Hombres y mitos
Una muestra recoge la historia de los ¨²ltimos espa?oles que lucharon en Filipinas
Juan Chamizo Lucas. Hijo de Crist¨®bal y Mar¨ªa. Soltero, trabajador del campo y nacido en junio de 1873 en el Valle de Abdalaj¨ªs (M¨¢laga). Fue uno de los que logr¨® resistir al asedio de Baler (Filipinas) y llegar vivo a Barcelona en 1899. Alistado como voluntario, lleg¨® a Manila a mediados de junio de 1897, seguramente sin imaginarse que iba a pasar 337 d¨ªas encerrado en los 300 metros cuadrados de una iglesia, comer ratas y beber agua podrida. Fue un leal y resuelto soldado, seg¨²n describe Mart¨ªn Cerezo, otro de los militares. Tras la rendici¨®n, regresa a su pueblo donde vive varios a?os y donde le dedican una calle. Luego ir¨¢ a vivir a la capital malague?a. Sus dos hijos varones fueron legionarios y murieron en la Guerra Civil.
De un destacamento de 54 soldados, 33 lograron volver a Espa?a. M¨¢s de un siglo despu¨¦s de la guerra de Filipinas, se expone en el Centro C¨ªvico de M¨¢laga y hasta el 2 de diciembre una muestra, producida por la Diputaci¨®n de A Coru?a, que recoge las historias de los soldados, 150 fotograf¨ªas centenarias e in¨¦ditas y textos de 28 autores que van desentra?ando el mito de los que resistieron en el pueblo de Baler. De ellos, siete supervivientes eran andaluces.
El m¨¦dico marbell¨ª Rogelio Vigil de Qui?ones era el segundo malague?o de aquel destacamento. Cuando lleg¨® a Filipinas, su experiencia como militar se reduc¨ªa a 15 d¨ªas en el hospital de Manila, donde acababa de llegar voluntario despechado por un amor imposible y como primera etapa en su pretensi¨®n de dar la vuelta al mundo. Su hoja de servicios cuenta que tom¨® parte activa en la guerra y en los servicios de vigilancia con las armas en la mano. Herido grave, desarroll¨® los s¨ªntomas del beriberi pero consigui¨® salvarse ¨¦l y muchos de los soldados que padec¨ªan esta enfermedad. En su vuelta a Espa?a fue condecorado con dos cruces de Mar¨ªa Cristina.
'Se trata de una revisi¨®n hist¨®rica sobre el mito de Los ¨²ltimos de Filipinas, buscando identificar a los individuos que componen el grupo, qu¨¦ hicieron all¨ª, c¨®mo fue su aventura tropical y c¨®mo les fue la vida despu¨¦s', dice Xavier Brisset, comisario de la exposici¨®n Los rostros del mito. 'La informaci¨®n la hemos recogido de los archivos militares, lo publicado sobre ellos en el siglo pasado y la historia oral que nos han contado 22 hijos que pudimos encontrar', a?ade Brisset.
Jos¨¦ Jim¨¦nez era otro de estos andaluces, nacido en Almonte (Huelva). Fue, seg¨²n cuentan sus nietos, un gran tirador y uno de los que no quiso rendirse. Felipe Castillo era jiennense, era el m¨¢s joven del destacamento y muri¨® con 86 a?os. Dos sevillanos y un granadino fueron otros de los andaluces protagonistas de esta parte de la Historia.
Resistir en tierra extra?a
Filipinas tuvo gran importancia comercial y estrat¨¦gica. En el puerto de Manila se asentaron empresas inglesas, norteamericanas y alemanas para exportar productos agr¨ªcolas. 'Los pol¨ªticos y empresarios espa?oles nunca hubiesen puesto en duda la continuidad de la relaci¨®n colonial con el cambio de siglo. Pese a su radicalismo pol¨ªtico, la cr¨ªtica de los ilustrados filipinos y la revuelta tagala de 1896 apenas supon¨ªan una amenaza para la presencia espa?ola', cuenta el historiador Luis Alonso ?lvarez. 'Fue, sin embargo, la participaci¨®n de los Estados Unidos en la contienda el elemento que alter¨® decisivamente esta relaci¨®n', a?ade. En abril de 1898 se pone fin a la paz de Biac-na-bato y se produce el levantamiento de varias provincias apoyadas por la potencia americana. En el pueblo de Baler, en la isla de Luz¨®n, hay tranquilidad pero se declara la guerra a Estados Unidos. Tras la destrucci¨®n de la flota espa?ola se produce una sublevaci¨®n general y se rinden la mayor¨ªa de los destacamentos. Manila queda sitiada. Un d¨ªa de junio, Baler amanece desierto y los soldados se trasladan a la iglesia, el ¨²nico edificio de piedra. Pocos d¨ªas despu¨¦s comienza el fuego y la resistencia. Las tentativas para negociar resultan infructuosas y se atrincheran en la parroquia, construyen un pozo y hacen un horno. Pero la comida era muy escasa y comienzan las enfermedades. A los cuatro meses ya cuentan con siete fallecidos y un mes m¨¢s tarde mueren cinco soldados m¨¢s. El d¨ªa 10 de diciembre se firma la Paz de Par¨ªs y Filipinas es vendida a Estados Unidos por 20 millones de d¨®lares, pero, aunque les lleven peri¨®dicos de Manila, estos hombres consideran que est¨¢n falsificados y contin¨²an resistiendo. En los 337 d¨ªas de asedio han de comer todo lo que se mueve: cuervos, ratas, culebras e incluso la peque?a perra del capit¨¢n. Vencen el beriberi gracias a las hierbas frescas de un huerto que pudieron conquistar, pero mueren en estos d¨ªas 19 hombres. En junio de 1899 proponen la rendici¨®n y la mayor¨ªa de los soldados acepta. Arr¨ªan las banderas y salen del fuerte.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.