Un libro desvela la trama cultural de la CIA contra el comunismo
Stonor Saunders relata que la agencia urdi¨® un plan con intelectuales
Era la ¨¦poca de la propaganda pura y dura. Hoy tambi¨¦n se pueden sacar conclusiones interesantes para el presente al leer La CIA y la guerra fr¨ªa cultural (Debate), de Frances Stonor Saunders, la escritora brit¨¢nica que ha desvelado un compl¨® entre relevantes intelectuales y artistas occidentales para derretir el calor ideol¨®gico que ven¨ªa de la URSS. 'El p¨²blico tiene derecho a saber con qui¨¦nes se acuestan los intelectuales', afirma.
Lleva el pelo de punta, gafas de pasta y habla por los codos, con puro acento ingl¨¦s de licenciada en Oxford. Empez¨® a tirar del hilo cuando se puso a hacer un documental sobre el expresionismo abstracto. 'Quer¨ªamos mostrar los movimientos pict¨®ricos m¨¢s modernos desde una ¨®ptica nueva', dice. Ah¨ª observaron conexiones extra?as. En el trabajo, que le llev¨® un a?o, manej¨® mucha informaci¨®n relevante que quedaba fuera del documento audiovisual, as¨ª que decidi¨® emplear tres temporadas m¨¢s en desvelar en un libro los secretos del Congreso por la Libertad Cultural, que impulsado por la CIA, tuvo una vida de 17 a?os, entre 1950 y 1967, y se implant¨® en oficinas de 35 pa¨ªses para afiliar adeptos al americanismo entre las ¨¦lites intelectuales.
Desde ese foro, los conspiradores fueron organizados por el agente Michael Josselson, un hombre de vasta cultura que, seg¨²n la autora, 'sab¨ªa muy bien a qui¨¦n apuntar'. Gastaron cientos de millones de d¨®lares en la creaci¨®n de revistas, como Encuentros para el mundo anglosaj¨®n o Preuves en Francia, la organizaci¨®n de conferencias, la concesi¨®n de premios y la movilizaci¨®n para evitar, por ejemplo, que le dieran el premio Nobel a Pablo Neruda.
Stonor Saunders empez¨® su trabajo por las vanguardias pict¨®ricas. El expresionismo abstracto como una presa lista para ser atacada es evidente: 'Se trata de un movimiento salvaje, anarquista, cuyos miembros hab¨ªan manifestado su clara voluntad de no pertenecer a ning¨²n grupo. Era eso lo que los hac¨ªa especialmente vulnerables', dice. Y, sobre todo, uno de sus l¨ªderes m¨¢s carism¨¢ticos: Jackson Pollock. 'Era un vaquero de Wyoming, una especie de salvaje que reun¨ªa las condiciones ideales para ofrecer la imagen del americano de fiera independencia'.
Artistas como Pollock -cuya corriente art¨ªstica Nelson Rockefeller lleg¨® a definir como 'la que mejor representa la libertad de empresa'- sirvieron al plan perfectamente trabado de la CIA. As¨ª que Josselson teji¨® un n¨²cleo duro en el que estaban, entre otros, el m¨²sico Nicol¨¢s Nabokov, el escritor Arthur Koestler, el fil¨®sofo Isaiah Berlin o el mismo Salvador de Madariaga. 'La conexi¨®n de Madariaga era importante porque el exilio espa?ol desplegado por Am¨¦rica Latina se supon¨ªa que estaba muy en contacto con el comunismo y eso hab¨ªa que contrarrestarlo por una necesidad de pura estabilidad', afirma la escritora.
El objetivo eran los neutrales. 'Mantener la independencia en un mundo tan bipolarizado era una heroicidad', cuenta Stonor Saunders. Y la obsesi¨®n estaba en Par¨ªs. Conquistar la capital de Francia para la causa era crucial.
Los tiros iban dirigidos hacia los representantes de la cultura m¨¢s elitista. En m¨²sica, por ejemplo, apuntaron hacia la vanguardia dodecaf¨®nica y aprovecharon la conversi¨®n de Igor Stravinski a esa corriente para que la capitaneara. Pero alguno les sali¨® rana. 'Es el caso de Pierre Boulez, que entendi¨® la jugada r¨¢pidamente y les envi¨® una carta muy violenta en las que les mandaba a la mierda y en la que les dec¨ªa que el pr¨®ximo congreso que deb¨ªan organizar era uno sobre condones', como cuenta Stonor Saunders en el libro.
Otra de las ventajas que ten¨ªan los miembros del club era ver reforzado el prestigio de algunos escritores, m¨²sicos y pintores que por sus propios m¨¦ritos hubiesen quedado peor situados en la historia, como el caso del ensayista Arthur Koestler. '?Qui¨¦n habr¨ªa dado m¨¢s de dos pesetas en un mercado de baratijas por un libro de Koestler?', se pregunta la escritora. .
El elitismo y algunos periodistas les llevaron a perder la jugada. 'Su desprecio por la cultura popular, la multiplicidad de corrientes, la mezcla del tex-mex y el c¨®mic termin¨® por volverse contra ellos'. Y el olfato de algunos informadores. 'Precisamente algunos art¨ªculos e investigaciones fueron descubriendo la trama y la sospecha en la opini¨®n p¨²blica de que la CIA estaba detr¨¢s de algo as¨ª les hizo cerrar el tinglado. Sencillamente no se pod¨ªa seguir con ello si hab¨ªa la m¨¢s m¨ªnima sospecha'.
El Nobel y la pol¨ªtica
La politizaci¨®n de la cultura no ha desaparecido ni desaparecer¨¢. Hoy, de hecho, 'despu¨¦s de un descanso de unos diez a?os', asegura Frances Stonor Saunders, autora de la La CIA y la guerra fr¨ªa, revivimos el est¨¢s conmigo o contra m¨ª. 'Lo malo es que han convertido palabras como democracia y libertad en dogmas de fe. Y si preguntas qu¨¦ significan para ellos esos t¨¦rminos o si en nombre de ellos se pueden llegar a suspender las libertades fundamentales, te miran como si fueras el enemigo'. Para Stonor Saunders hasta la concesi¨®n de algunos de los ¨²ltimos premios Nobel, son parte de la guerra que el mundo mantiene contra el fundamentalismo isl¨¢mico. 'Este a?o han sido incre¨ªblemente tendenciosos. Es obvio que no hab¨ªa un tipo de la CIA con pistola detr¨¢s presionando, pero todo el mundo sabe qu¨¦ representa Koffi Anan, premio Nobel de la Paz y que V. S. Naipaul, el de literatura, se ha beneficiado de su discurso a favor del choque de civilizaciones', dice.
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