Israel precinta las puertas del infierno
Millares de palestinos que viven en Yenin se encuentran aislados y cercados para evitar ataques suicidas
Aviones israel¨ªes han bombardeado con obuses de papel la regi¨®n de Yen¨ªn.
Millares de octavillas han ca¨ªdo desde el cielo sobre los 240.000 habitantes de esta provincia palestina, situada al norte de Cisjordania, para informarles de la creaci¨®n de una franja militar de acceso restringido en la frontera con Israel. La zona tamp¨®n ha dejado aislados a media docena de pueblos y a millares de vecinos, que desde el principio de esta semana est¨¢n bajo la tutela y vigilancia del Ej¨¦rcito israel¨ª. El objetivo de esta Operaci¨®n Puertas del Infierno es claro: impedir que los comandos suicidas provenientes de Palestina entren en el coraz¨®n de Israel.
La zona tiene un frente de 30 kil¨®metros de longitud. La profundidad de la franja oscila entre los 100 metros y los tres kil¨®metros. Es una cinta de terreno recta, que sobre el mapa une la ciudad de Yen¨ªn con la de Tulkarem, m¨¢s al sur. De estas dos poblaciones han partido en el ¨²ltimo a?o decenas de kamikazes fundamentalistas de Yihad Isl¨¢mica y Ham¨¢s para atacar las ciudades israel¨ªes de Nahariya, Netania, Jadera o incluso Tel Aviv.
'A nosotros se nos ha acabado la experiencia de la autonom¨ªa palestina', aseguraba un vecino de Barta mientras decenas de controles del Ej¨¦rcito cierran el acceso al pueblo
La zona tamp¨®n ha sido construida a imagen y semejanza de la franja de seguridad del sur de L¨ªbano, que el Ej¨¦rcito israel¨ª cre¨® en 1978, tras la invasi¨®n del pa¨ªs vecino, como medida de precauci¨®n para impedir los ataques de la guerrilla fundamentalista libanesa de Hezbol¨¢. La instauraci¨®n de aquella franja, con la que se deb¨ªa proteger las vidas y propiedades de las comunidades jud¨ªas del norte de Galilea, se mostr¨® ineficaz; acab¨® siendo evacuada en mayo del pasado a?o por orden del primer ministro Ehud Barak.
La franja de seguridad que se ha puesto ahora en marcha podr¨ªa ser ampliada y reforzada en las pr¨®ximas semanas si persisten los ataques suicidas contra las poblaciones cercanas israel¨ªes, ha afirmado con contundencia el teniente coronel Olivier Rafowicz, de 38 a?os, portavoz del Ej¨¦rcito, en una conversaci¨®n mantenida en una cafeter¨ªa cerca del Ministerio de Defensa, en Tel Aviv. Para este portavoz de las Fuerzas Armadas no puede trazarse ning¨²n paralelismo entre esta franja y la antigua del sur de L¨ªbano: 'No tienen nada que ver'. Pero las semejanzas son evidentes.
'A nosotros se nos ha acabado la experiencia de la autonom¨ªa palestina', aseguraba ayer un vecino de Barta, una de las poblaciones cerradas, mientras explicaba que decenas de controles del Ej¨¦rcito cierran el acceso al pueblo. S¨®lo pueden salir y entrar aquellos habitantes en cuyo documento nacional de identidad se certifica que tienen residencia en alguna de las poblaciones clausuradas.
El resto de los habitantes de la regi¨®n, incluidos parientes o amigos, tiene prohibida la entrada a la zona, salvo si consiguen un permiso de la autoridad militar israel¨ª; un requisito inabordable, ya que desde el principio de la Intifada han desaparecido de los territorios palestinos las oficinas de enlace con Israel, donde deber¨ªan tramitarse los salvoconductos. El Ej¨¦rcito de Israel ha culminado, con la creaci¨®n de esta zona tamp¨®n, una operaci¨®n militar de envergadura con la que trata de sellar e impermeabilizar la regi¨®n de Yen¨ªn, considerada como un foco de los movimientos islamistas radicales. Una semana antes de que se creara esta franja de seguridad, las fuerzas israel¨ªes efectuaron una operaci¨®n militar en la zona, una de las ofensivas b¨¦licas m¨¢s importantes de la Intifada, en la que se utilizaron centenares de hombres y m¨¢s de 70 blindados.
'El asedio militar de Yen¨ªn dur¨® nueve d¨ªas. Ha sido muy feroz; cortaron los accesos de la ciudad [31.000 habitantes], pero tambi¨¦n la electricidad, la red de tel¨¦fonos y el agua. Aunque s¨®lo hubo seis muertos, el n¨²mero de heridos se contabiliz¨® por decenas', afirma Abdal¨¢ Barakat, de 47 a?os, primer asistente del gobernador de la provincia.
El cerco a Yen¨ªn culmin¨® cuando los tanques invadieron la ciudad -el 10 y el 11 de septiembre- en sendas operaciones nocturnas. Ten¨ªan dos objetivos: destruir las instalaciones de las fuerzas de seguridad palestina y dar un castigo a los tres campos de refugiados -9.000 habitantes- donde viven los elementos m¨¢s radicalizados y combativos de la Intifada, en el norte de Cisjordania.
El Pent¨¢gono de Jen¨ªn -un conjunto de edificios civiles y policiales construidos por los brit¨¢nicos en 1933- salt¨® por los aires despu¨¦s de que un destacamento de ingenieros israel¨ªes, protegidos por sus blindados, colocara centenares de kilos de dinamita en el interior de los edificios. Pero la segunda parte de la operaci¨®n qued¨® desbaratada por centenares de vecinos que, empu?ando todo tipo de armas ligeras, se enfrentaron a los soldados y sus tanques en las calles de Yen¨ªn. Los soldados no pudieron entrar en los campos de refugiados.
'Volveremos a reconstruir las instalaciones. Ser¨¢n m¨¢s grandes y m¨¢s bonitas', anuncia, con rabia Fayez Arafat, general de brigada de las Fuerzas de Seguridad Nacional, de 59 a?os, m¨¢ximo responsable militar en esta zona palestina. Ha instalado su puesto de mando provisional en el interior de la mezquita del acuartelamiento, una de las pocas edificaciones que no fueron dinamitadas. A su espalda, por una ventana sin marcos y sin cristales, se ven montones de hierros retorcidos, bloques de cemento arrancados de cuajo y mobiliario de oficina desperdigado. La destrucci¨®n fue total y absoluta. Hoy, las tropas palestinas de la zona han buscado refugio en diversos puntos diseminados de la ciudad. Est¨¢n escondidas.
Yen¨ªn permanece aislada. Una carretera llena de controles del Ej¨¦rcito israel¨ª constituye el ¨²nico cord¨®n umbilical que le une al resto del mundo. Quienes tienen suerte pueden llegar por ella hasta Nabl¨²s, para encontrarse fatalmente en otra ciudad clausurada por las tropas de Israel. Centenares de coches y camiones palestinos esperan durante horas, en medio del polvo y el calor, para pasar los puestos de vigilancia. Es el bloqueo.
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