiantado y su desarrollo humano.
Ese mayor nivel de preparaci¨®n, esa mejor formaci¨®n para afrontar las exigencias externas se ha conseguido, como digo, a trav¨¦s de fomentar la interdisciplinariedad y la transversalidad de conocimientos en los planes de estudio, que en el fondo no es m¨¢s que aprovechar visiones diferentes y aunar conocimientos diversos con el objetivo de alcanzar un mayor enriquecimiento.Desde otro nivel, evidentemente, pero no tan alejado como pudiera parecer al principio, el fomento del debate, el intercambio de experiencias y la aceptaci¨®n de modelos com¨²nmente aceptados deber¨ªan ser algunos de los principios b¨¢sicos a la hora de emprender la reforma legislativa a la que ahora nos enfrentamos. Una adecuada gesti¨®n de la complejidad as¨ª lo exige, de manera que la soluci¨®n que se adopte no sea el resultado de un planteamiento ¨²nico, monol¨ªtico y exclusivo, sino que sea capaz de responder con imaginaci¨®n, experiencia y alternativas a los retos que nos plantea el futuro. Las universidades, en la asunci¨®n de las responsabilidades que conlleva nuestra autonom¨ªa, hemos sabido responder a las exigencias del entorno, y lo hemos conseguido, en gran medida, por haber establecido visiones plurales. Confiemos que no seamos los ¨²nicos capaces de aprender de las buenas pr¨¢cticas vecinas.
Francisco Toledo es Rector de la Universidad Jaume I
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