Cruz Roja asegura que 500.000 afganos pueden morir de hambre este invierno
'Las rutas de monta?a ser¨¢n impracticables en semanas; no ser¨¢ posible meter comida'
La zona m¨¢s afectada por la sequ¨ªa y los combates de las ¨²ltimas semanas cruza por el centro del pa¨ªs, en un arco que recorre las provincias de Herat, Gor, Bamyan y Oruzgam. El CICR calcula que m¨¢s de medio mill¨®n de afganos se hallan en peligro de morir de hambre durante el invierno y alerta del riesgo de desplazamientos masivos hacia Herat y la frontera de Ir¨¢n.
En la zona controlada por la Alianza del Norte, la situaci¨®n parece mejor: los campesinos del valle del Panchir se afanan en la recogida del ma¨ªz. 'Sin una industria m¨ªnima, la dependencia de la agricultura es total; se trata de una econom¨ªa de supervivencia', afirma Junod. 'M¨¢s de veinte a?os de guerras han aniquilado el sistema productivo. En el valle del Panchir, el problema de la escasez alimentaria comenzar¨¢ a partir de febrero o marzo, cuando se extingan las reservas acumuladas en el oto?o'.
La inexistencia de una red viaria aceptable y la propia guerra impiden el comercio o el mero trueque de productos de una zona a otra. La mayor¨ªa de la gente vive en la indigencia, sin disponer de una clase m¨¢s afortunada de la que depender en la caridad. Las personas que se mueven a pie de una aldea a otra se lanzan sobre los restos de una sand¨ªa para dar cuenta de unas rodajas ya mordisqueadas. Incluso los que disponen de un empleo, como los soldados de la Alianza, mendigan sin rubor d¨®lares a los extranjeros. En Afganist¨¢n no hay comida ni Estado.
Los lanzamientos en paraca¨ªdas, anunciados por EE UU poco antes del inicio de los bombardeos, no podr¨¢n paliar esta situaci¨®n. 'No s¨¦ d¨®nde caen todos esos alimentos, pero por aqu¨ª no hemos visto bajar ninguno del cielo', dice Kaium. No es el ¨²nico que se queja en esta zona de Afganist¨¢n. Para las ONG, que trabajan sobre el terreno, este sistema -ya empleado en Bosnia-Herzegovina- no servir¨¢ para evitar la cat¨¢strofe humanitaria que se avecina, ni siquiera cuando las rutas de monta?a queden selladas por las nevadas.
Terreno hostil
Los camiones y todoterrenos tienen inmensas dificultades para moverse por las angostas carreteras de arena, atravesando cumbres de m¨¢s de 4.000 metros y con enormes precipicios en los que yace chatarra de la maquinaria b¨¦lica de la URSS. Las adversidades en un clima seco se transforman en un obst¨¢culo insalvable durante el invierno. Entre los meses de noviembre y mayo s¨®lo es posible cruzar esos puertos a pie, a caballo o en burro.
En Afganist¨¢n hay una escasez estructural y una amenaza de hambruna a corto plazo. Esta peligrosa combinaci¨®n se agrava con los bombardeos y la posible quiebra del r¨¦gimen talib¨¢n sin una alternativa de poder clara. De los 20 millones de habitantes de Afganist¨¢n, m¨¢s de cuatro son refugiados en Pakist¨¢n o Ir¨¢n, pero otros muchos son desplazados en su pa¨ªs: unos por las guerras, otros por la sequ¨ªa de los ¨²ltimos a?os. Ellos son los que se hallan en peor situaci¨®n, pues el acceso a las aldeas es muy complicado. ACTED ha adquirido varias excavadoras para intentar limpiar los puertos y evitar el temido bloqueo de las carreteras durante cinco o seis meses, pero nadie sabe si ser¨¢ suficiente.
'La gente est¨¢ contenta con la presencia de tantos periodistas', dice Junod. 'Piensan que, al menos ahora, se hablar¨¢ de Afganist¨¢n tras tantos a?os de silencio'. 'En seis a?os s¨®lo he visto por aqu¨ª a los periodistas que el CICR ha invitado para mostrarles los proyectos', a?ade. 'Afganist¨¢n ha sido uno de los pa¨ªses m¨¢s olvidados por Occidente'.
El CICR ha elaborado un plan de emergencia para hacer frente a una crisis de refugiados en la planicie de Shamal¨ª, que une el final del Panchir con Kabul. 'Desde que comenzaron los bombardeos estadounidenses hace ocho d¨ªas no se ha producido, como tem¨ªamos, un ¨¦xodo masivo hacia el norte; se trata de un cuentagotas de personas que escapan, pero es imposible predecir c¨®mo van a evolucionar las cosas a corto plazo', a?ade Junod. 'Este plan es de baja intensidad para evitar un efecto llamada; la gente cruzar¨ªa las l¨ªneas del frente por el simple hecho de hacerse con una manta'. Esta situaci¨®n se explica en los testimonios de los primeros desertores talibanes, quienes afirman que el r¨¦gimen bloquea las salidas de Kabul e impide a la poblaci¨®n abandonar la capital.
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