El D¨ªa del Alzheimer
Acaba de pasar el D¨ªa Mundial del Alzheimer, que se ha institucionalizado el 21 de septiembre, y a prop¨®sito de ello me gustar¨ªa hacer alguna reflexi¨®n sobre esta enfermedad y sus consecuencias, reflexiones que sobre todo querr¨ªa hacer llegar a las instituciones.
Se estima que unas 500.000 personas pueden padecer actualmente en Espa?a esta enfermedad; una enfermedad actualmente incurable, que afecta y desestructura dr¨¢sticamente no s¨®lo la vida del enfermo o enferma, sino la de la unidad familiar del mismo. La realidad del enfermo de Alzheimer, con un periodo medio de desarrollo de la enfermedad estimado en estad¨ªstica m¨¦dica entre ocho y diez a?os, es la de una persona absolutamente incapacitada para valerse por s¨ª mismo pr¨¢cticamente en ninguna funci¨®n cotidiana, que necesita por tanto la asistencia y atenci¨®n continua de cuidadores durante las 24 horas del d¨ªa, lo cual implica la necesidad de que varias personas se dediquen habitualmente a esta tarea, ya que resulta f¨ªsica y ps¨ªquicamente casi imposible que una sola persona pueda asumir esa responsabilidad.
Sin embargo, el panorama existente actualmente en nuestra sociedad es bien poco consecuente con esta realidad. Tanto el modelo social vigente, basado muy a menudo en la prevalencia de lo ficticio y la ausencia de valores, como las instituciones que deber¨ªan de hacer frente a estos problemas normalmente los ignoran y apenas les dedican m¨¢s espacio y tiempo que casi el exclusivamente propagand¨ªstico.
La realidad institucional respecto a esta enfermedad es bien f¨¢cil de resumir: existe poca asistencia m¨¦dica realmente especializada, apenas hay centros p¨²blicos donde se puedan atender estos enfermos (ni centros de d¨ªa, ni mucho menos residencias permanentes); y ni tan siquiera existen pr¨¢cticamente verdaderas e indispensables ayudas para que las familias puedan cuidar a sus enfermos sin tener que abandonar sus trabajos o trastocar totalmente sus vidas (los gastos que origina esta enfermedad son inasumibles por la gran mayor¨ªa de las familias afectadas).
El sentido de dedicar un d¨ªa a que la sociedad recuerde la existencia y problem¨¢tica de la enfermedad de Alzheimer, es desde luego positivo; pero de muy poco puede servir para mejorar realmente la vida diaria de los enfermos y sus familias, si desde las instituciones no significa la asunci¨®n de una nueva sensibilidad, preocupaci¨®n y voluntad de aportar soluciones.
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