El dise?ador Adrover cierra su empresa por la crisis del sector
El ¨²ltimo desfile del influyente modista en Nueva York era de inspiraci¨®n isl¨¢mica
Aunque no le gustaba que se lo dijeran, la historia del dise?ador Miguel Adrover (Calonge, Palma de Mallorca, 1965) era como el cuento de la Cenicienta: en menos de dos a?os, este hijo de campesinos mallorquines hab¨ªa conseguido con sus desfiles irreverentes afianzarse como uno de los valores m¨¢s brillantes y prometedores del mundo de la moda. Ayer anunci¨® el cierre de su empresa, v¨ªctima de las desavenencias con sus socios y de la incipiente crisis econ¨®mica, que se empieza a reflejar ya en el mercado de objetos de lujo.
Para colmo, su ¨²ltimo desfile, de inspiraci¨®n ar¨¢biga, que se celebr¨® el pasado 9 de septiembre en Nueva York, dos d¨ªas antes de los atentados, asest¨® el ¨²ltimo golpe a su empresa. 'Creamos un negocio de ¨¦xito en un tiempo muy corto', dijeron Adrover y Susan Sokol, presidenta del grupo Leiber, en un comunicado conjunto. 'Han sido unos a?os incre¨ªbles, pero se han producido muchos cambios, tanto en el mercado de la moda como en la estrategia del grupo. Dadas las nuevas realidades econ¨®micas, tiene m¨¢s sentido buscar un nuevo socio o un comprador estrat¨¦gico que pueda ampliar el negocio, bas¨¢ndose en lo que hemos construido', a?adieron.
Los ¨¢nimos en la casa Adrover no eran ayer del todo pesimistas. 'No ha sido exactamente una sorpresa', dijo su amiga y portavoz, Jennefer Hoffman, 'no perdemos la esperanza, quedan muchas posibilidades.
'Lo que m¨¢s me preocupa en estos momentos es el futuro del gran equipo con el que he trabajado. Es un momento dif¨ªcil', se limit¨® a declarar Adrover en el comunicado oficial.
El modista mallorqu¨ªn irrumpi¨® en el mundo de la moda a principios de 2000 con sus modelos iconoclastas: volvi¨® del rev¨¦s una vieja gabardina Burberry's, sac¨® un vestido de los restos de un colch¨®n abandonado, dedic¨® sus desfiles a las zapatistas de Chiapas o las campesinas del Nilo. Su primer desfile, que se prepar¨® en su m¨ªsero s¨®tano, fue un inst¨¢ntaneo ¨¦xito de cr¨ªtica y, en una noche, Adrover se convirti¨® en uno de los dise?adores m¨¢s influyentes de Nueva York. Poco despu¨¦s, Stephen Ruzow, un ex presidente de Donna Karan, que intentaba montar un gran grupo de moda, Pegasus, al estilo de LVMH o Gucci, le ofreci¨® apoyo y dinero para crear su propia marca y conservar el car¨¢cter incre¨ªblemente artesanal y exclusivo de sus dise?os.
Era un ¨¦xito inesperado para este mallorqu¨ªn que hab¨ªa tenido que fregar pisos y oficinas para sobrevivir malamente en el humilde barrio del Lower East Side de Nueva York. Consigui¨® montar una tienda, Horn, que vend¨ªa ropa de Alexander McQueen y Sebasti¨¢n Pons. Hasta que, por fin, con la ayuda econ¨®mica de sus amigos, decidi¨® arriesgarse a crear su propia ropa.
Durante a?o y medio, Adrover fue considerado como una de las figuras m¨¢s brillantes y prometedoras del mundo de la moda. Su negocio lleg¨® a valer cinco millones de d¨®lares. Pero la asociaci¨®n con Pegasus degener¨® r¨¢pidamente. El grupo otorg¨® a Adrover libertad y medios para fabricar a mano sus modelos, pero no fue lo bastante competitivo en los plazos de entrega o distribuci¨®n. Prendas que normalmente se venden en los lujosos almacenes Barney's o Liberty, en Londres, acabaron el a?o pasado en Loehmann's, la gran tienda de rebajas de la S¨¦ptima Avenida.
En mayo, Pegasus cambi¨® de nombre y de estrategia: se convirti¨® en el Leiber Group y, bajo la direcci¨®n de una antigua responsable de Calvin Klein, Susan Sokol, empez¨® a orientarse hacia una producci¨®n m¨¢s comercial. En el ¨²ltimo a?o, el grupo cerr¨® cinco de las seis marcas que pose¨ªa. La ¨²ltima ha sido la de Adrover.
El lujo
La probable recesi¨®n que se avecina tras los atentados terroristas en EE UU del 11 de septiembre se ha anticipado en el sector de los productos de lujo, contaba ayer Le Monde. Las acciones de LVMH han sufrido desde entonces una fuerte ca¨ªda, y Prada ha decidido aparcar su salida a Bolsa. Este clima de pesimismo ha planeado tambi¨¦n de manera especial estos d¨ªas en los desfiles de Mil¨¢n: han desertado los compradores americanos y asi¨¢ticos.
La sobriedad marc¨® tambi¨¦n la puesta en escena de los desfiles de ropa para el verano de 2002. Nada de esperas hist¨¦ricas en las puertas de los desfiles, nada de estrellas y paparazzi; ahora s¨®lo permanece el p¨²blico interesado en comprar.
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