Puerto, la excepci¨®n
Con la honrosa excepci¨®n de V¨ªctor Puerto, visto lo de ayer da la impresi¨®n de que en esta historia est¨¢n los papeles perdidos. De lo contrario, no se comprende tanta inutilidad e incompetencia.
Puerto fue el ¨²nico que estuvo en su sitio, que se comport¨® como un torero con may¨²sculas, el ¨²nico que se sobrepuso a las dificultades y, como es l¨®gico, triunf¨®. Su primero fue noble, el ¨²nico que humill¨®, y lo aprovech¨® con una entrega total. Su toreo, vistoso siempre, a veces hondo y otras superficial, lleg¨® con facilidad a los tendidos. No hubo faena maciza, pero s¨ª voluntad, decisi¨®n y dos largos naturales. La gran estocada final corrobor¨® su buena disposici¨®n. Tampoco perdi¨® los papeles en el sexto, en el que ofreci¨® todo un recital de valor fr¨ªo e inteligente. El toro no embest¨ªa y el torero se meti¨® entre los pitones, aguant¨® lo indecible y se pas¨® muy cerca al animal en un palmo de terreno. No hubo toreo al uso, pero s¨ª la emoci¨®n de un torero dominador.
Gavira / Finito, Caballero, Puerto
Toros de Gavira, 1? devuelto por inv¨¢lido, desiguales, blandos y muy mansos. Finito de C¨®rdoba: silencio en los dos. Manuel Caballero: silencio en los dos. V¨ªctor Puerto: oreja y oreja. Plaza de La Maestranza. 30 de septiembre. ?ltima corrida de la Feria de San Miguel. M¨¢s de media entrada.
A pesar de todo, tienen los papeles perdidos los que cr¨ªan los toros, que han conseguido degenerarlos hasta extremos vergonzosos. La ganader¨ªa de ayer, por ejemplo, procede de Raso Portillo, considerada la m¨¢s antigua y cuyas reses ten¨ªan el privilegio de abrir las corridas reales. Ha cambiado varias veces de due?o y cada cual ha eliminado todo lo anterior. El actual propietario la form¨® con reses de El Torero. Lo l¨®gico es que, despu¨¦s de lo de ayer, tambi¨¦n elimine lo que tiene e invierta en otro negocio. Sus toros ruborizaron al m¨¢s pintado: mansos, blandos y descastados hasta la desesperaci¨®n. Tiene los papeles perdidos la empresa de Sevilla y a pesar de tanto fracaso, insiste en el error ganadero a?o tras a?o.
El p¨²blico es cada vez m¨¢s tolerante y bullidor, aguanta resignado el fraude continuo y aplaude con fervor cualquier detalle para la galer¨ªa. Por cierto, la m¨²sica de La Maestranza no tiene ya ni papeles. Cuando el director atisba que un se?or de luces medio se coloca en postura aflamencada se arranca con br¨ªo para animar a la concurrencia.
Y los toreros... Los toreros han perdido el m¨¢s m¨ªnimo sentido de la lidia. S¨¢lvese quien pueda se dir¨¢n unos a otros y todos corren despavoridos ante el manso sin fijeza. La lidia del quinto, que hu¨ªa de un punto a otro de la plaza en el tercio de picadores, fue un espect¨¢culo verbenero impropio de esta plaza.
Despu¨¦s todos est¨¢n tan tristes que parece que acuden a un funeral. Tal es el caso de Finito y Caballero, dos figuras modernas que no tuvieron suerte con sus toros y anduvieron por all¨ª como almas en pena, sin norte, sin entrega, con resignaci¨®n y sin recursos.
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