El Madrid pierde de vista la Liga
El equipo de Del Bosque pag¨® frente al Celta la crisis de Figo y la banalidad de McManaman
La Liga como meta tiene cada vez menos sentido para el Real Madrid, que no encuentra la manera de ganar un partido. Pudo hacerlo frente al Celta en un duelo que perdi¨® rango en el segundo tiempo. Al notable juego de la primera parte sigui¨® una segunda trabada y sin claridad en ninguno de los dos equipos. En el Celta porque desestim¨® la posibilidad de llevarse la victoria; en el Madrid porque desde hace tiempo no tiene desborde por los lados. Tampoco le ayud¨® alguna decisi¨®n m¨¢s que discutible de Del Bosque. Sorprendi¨® la sustituci¨®n de Guti por Munitis cuando se necesitaban jugadores de verdad para sostener al equipo. McManaman, por ejemplo, no hab¨ªa ayudado nada. Cobijado por el paraguas de Roberto Carlos, McManaman ofreci¨® un monumento a la insustancialidad, con mucho traslado y sin acometer ning¨²n riesgo. Fue el t¨ªpico caso de futbolista superado por las necesidades del partido, y por eso extra?¨® la confianza que le deposit¨® el entrenador.
REAL MADRID 1| CELTA 1
Real Madrid: Casillas; Salgado, Hierro, Pav¨®n, Roberto Carlos; Figo, Makelele, Zidane (Solari, m. 82), McManaman (Morientes, m. 82); Ra¨²l y Guti (Munitis, m. 53). Celta: Cavallero; Velasco, C¨¢ceres, Berizzo, Juanfran; Karpin, Luccin, Giovanella (Doriva, m. 75), Mostovoi (Silvinho, m. 82), Gustavo L¨®pez (Edu, m. 65); y Catanha. Goles: 0-1. M.8. Catanha aprovecha un rechace de Casillas tras el saque de un c¨®rner para marcar. 1-1. M.25. Excelente jugada colectiva del Madrid que desemboca en un pase de Zidane a Guti, que controla la pelota con el pecho y la eleva sobre Caballero. ?rbitro: Turienzo. Expuls¨® a Makelele (m.90), por doble amonestaci¨®n. Mostr¨® tarjeta amarilla a Hierro (se pierde el pr¨®ximo partido), Roberto Carlos, Cavallero, Luccin, Berizzo y Giovanella. 70.000 espectadores en el Bernab¨¦u.
Con McManaman, el Madrid no tuvo desborde por la izquierda. Tampoco lo tuvo por la derecha, donde Figo no es ni por asomo el jugador intr¨¦pido y desestabilizador de otros tiempos. Juanfran le desactiv¨® con tanta facilidad que la gente comenz¨® a preguntarse por el abatimiento del extremo portugu¨¦s. Tuvo suerte de salir limpio de un regate en el primer tiempo y cruzar un zurdazo contra el larguero. Fueron las ¨²nicas noticias de Figo en el partido, pero la jugada le puso en el escaparate.
Fuera de eso, Figo parece pesado, sin capacidad de aceleraci¨®n y con un punto de angustia, como si fuera cada vez m¨¢s consciente de que algo le sucede. Lo que prueba su ausencia es precisamente su importancia en el Madrid, capital por lo que pareci¨® la ¨²ltima temporada. Sin su concurso, el equipo es menos fiero, m¨¢s predecible y mucho m¨¢s controlable. Adem¨¢s se observan consecuencias a?adidas: Ra¨²l, que hab¨ªa encontrado un excelente socio en el portugu¨¦s, parece un tanto perplejo, a la busca de alguien que le entienda, de un jugador que interprete su apetito en el ¨¢rea. As¨ª que, entre unas cosas y otras, a partir de Figo -o de este Figo disminuido- se produce un efecto contagio que alcanza a numerosas piezas del Madrid.
Sin embargo, el partido del Madrid fue bastante meritorio. Con mucho menos de lo que demostr¨® ayer ha conseguido victorias sencillas. Pero el f¨²tbol es bastante misterioso. Hay momentos en los que niega la palabra a un equipo y no hay nada que hacer. Sin abrumar al Celta, pero jugando mejor, tuvo unas cuantas ocasiones y apenas recibi¨® ninguna. La del gol debe contabilizarse en la habitual incompetencia del Madrid para defender faltas laterales o saques de c¨®rner. Juanfran salt¨® sin miramientos y sin oposici¨®n, desvi¨® la pelota con la cadera y oblig¨® a un dif¨ªcil rechace de Casillas. Por si acaso, Catanha andaba por ah¨ª y dej¨® la pelota en la red. Ocurri¨® en el arranque del partido, dato relevante para medir la paciencia del p¨²blico y la fibra del Madrid en una tarde complicada.
Contra lo que hab¨ªa sucedido en actuaciones anteriores, el Madrid tuvo entereza y coraje para sobreponerse a la dificultad. No le falt¨® f¨²tbol, especialmente por la brillante actuaci¨®n de Zidane en el primer tiempo, ayudado por el juego expansivo de Roberto Carlos. A trav¨¦s de Zidane ocurr¨ªan cosas l¨®gicas donde era necesaria la sensatez o inesperadas donde se requer¨ªa la sorpresa. El Celta no encontr¨® ant¨ªdoto para detenerle y lo pag¨® porque el Madrid comenz¨® a sentirse c¨®modo, en lugar de crisparse por su desventaja. Fue Zidane, despu¨¦s de una gloriosa jugada colectiva, quien envi¨® a Guti el bal¨®n del empate. Claro que Guti puso mucho de su parte con un control perfecto y una exquisita vaselina sobre Caballero.
El Madrid no aprovech¨® el arre¨®n por sus carencias en los costados y por la estabilidad de la defensa del Celta, donde Berizzo dio un curso de car¨¢cter, liderazgo y precisi¨®n. S¨®lo fue superado una vez: lo arregl¨® con un agarr¨®n. Lo mismo se puede decir de Fernando Hierro, el mejor del Madrid en los ¨²ltimos partidos. Ambos dominaron el encuentro, si por ello se entiende su capacidad para imponerse a los delanteros rivales. En el caso del Celta, no existieron ni Catanha ni Mostovoi. Y Gustavo L¨®pez, que amenaz¨® varias veces en el primer tiempo, fue retirado en el segundo tiempo.
Fue un asunto muy parecido al de Guti, cuyas posibilidades van m¨¢s all¨¢ de jugar en la delantera. De hecho, hasta hace bien poco no se le ten¨ªa como delantero. A la vista del partido de McManaman, y visto que Roberto Carlos se basta en el callej¨®n izquierdo, quiz¨¢ Guti pod¨ªa haber ayudado a Makelele y Zidane en el medio campo. No pareci¨® casualidad que despu¨¦s de su cambio, el Madrid entrara en un estado ins¨ªpido durante varios minutos, problema que s¨®lo pareci¨® arreglar a ¨²ltima hora con un vehemente pero in¨²til asedio sobre el ¨¢rea del Celta.
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