L¨®gicas enfrentadas
DESDE QUE ALGUIEN susurr¨® al o¨ªdo de una anterior ministra de Educaci¨®n que para ser profesor titular de universidad bastaba y sobraba con saberse una lecci¨®n del programa, la gran preocupaci¨®n de nuestros legisladores populares ha consistido en retornar a las oposiciones de anta?o que, ellas s¨ª, fabricaban profesores con capacidad para recitar todos y cada uno de los temas de la asignatura. Lo han conseguido: habr¨¢ una especie de oposici¨®n consistente en tres pruebas ante un macrotribunal nacional que, una vez superadas, habilitar¨¢n para acceder a un puesto de funcionario universitario. Perfecto; si no hubiera m¨¢s que esto, ser¨ªa perfecto: el as¨ª habilitado elegir¨ªa alguno de los puestos ofertados, y santas pascuas.
Pero este sistema choca frontalmente con la autonom¨ªa universitaria. Y entonces, sin renunciar a ¨¦l, comienzan a adher¨ªrsele otras cl¨¢usulas que no proceden ya de la misma l¨®gica centralizadora, sino de la auton¨®mica. Habilita un macrotribunal estatal, pero son las universidades las que deciden si convocan el concurso para asignar una plaza y si la asignan de hecho a alguno de los habilitados o si la dejan de momento vacante. Por si fuera poco, cada universidad podr¨¢ mantener un floreciente vivero de profesores contratados por tiempo indefinido -con el ¨²nico requisito de ser acreditados por una agencia evaluadora de la propia comunidad aut¨®noma- del que podr¨¢ extraer candidatos suficientes a los puestos de funcionarios.
Es dif¨ªcil que un animal, salvo si humano, tropiece dos veces en la misma piedra. Y esto es lo que ha ocurrido con el actual equipo ministerial: un tropez¨®n en la mism¨ªsima piedra en la que ya se dio de bruces el equipo que gest¨® la LRU: mezclar principios organizativos de sistemas no ya dispares, sino opuestos. Ponga usted a punto un sistema de habilitaci¨®n que consista en un examen nacional; a?ada luego un concurso de acceso sobre el que decide una comisi¨®n de cada universidad; construya a su lado, en paralelo, una gran avenida por la que avance un gran ej¨¦rcito de contratados. El resultado ser¨¢ que la universidad no sacar¨¢ ninguna plaza funcionarial hasta que uno de sus contratados cumpla los requisitos para pasar la habilitaci¨®n. ?Se habr¨¢ reducido con eso la endogamia, ese gran coco de nuestra universidad? No, en absoluto. Se habr¨¢ reforzado, porque para ser contratado por vez primera por cualquier universidad no hay m¨¢s que pasar por una agencia evaluadora de la propia comunidad.
Al primer tap¨®n, zurrapa. Y tambi¨¦n al segundo. Los responsables del ministerio han propalado como gran motivo de esta reforma una mayor racionalizaci¨®n de las relaciones entre ¨®rganos de gesti¨®n, representaci¨®n y control. Estupendo, se dir¨¢: es lo mismo que con el Estado, separaci¨®n de poderes: legislativo, ejecutivo, judicial. En el modelo de universidad europeo / continental -carente de mecanismos de mercado para asignar recursos y controlar la pro-ducci¨®n-, el control, la gesti¨®n y la representaci¨®n son asuntos internos a las propias universidades: el rector es elegido por el m¨¢ximo ¨®rgano de representaci¨®n, el claustro, y ¨¦l luego forma un equipo que gestiona la universidad apoyado en una junta representativa del claustro. El riesgo de encapsulamiento es obvio. Hay que acudir a otra l¨®gica que introduzca aire fresco en ese ambiente cerrado.
El problema surge cuando esa l¨®gica ya no es acad¨¦mica, no es tampoco de mercado, deja de ser social, y s¨®lo queda la pol¨ªtica. Y en efecto as¨ª es, y de ah¨ª el contento rayano en entusiasmo del representante de CiU en sus aplausos al proyecto de ley. La l¨®gica pol¨ªtica es siempre una l¨®gica de poder. ?C¨®mo es posible que los poderes p¨²blicos no hayan sacado hasta hoy tajada del apetitoso pastel universitario? Hay que participar, meterse, controlar. Y as¨ª se han previsto mecanismos para que los partidos pol¨ªticos tengan mucho que decir en los nombramientos del Consejo de Coordinaci¨®n Universitaria, de las agencias de evaluaci¨®n nacional y auton¨®micas, y de los nuevos consejos sociales con su poder incrementado. Hay mucho puesto aqu¨ª para repartir entre personalidades de reconocido prestigio. ?Suena a algo la cantinela del reconocido prestigio? Claro que suena: a cuotas entre partidos.
Endogamia reforzada y control pol¨ªtico de las universidades por parte del Gobierno: ¨¦stas son dos de las consecuencias de haber comenzado tan farrucos y haber tenido luego que negociar con CiU para no quedar m¨¢s solos que la una con su proyecto a cuestas. Menos mal que algo del primer borrador se ha salvado: los rectores permanecen, pero los claustros se disuelven. Eso s¨ª que es mantenerla y no enmendarla.
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