Ozon
Tiene nombre de detergente, que puede ser un h¨¢ndicap, o de cineasta japon¨¦s, lo que le convertir¨ªa en un elegido de los dioses de la cr¨ªtica, tan raptada ¨²ltimamente por el orientalismo. No es ni una cosa ni otra. S¨®lo un director franc¨¦s joven y muy trabajador, cuya ¨²ltima pel¨ªcula, Bajo la arena, est¨¢ reci¨¦n estrenada en nuestro pa¨ªs. No he visto nada mejor en los cines este a?o, y la obra (cuatro largos,varios mediometrajes y cortos) que Fran?ois Ozon ha hecho sin haber cumplido los 35 me parece lo m¨¢s original y elocuente, lo m¨¢s inmediato a nosotros -a un nosotros cultural y sexualmente desparramado, d¨¦bil en certidumbres pero fortalecido por una larga memoria- que ha dado, dentro del campo de la pura ficci¨®n (Moretti, el otro grande, es un autobi¨®grafo, un agitador pol¨ªtico), el cine europeo. El cine.
En un momento de maniobras militares que podr¨ªan, entre otras bajas, arrasar a¨²n m¨¢s de lo que lo est¨¢ el mapa audiovisual en lengua no inglesa, es oportuno se?alar a trav¨¦s de Ozon algunos rasgos del espec¨ªfico cinematogr¨¢fico europeo. Porque Ozon es franc¨¦s, pero no juega en casa. La protagonista de Bajo la arena es una inglesa que vive y piensa en Francia y a veces necesita el ingl¨¦s para confesarse a su mejor amiga parisina, tambi¨¦n inglesa. Su pel¨ªcula anteriormente estrenada en Espa?a, Gotas de agua sobre piedras calientes, era la adaptaci¨®n minuciosamente fiel de una pieza teatral de Fassbinder realizada con actores franceses pero en un marco de referencias y convincente ambientaci¨®n alemana. En general, el cine franc¨¦s es el que m¨¢s valerosamente escapa del localismo, pero dentro de ¨¦l Ozon destaca por su fabulaci¨®n anticostumbrista, antisentimental, abierta y profundamente interrogativa.
Aunque no se trata de alguien que llegue al cine para ponerlo en cuesti¨®n. Ozon tiene un algo voyeur y juguet¨®n,muchos disfraces como realizador, y eso hace que nunca una pel¨ªcula suya se parezca ni tire de la anterior. Sitcom, que pas¨® mete¨®ricamente por nuestras pantallas hace un par de a?os -antes de estrellarse ante la indiferencia del p¨²blico y la culpable dejaci¨®n de los que deber¨ªan haber avisado del fen¨®meno-, es una comedia de disparates familiares, algo as¨ª como el Teorema de Pasolini contado con las violentas angulaciones del c¨®mic y una voz de karaoke sarc¨¢stico. Teatral, marginal, tradicional; Ozon es uno y tres (o m¨¢s) artistas a la vez, lo cual fortifica mucho el im¨¢n con el que sabe zarandearnos de un extremo a otro de nuestras casillas.
Tras las acentuadas filigranas formales de Sitcom, Gotas de agua sobre piedras calientes y Les amants criminels, ¨¦sta in¨¦dita en Espa?a, Bajo la arena es un sereno relato psicol¨®gico que bajo sus arenas o sus olas esconde todas las turbulencias del mejor Henry James. Una mujer casada,interpretada magistralmente por Charlotte Rampling (Ozon devuelve al cine europeo a quien fue musa pop, icono sexy, chica de mundo, convertida en se?ora de m¨¢s de 50 a?os con una hermosa cara bien gastada), se tumba en la playa, y su marido, que ha ido a darse un chapuz¨®n, no vuelve. Tampoco hay cuerpo ahogado, ni noticias, ni rastros. La realidad sentimental y cotidiana de esta mujer se ve brutalmente alterada, pero -de una forma que yo nunca he visto antes en el cine con tanta sutileza y eficacia- la irrealidad del sue?o y las fantas¨ªas la van llevando, y a nosotros, hasta un final optimista y dolorido,radiante y negro.
Bajo la arena no es literalmente una pel¨ªcula de terror,aunque d¨¦ escalofr¨ªos; responde a un cine g¨®tico de los temores y anhelos femeninos hecho sin maquillaje sanguinolento, cad¨¢veres de pacotilla ni falos de cart¨®n piedra atravesando las paredes, como en aquella exagerada Repulsi¨®n de Polanski. Ozon no intenta imitar los patrones sabidos del thriller de mujeres solas, asediadas, que tanto elogio y dinero proporcionan a otros cineastas europeos. Su misterio no hay que ir a buscarlo en el m¨¢s all¨¢, sino en nosotros mismos. Y el susto que mete en el cuerpo no es de los que se disipan despu¨¦s del grito en la sala; salimos del cine recelosos de que quiz¨¢ ma?ana, al levantarnos, veremos bajo la arena del d¨ªa normal im¨¢genes de una vida inaudita. La nuestra, con el hueco de todo lo que nos falta.
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