Las quejas de Roberto Carlos
Quince meses despu¨¦s de analizar su posici¨®n en el Madrid en m¨¢s de 1.000 millones de pesetas por temporada, Roberto Carlos ha decidido evaluar de nuevo su situaci¨®n. Esos mil millones le parecen pocos y ha pedido p¨²blicamente que se revise su contrato. Roberto Carlos no tuvo inconveniente en airear sus quejas, pero ahora se siente molesto porque se ha aireado el dinero que gana. Seg¨²n desvel¨® Jos¨¦ Ram¨®n de la Morena en El Larguero, el jugador brasile?o cobrar¨¢ 34 millones de d¨®lares (unos 6.100 millones de pesetas) por cinco a?os de contrato. La magnitud de esta cifra le quita al jugador argumentos morales y disuade a cualquiera de considerar a Roberto Carlos como una v¨ªctima. Si acaso obliga a reflexionar sobre la falta de responsabilidad de los jugadores con respecto a las decisiones que libremente toman -la firma de un contrato por ejemplo- y al papel de los medios de comunicaci¨®n, que colocan el asunto Roberto Carlos a una altura levemente inferior al esc¨¢ndalo de Gescartera. Ning¨²n otro problema de inter¨¦s nacional, y se supone que hay varios y muy graves, han ocupado las p¨¢ginas y las horas en la radio y la televisi¨®n que las tribulaciones del jugador madridista con su famoso contrato. Eso habla de la importancia del f¨²tbol para el espa?ol de a pie y de la trascendencia del Madrid, pero no deja de retratar una perversi¨®n de la realidad.
Roberto Carlos es un futbolista fundamental en el Madrid. Y no de ahora. Su rendimiento desde su llegada al club en 1996 es irreprochable. Eso no le faculta para participar de la din¨¢mica de la extorsi¨®n que tanto se practica en el f¨²tbol. Roberto Carlos firm¨® el contrato que quiso cuando quiso. No puede invocar supuestos agravios con Ra¨²l, Figo y Zidane. Cada uno de ellos eligi¨® su momento para tomar una decisi¨®n estrictamente profesional que no puede ser revisada de forma caprichosa.
Hay otro aspecto que perjudica a Roberto Carlos en sus quejas. Su timing ha sido demencial. Resulta sospechoso plantear un conflicto de estas caracter¨ªsticas cuando el Madrid s¨®lo hab¨ªa ganado un punto en tres partidos de Liga y cuando el club se dispon¨ªa a celebrar la asamblea anual. A primera vista, Roberto Carlos ha pretendido aprovechar un momento delicado para sacar ventaja y comprometer a los dirigentes del Madrid, hasta el punto de aparecer como sujeto a una manipulaci¨®n por parte de la oposici¨®n a Florentino P¨¦rez. Probablemente no haya sido as¨ª, pero cuando las cosas se hacen mal se corren riesgos incalculables.
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