Del regreso de Ulises
Novela endiabladamente compleja desde la perspectiva del lenguaje, el traductor de Ulises (1922) no s¨®lo debe decidir un camino en cada encrucijada lexicogr¨¢fica, sino que debe sortear con solvencia las trampas que le prepara un texto trufado de piruetas verbales, juegos fon¨¦ticos, pastiches (de la poes¨ªa goliarda a Bunyan, los catecismos, Goldsmith, Dickens o Ruskin), private jokes, transtextualidad y material paremiol¨®gico. De otro lado, la enfermiza obsesi¨®n de Joyce por la sintaxis pone las cosas a¨²n m¨¢s dif¨ªciles: Frank Budgen (James Joyce and the making of Ulysses) se interes¨® por los progresos de Joyce en la redacci¨®n de su novela, Joyce le contest¨® que hab¨ªa estado trabajando sin descanso todo el d¨ªa, y Budgen dedujo entonces que hab¨ªa debido de escribir realmente mucho. Se equivocaba: Joyce le contest¨® 'dos frases'. Y cuando, pensando en Flaubert, Budgen, marisabidillo, le dijo a Joyce 'as¨ª que ha estado usted buscando le mot juste', Joyce le contest¨®, 'no, ya tengo las palabras. Lo que estoy buscando es su orden exacto dentro de la frase': el traductor de Ulises tambi¨¦n debe lidiar ese toro, y el de los registros y los estilos, que se exhiben todos en el proteico escaparate de una novela en la que la forma de cada cap¨ªtulo expresa su argumento, po¨¦tica que sin duda atenaza al traductor. Es sabido que, al pregunt¨¢rsele sobre el Ulises, Joyce no tuvo ning¨²n reparo en confesar, 'he planteado tantos enigmas y quebraderos de cabeza que tendr¨¦ ocupados por siglos a los profesores', y es el lenguaje el instrumento con el que perge?¨® este perverso rompecabezas (y sin embargo realmente divertido, no crean: escarben y ver¨¢n).
ULISES
James Joyce Traducci¨®n de Francisco Garc¨ªa Tortosa y Mar¨ªa Luisa Venegas. Edici¨®n de Francisco Garc¨ªa Tortosa C¨¢tedra. Madrid, 2001 910 p¨¢ginas. 2.000 pesetas
Joyce es un inmenso bromista, un archivo sonoro viviente y un escritor-esponja, capaz de absorber cualquier texto que caiga en sus manos, lo que da raz¨®n de su car¨¢cter erudito y enciclop¨¦dico (George Orwell lo llam¨® nada menos que 'pedante elefantino'). Se trata de traducir (?y a una lengua romance!) un texto que parece haber sido concebido para poner en un aprieto al mejor traductor, de modo que el mero hecho de atreverse con ¨¦l constituye toda una proeza, a la vez que merece el elogio un¨¢nime.
La traducci¨®n que ofrece
C¨¢tedra cuenta de entrada con la ventaja de perogrullo de haber dispuesto de las dos anteriores (la de Jos¨¦ Salas Subirat -Santiago Rueda Editor, Buenos Aires, 1945- y la de Jos¨¦ Mar¨ªa Valverde -Lumen, Barcelona, 1976-) como referencia; pero su principal solvencia es filol¨®gica, pues sus autores han tenido en cuenta cinco ediciones, necesarias habida cuenta del hecho de que Joyce correg¨ªa y modificaba como un condenado sus originales: el testimonio base ha sido la c¨¦lebre edici¨®n cr¨ªtica de Hans W. Gabler (Garland Publishing, Nueva York, 1984), cotejada con una reimpresi¨®n de la pr¨ªncipe, trufada de erratas (Shakespeare & Co., Par¨ªs, 1925), y las ediciones de Random House (Nueva York, 1961), The Bodley Head (Londres, 1960) y Penguin Books (Londres, 1968). Muy ¨²til le resultar¨¢ al lector la introducci¨®n literaria -en especial el comentario por episodios, que en efecto alienta una lectura creativa del texto, as¨ª como las consideraciones y ejemplos en torno a la propia traducci¨®n (los entresijos de la odisea de traducir el Ulises)- y la selecci¨®n bibliogr¨¢fica de la que carec¨ªan las dos anteriores (en la que, por cierto, se echa en falta por lo menos la menci¨®n a los ensayos joycianos de Umberto Eco en su edici¨®n espa?ola -Las po¨¦ticas de Joyce, Lumen, Barcelona, 1993-).
En cuanto a la traducci¨®n en s¨ª misma, salta a la vista que es menos libre que la de Valverde, que en ocasiones sobreinterpreta del mismo modo en que su condici¨®n de buen poeta le permite, en cambio, resolver pasajes con las mismas armas po¨¦ticas con las que Joyce los concibi¨®. Bien har¨¢ el lector especialista en tenerlas las dos muy a mano, como la de Joaquim Mallafr¨¦ al catal¨¢n, espl¨¦ndida. Uno de los pasos firmes que da la nueva traducci¨®n es el del tratamiento del pastiche, sustancialmente en el cap¨ªtulo de la historia de la prosa inglesa (XIV), que los traductores solucionan no por parodia, sino por imitaci¨®n de textos de la historia paralela de la literatura castellana. Traducir el Ulises supone otro esfuerzo de S¨ªsifo y la cuesti¨®n de la traducci¨®n mod¨¦lica ser¨¢ siempre bizantina, por lo que me temo que lo m¨¢s honesto ser¨¢ reconocer que un texto can¨®nico como ¨¦ste merece sin duda la ponderada traducci¨®n de Garc¨ªa Tortosa y Venegas, pero tambi¨¦n las que vinieren, y as¨ª como ambos se?alan en sus p¨¢ginas de captatio benevolentiae, CLXXV-CLXXXI, y con raz¨®n, que la mera existencia de la suya demuestra que las traducciones de Sala y Valverde eran mejorables, lo prudente es ahora advertir que tampoco la que rese?amos puede anunciarse como la traducci¨®n definitiva. En cualquier caso, s¨ª resulta incuestionable que con la esforzada edici¨®n de Garc¨ªa Tortosa los lectores en castellano disponemos por fin de un Ulises accesible y asequible, comentado con finura y contextualizado, de manera que parece indudable que estamos de enhorabuena.
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