Paisajes urbanos para despu¨¦s de una noche de fiesta

Vasos desechables medio llenos, bolsas abandonadas, botellas de alcohol rotas, restos de or¨ªn y, en alg¨²n caso, v¨®mitos dibujan el escenario al que se enfrentan cada vez m¨¢s vecinos de Valencia cuando salen de sus portales las ma?anas de los sabados, domingos y festivos. No es que la noche fuera mejor. La estampa urbana de grupos de j¨®venes reunidos en torno a un variado surtido de alcohol, generalmente al lado de coches con el volumen de la m¨²sica a tope, es cada vez m¨¢s com¨²n en las calles pr¨®ximas a los lugares de ocio. Junto a la suciedad del d¨ªa despu¨¦s, los vecinos que viven en las proximidades de la avenida de Jacinto Benavente, las zonas de aparcamiento cercanas al campo de Mestalla o el barrio del Carmen, entre otras, sufren la jarana, la m¨²sica elevada o las canciones que vocean los j¨®venes congregados cuando el alcohol ha cumplido su cometido.

La repetici¨®n de este fen¨®meno durante los ¨²ltimos meses, sin embargo, no ha sido motivo suficiente para que el Ayuntamiento de Valencia mueva ficha. 'No comprendemos c¨®mo la polic¨ªa auton¨®mica y la local no velan por cumplir la ley de dorgodependencias', se?ala la responsable de la Federaci¨®n de Asociaciones de Vecinos de Valencia, Carmen Vila.

Pese a que hay una ley que prohibe el consumo de alcohol en la calle, y que fija una edad m¨ªnima para beber, la polic¨ªa, seg¨²n Vila, hace o¨ªdos sordos e ignora repetidamente las quejas de los vecinos que la asedian cada noche quej¨¢ndose de esta situaci¨®n. 'Es escandaloso', apunta Vila, que a?ade la existencia de j¨®venes con camionetas que abastecen de alcohol, hielos o mezcla a los j¨®venes que toman las aceras. 'Luego la ciudad se queda como un estercolero', apunta, y las calles se quedan sin limpiar.