Lo humano subterr¨¢neo
El poeta colombiano Dar¨ªo Jaramillo Agudelo busca en los rincones m¨¢s ocultos de la realidad el momento de aparici¨®n, de revelaci¨®n, de belleza total. La posibilidad de la plenitud. En su obra se aprecia un inventario de estados de ¨¢nimo y de viscisitudes m¨¢s o menos desatendidas.
Si 'lo visible es s¨®lo una parte de lo real', como quer¨ªa Paul Klee, la otra porci¨®n -la secreta e invisible- parece encontrar morada en el poema. La poes¨ªa cuenta 'lo no aparente', lo no evidente ni inmediato y contribuye entonces a recoger la corriente subterr¨¢nea de lo humano. En este sentido, hace realidad, la completa y busca -sobre todo la que ambiciona ser m¨¢s que una logorrea euf¨®nica- conquistar algo desde el principio, decir nuevamente, contar lo oculto.
La 'aparici¨®n, la epifan¨ªa' constituyen precisamente el coraz¨®n de los poemas del colombiano Dar¨ªo Jaramillo (1947): lo que no ten¨ªa lugar y de repente encuentra su sitio exacto en el verso, una dicci¨®n de la cara oscura y ausentada de lo real. Repetidas veces ¨¦l ha mostrado su inter¨¦s por lo vac¨ªo y ha insistido en c¨®mo es deber del poeta 'nombrar aquello que falta, construirse con la ausencia y continuar pronunci¨¢ndose aun en medio de la noche'.
Su escritura acecha, por eso, 'lo que no est¨¢', lo desaparecido en medio de lo presente, la carencia en lugar de la rotundidad. El poema es capaz de acoger eso demediado y dotarle, en virtud de tal poder, de una posibilidad de plenitud. 'Porque lo que est¨¢, puede estar de una manera ausente. Siempre estamos incompletos'.
De ah¨ª el car¨¢cter espectral de algua (1995), sus poemas han perseguido fantasmas, 'destellos, / huecos de tiempo llenos de luz o sin ella, / galopes sobre la luna, / serenos de sus textos, su condici¨®n residual, como si recopilaran figuras fugaces, lo que queda brillando en medio de su propia p¨¦rdida, lo que se nos presenta sobre un fondo en blanco, un resto, un despojo, una reliquia. Desde sus Historias (1974) y su Tratado de ret¨®rica (1978) hasta los Poemas de amor (1986) y Del ojo a la lengus que invento y son mi vida, / entrevisiones del jard¨ªn sagrado'.
tro de estos fulgores, de estas formas inasibles. La poes¨ªa no entroniza, no fija, no inmoviliza, sino que es el moverse mismo, es lo ef¨ªmero e inmaterial. Dar¨ªo Jaramillo ha asumido la vocaci¨®n provisional y caduca del poema que viene a ser un 'acto relativo y un gesto desconcertante' y cuya verdad -nos dice- es ¨²til en tanto el poema se pensaba. Despu¨¦s enuncia s¨®lo una opini¨®n voluble y entonada con muchas voces, igual de sutiles y m¨®viles. Porque otra caracter¨ªstica de su trabajo es el abanico de m¨¢scaras que asume: cada poema pone en circulaci¨®n un yo, un personaje, una enunciaci¨®n y hasta una biograf¨ªa distinta, pero detr¨¢s de ello no se aloja sino el poeta con su juego de potentes incertidumbres.
De hecho, perteneciente a la Generaci¨®n sin nombre o Generaci¨®n desencantada, generaci¨®n colombiana de los setenta, que ha utilizado frecuentes disfraces para ocultarse, Dar¨ªo Jaramillo no ha perdido de vista nunca que si el poema se permite disimular o mentir, es siempre para desvelar otra intensidad y para ofrecernos, como pensaba Rilke, otra vivencia: en muchas ocasiones la de su propio desconcierto.
Y en contra del culturalismo virtuosista de su grupo, Jaramillo ha escrito con un tono extra¨ªdo de la tierra y de los d¨ªas. 'Es de los poetas que prefieren escribir', comenta de ¨¦l Charry Lara, 'con sus palabras, las de alrededor, y no con las de los que anteriormente escribieron', es decir, un poeta que escribe con el lado popular y cotidiano del idioma y no con el formulismo hipostasiado y depurado del lenguaje po¨¦tico.
?l mismo ha declarado querer atentar contra la rigidez de la lengua y pretender una poes¨ªa 'que hable al o¨ªdo, una poes¨ªa que fluya', que sea trasunto de la conversaci¨®n, del sonido habitual y el vocablo dom¨¦stico. Y todo ello para conseguir que cumpla con el objetivo que Eluard le fijara: el poema no tiene m¨¢s funci¨®n que la de dar a ver, la de mostrar porciones de mundo, parcelas de lo real invisible o desconsiderado.
Jaramillo, se tiene por tanto la sensaci¨®n de asistir a una especie de 'fenomenolog¨ªa del esp¨ªritu' o a un prodigioso inventario de estados de ¨¢nimo y de vicisitudes m¨¢s o menos desatendidas. As¨ª, la primera secci¨®n de este libro se dedica a trazar un mapa de los 'amores imposibles', por imposibles precisamente absolutos, incorruptibles e intachables.
El amor imposible es perfecto: no necesita de su improbable objeto para existir, 'el tiempo no lo toca' y no hay traici¨®n alguna en una querencia que no se realiza. Se ama en cambio, se ama hasta el final 'una quimera que un d¨ªa se encarn¨® en la piel / m¨¢s lejana'.
De este modo, paso a paso, Jaramillo desgrana las paradojas del amor imposible que, en realidad, son las de la poes¨ªa misma: trabajo vol¨¢til, inseguro, que consigue, por eso, asir lo intangible.
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