Somos erizos grandotes
Hartwell, Hunt, Nurse. Tres nombres ya cl¨¢sicos (contempor¨¢neos todos ellos, no cabe duda de que nos vamos haciendo viejos...) de la Biolog¨ªa Celular interesados, desde sus a?os de estudiantes graduados, en c¨®mo se las apa?an las c¨¦lulas para dividirse de una forma tan exacta que, como resultado, den siempre dos c¨¦lulas hijas que tengan exactamente la misma informaci¨®n gen¨¦tica que ellas mismas.
Y el mecanismo es tan exacto que, al menos en la mosca del vinagre (el organismo modelo con el que yo trabajo), la frecuencia de errores en la distribuci¨®n del material gen¨¦tico es cero.
Los tres premiados tienen en com¨²n el combinar t¨¦cnicas bioqu¨ªmicas, gen¨¦ticas y de biolog¨ªa molecular para estudiar el problema que les interesa. Hunt, bioqu¨ªmico, ha conseguido el premio por sus estudios en embriones de erizo de mar. Hartwell y Nurse, genetistas, por sus estudios en levaduras. ?Qu¨¦ tienen que ver los erizos de mar, interesantes ¨²nicamente por las obvias propiedades gastron¨®micas de sus g¨®nadas, y las levaduras, prioritariamente interesantes para vinateros y panaderos, con un premio Nobel de Medicina?
La respuesta es simple: desde que hace muchos millones de a?os las fuerzas evolutivas consiguieron inventar, al mismo tiempo que aparecieron las c¨¦lulas en nuestro planeta, un procedimiento seguro para reproducirse. El sistema se ha ido complicando y reafinando, pero sin grandes cambios. Nos guste o no, los humanos somos unas levaduras o unos erizos grandotes. Seguramente m¨¢s listos (no desde el punto de vista evolutivo), pero con los mismos genes esenciales.
La ¨²nica diferencia es que tenemos m¨¢s copias, m¨¢s o menos modificadas, de los mismos genes que las levaduras. En el fondo, como ocurre tambi¨¦n con los genes necesarios para el desarrollo embrionario, el complejo fen¨®meno de la divisi¨®n celular sigue las mismas reglas que se inventaron hace miles de millones de a?os, y la llegada de aparentemente nuevos tipos de divisi¨®n celular a lo largo de la evoluci¨®n no hace sino complicar un sistema primitivo b¨¢sico. Uno de los mejores experimentos de Paul Nurse, por el que no ha recibido el Nobel aunque indudablemente lo habr¨ªa merecido, es la demostraci¨®n de que genes humanos introducidos en levaduras mutantes pueden salvar a ¨¦stas de su defecto.
Adem¨¢s de ser un cient¨ªfico fuera de serie, Paul Nurse es un hombre encantador. Es un t¨ªpico exponente de una generaci¨®n, a la que tambi¨¦n pertenecen Tim Hunt y Leland Hartwell, donde los conocimientos cient¨ªficos se compart¨ªan mucho antes de ser publicables. Una generaci¨®n que ha visto c¨®mo se ha pasado de la comunicaci¨®n abierta de los datos preliminares a la comunicaci¨®n cuasi secreta de los datos a publicar. Una generaci¨®n que ha visto pasar de la camarader¨ªa cient¨ªfica a la pirater¨ªa y el cuchillo en la espalda: mi generaci¨®n. Aunque el ambiente cient¨ªfico haya degenerado para todos, Tim, Paul y Leland: chapeau!
Pedro Ripoll es investigador del Centro de Biolog¨ªa Molecular Severo Ochoa.
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