Los infortunios de la vida
El jurado que otorg¨® a El ¨²ltimo viaje de Eliseo Guzm¨¢n, tercera novela de Juan Antonio Bueno ?lvarez, el XVI Premio Andaluc¨ªa de Novela, la entronc¨® con 'la tradici¨®n del realismo literario espa?ol' y, ciertamente, ¨¦ste tiene l¨ªmites tan inabarcables que la novela encaja ah¨ª, sin problemas, aunque Bueno ?lvarez haya escogido un rinc¨®n de dicho realismo que m¨¢s parec¨ªa un jard¨ªn desbastado, o las ruinas de un tiempo derrumbado, o casi: esto es, la novela de la sangre, y su llamada, la del honor, y sus inconvenientes, la del caciquismo y el derecho de pernada, y sus pesares, de cuando el conde de Romanones era propietario de la provincia de Guadalajara y unos pedazos m¨¢s de aquella reseca piel de toro.
EL ?LTIMO VIAJE DE ELISEO GUZM?N
Juan Antonio Bueno ?lvarez Alfaguara. Madrid, 2001 359 p¨¢ginas. 2.150 pesetas
Bueno ?lvarez ha resucitado el drama rural y caciquil, los duelos y quebrantos de una Espa?a de costurones, agravios y terrones, y lo ha hecho con decisi¨®n, firmeza, seguridad, honestidad y absoluta seriedad, sin permitirse introducir en su relato el m¨¢s m¨ªnimo elemento par¨®dico que pudiera confundir al lector sobre cu¨¢les han sido sus intenciones. Es ¨¦sta una novela de muertos en vida, de contadores de sombras (queda tan lejana aquella novela de Antonio Burgos: El contador de sombras, ese grito ?lev¨¢ntate Andaluc¨ªa! de los narrandaluces de los primeros setenta). Es una novela situada en nuestra ¨¦poca, pero petrificada la mirada al girarse, los protagonistas, hacia aquella Espa?a atroz que sali¨® de una posguerra. Es una novela a seis voces: los miembros de la familia Guzm¨¢n, que m¨¢s que personajes de carne y hueso son arquetipos, rostros sin alma, pecadores unos y v¨ªctimas de esos pecados, los otros.
Eliseo Guzm¨¢n, el viejo patri
triarca que no ha sabido conservar m¨¢s que un despotismo hueco, obliga a sus dos hijos, dos mu?ecos de trapo que sueltan serr¨ªn a poco que se les zarandee (y el viejo no habla, grita, ordena; lo suyo es de una brutalidad pat¨¦tica, y tanto que, al final, parece como si el autor sintiese una cierta compasi¨®n por ¨¦l: y ah¨ª est¨¢, en el coche, Zeus tonante, rompiendo con un dedo en un descuido el envoltorio de una bandeja de pasteles y engolosin¨¢ndose con uno de mucha crema; es una imagen muy tierna, y hay otras), a que le lleven, a la fuerza, al pueblo andaluz que abandon¨® con toda la familia a cuestas por no poder soportar el deshonor del embarazo de su hija. La historia de ese secreto, de ese bald¨®n, de ese esc¨¢ndalo est¨¢ contada con cierto br¨ªo narrativo a base de armar y desarmar los lamentos de ese coro de pla?ideras, el padre y los dos hijos, ¨¦stos a un lado, y al otro, las mujeres de luto, descartes del drama andaluz y alorquianado, que apenas dan un paso adelante en ese escenario. Son voces calladas, y desaprovechadas, las de las tres mujeres: la madre desnortada por el amor de otro que no pudo disfrutar; la hija, mancillada por un desconocido y seca como una hero¨ªna del de Granada, y la nieta, fruto del esc¨¢ndalo y del deshonor.
Bueno ?lvarez ha escrito un dram¨®n sobre los infortunios de la vida a conciencia y sin ninguna concesi¨®n. Y les ha puesto voz, y a cada uno su mon¨®logo le sirve de percha de sus penas y frustraciones. Y Bueno ?lvarez ha manejado h¨¢bilmente esos lamentos y as¨ª cada uno se cuelga su sambenito o de su propia soga. Es una novela de v¨ªctimas y de perdedores, con el viejo patriarca, con el que acaba simpatizando el autor, y con los dos hijos: Alfredo, que es una pura caricatura que se mantiene en pie milagrosamente, y con Tom¨¢s, la ¨²nica voz rebelde, muro en el que el autor abre una peque?a ventana para orear desv¨¢n tan oscuro y t¨¦trico. Y m¨¢s all¨¢, arrumbadas, las mujeres de luto: esas mujeres condenadas a callar y a las que Bueno ?lvarez sacrifica y silencia tal vez para subrayar el elemento dram¨¢tico de la novela, escor¨¢ndola. Es, pues, un relato sorprendente, un tanto ins¨®lito en este turbulento comienzo de milenio. Pero es, tambi¨¦n, una novela escrita con, a modo de mimbres, honestidad y seriedad, aunque el cesto resulte algo arcaico.
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