Y Ben¨ªtez se hart¨®
La renuncia del capit¨¢n, que se siente ninguneado por el t¨¦cnico y sus compa?eros, agudiza la crisis del Espanyol
Con el t¨¦cnico ejerciendo permanentemente de funambulista, la capitan¨ªa pasando de un brazo a otro sin que trascienda la m¨¢s m¨ªnima justificaci¨®n y la directiva, fraccionada y limitada por una deuda con visos de eternidad, el Espanyol vive atrapado en una jaula de cristal en la que el m¨¢s m¨ªnimo fallo en uno de sus resortes amenaza con hacer a?icos todo el armaz¨®n.
Miguel ?ngel Ben¨ªtez, el capit¨¢n, renuncia al brazalete y el club no lo comunica; Paco Flores, el t¨¦cnico, mira al cielo para saber hasta cu¨¢ndo seguir¨¢ en el banquillo y, mientras, el equipo, con dos goles ante el Tenerife, se a¨²pa hasta el octavo puesto para colocarse a tres puntos del Bar?a y superar en otros tantos al Madrid, al margen de rozar la UEFA. ?Es posible encontrar una explicaci¨®n l¨®gica? Probablemente no.
Los males, no obstante, nacen y mueren en las cuatro paredes del vestuario. Hacia fuera, el conjunto blanquiazul vende una imagen de unidad: los jugadores solicitan y logran la continuidad de su t¨¦cnico aunque no se sepa hasta cu¨¢ndo. La junta la reafirma asegurando que nunca la hab¨ªa cuestionado cuando hay directivos que persiguen la salida de Flores desde el curso pasado. Sin embargo, hay detalles que no enga?an. La renuncia de Ben¨ªtez a la capitan¨ªa no fue un gesto gratuito por mucho que del club no saliera ni una nota oficial informando de que, desde el pasado jueves, Ra¨²l Tamudo pasaba a ser el primer capit¨¢n.
La historia, sin embargo, se hab¨ªa cocido antes, el mismo d¨ªa que el Lleida ape¨® al Espanyol de la Copa del Rey. Aquel d¨ªa, Flores convoc¨® a Ben¨ªtez, reci¨¦n llegado a¨²n con el jet lag de la concentraci¨®n de Paraguay para hacerle contemplar el partido desde la grada. La convocatoria s¨®lo admit¨ªa 16 hombres y Flores se llev¨® 17. A Ben¨ªtez no le gust¨® el gesto y se lo reproch¨® a su t¨¦cnico. Flores estim¨® que no le deb¨ªa ninguna explicaci¨®n. El paraguayo, que a¨²n no ha jugado ning¨²n minuto como titular desde que se recuper¨® de su lesi¨®n de rodilla, mont¨® en c¨®lera y pas¨® a la acci¨®n. Convoc¨® una rueda de prensa para hacer p¨²blico su malestar.
Su enfado, sin embargo, no trascendi¨®. Reunidos los periodistas, y para sorpresa de todos, Ben¨ªtez despach¨® su convocatoria con un lac¨®nico: 'por el bien del equipo, no voy a hacer declaraciones'. ?Qu¨¦ sucedi¨®? En cuesti¨®n de horas, Flores movi¨® sus hilos para disuadir a Ben¨ªtez. Recurri¨® al delegado del equipo, Jos¨¦ Mar¨ªa Calz¨®n, a sus hombres de confianza en la plantilla (Tamudo, De Lucas, Soldevilla, Morales y Argens¨®) y, finalmente, al presidente, Daniel S¨¢nchez Llibre, el hombre que lo convenci¨®.
Ben¨ªtez tom¨® su renuncia como un gesto hacia el equipo. Por eso mont¨® en c¨®lera d¨ªas despu¨¦s, cuando, tras la derrota en Lleida, la directiva discut¨ªa la continuidad de Flores al frente del banquillo, y Tamudo, Morales y Argens¨®, sin consultarle, defendieron ante la junta y p¨²blicamente al t¨¦cnico. El parguayo se sinti¨® desautorizado y pidi¨® de sus compa?eros un gesto p¨²blico que le devolviera el rango que implica el brazalete y el gesto que hab¨ªa tenido con el equipo al callarse. No lo consigui¨®.
El pasado jueves, ante el t¨¦cnico y el vestuario, Ben¨ªtez comunicaba su malestar y su consecuente renuncia a la capitan¨ªa. Flores no puso objeciones y Tamudo, hasta entonces segundo capit¨¢n, recogi¨® el brazalete. En un gesto que caracteriza el proceder del club la noticia no trascendi¨®.
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