Kioto y la insostenibilidad del modelo valenciano
Hace unos d¨ªas en estas misma p¨¢ginas el consejero de Medio Ambiente, Fernando Modrego, hac¨ªa unas observaciones sobre el compromiso de Kioto y la sostenibilidad del modelo de desarrollo valenciano. Estas l¨ªneas pretenden ser una r¨¦plica a la mayor¨ªa de sus afirmaciones y pretenden colocar la pol¨¦mica sobre la realidad y no sobre las supuestas bondades de una situaci¨®n que se nos antoja ilusoria y mistificada.
En primer lugar hay que decir que el compromiso de Kioto asumido por los pa¨ªses europeos se est¨¢ demostrando de dificultoso cumplimiento por la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos, incluyendo a aquellos como Alemania y Gran Breta?a que han conseguido significativas reducciones en las emisiones, como as¨ª lo han reconocido la mayor¨ªa de pa¨ªses, y lo afirma sin ambages la Agencia Europea de Medio Ambiente. Espa?a es m¨¢s de lo mismo, pero a¨²n peor. Si en el compromiso europeo (la llamada burbuja europea) la reducci¨®n de la emisi¨®n de gases de efecto invernadero es del 8% para el 2008-2010, en el reparto interno Espa?a pod¨ªa aumentar sus emisiones en un 15%. Con datos oficiales a fines de 1999, el aumento de emisiones era pr¨®ximo al 25% y la Comunidad Valenciana no es una excepci¨®n.
Hay en proyecto cinco nuevas plantas de ciclo combinado que aumentar¨¢n las emisiones un 55%
El modelo de desarrollo valenciano no es un caso aparte del espa?ol y tiene los mismos signos de insostenibilidad. Con particularidades que en algunos casos lo empeoran. El incremento de las emisiones de di¨®xido de carbono en el decenio 1985-1995 debido a la quema de combustibles f¨®siles sufri¨® un fuerte aumento del 35% en la Comunidad.
La industria valenciana, con un consumo de gas (participaci¨®n del gas en el consumo total de energ¨ªa final del 20%) superior a la espa?ola (10%), sin embargo contribuye con un 50% de las emisiones de CO2, muy por encima de la industria espa?ola y europea (36% y 30% respectivamente). En los ¨²ltimos a?os la relaci¨®n entre la energ¨ªa consumida y el PIB ha empeorado notablemente, y eso indica un descenso en la eficiencia energ¨¦tica en el sector productivo. El sector energ¨¦tico valenciano emite muy por debajo de Espa?a y Europa (1,5 % de las emisiones de CO2), pero se debe a la inexistencia de un parque de generaci¨®n termoel¨¦ctrico (a excepci¨®n de la central de fuel de Castell¨®n y del parque de autogeneradores del sector cer¨¢mico de Castell¨®n, que producen calor y electricidad). Una buena parte de la electricidad consumida es generada fuera del Pa¨ªs Valenciano. Sin embargo las previsiones futuras no son nada halag¨¹e?as, pues est¨¢n en proyecto o en construcci¨®n cinco nuevas centrales t¨¦rmicas de gas de ciclo combinado (5.000 Mw de potencia), que si se ponen en marcha aumentar¨¢n las emisiones globales de CO2 de la Comunidad Valenciana en un 55% (de 20 a 31 millones de Tm). Habr¨ªa que descontar las emisiones de la central de fuel de Castell¨®n, que no son muy significativas, pues funciona pocas horas al a?o y previsiblemente funcionar¨¢ todav¨ªa menos horas en el futuro.
El fondo de la cuesti¨®n son los fort¨ªsimos crecimientos de la demanda el¨¦ctrica (8% anual) industrial y urbana, que no guarda relaci¨®n con la producci¨®n (debido al aumento de la ineficiencia energ¨¦tica) o de la poblaci¨®n -es cierto que las dotaciones de las viviendas han aumentado (electrodom¨¦sticos, aire acondicionado), pero se ha hecho muy poca gesti¨®n de la demanda o campa?as de ahorro energ¨¦tico-.
El sector transporte es un caso y aparte. En la ¨²ltima d¨¦cada se ha convertido en el principal consumidor de energ¨ªa final (42%), que consume casi en exclusiva derivados del petr¨®leo y contribuye de forma notable a las emisiones. La motorizaci¨®n en la Comunidad es superior a la media espa?ola y las tendencias son de una creciente insostenibilidad. Por ejemplo, el parque automovil¨ªstico de la ciudad de Alicante ha crecido un 23% entre 1995 y 1999, alcanzando una motorizaci¨®n de 468 autom¨®viles por cada 1.000 personas, muy por encima de la media espa?ola.
Miremos por donde miremos los signos de insostenibilidad son muy preocupantes. Sin embargo para el consejero de Medio Ambiente no hay motivos de preocupaci¨®n. ?Cu¨¢l es la contribuci¨®n valenciana a la 'reducci¨®n' en las emisiones? Nos pone dos ejemplos: el tren de alta velocidad y el Plan E¨®lico. En el primer caso se nos dice que contribuir¨¢ a la reducci¨®n del uso de otros modos m¨¢s contaminantes, como tambi¨¦n el transporte p¨²blico lo har¨¢ en las ciudades. Para el AVE esas previsiones no se corresponden con las experiencias del AVE Madrid-Sevilla, donde el trasvase de viajeros ha sido doble: del avi¨®n al ferrocarril y del ferrocarril al autob¨²s o al autom¨®vil. Hay una disminuci¨®n en las emisiones en el primer trasvase, pero en el segundo casi no hay cambios, si el modo elegido es el autob¨²s, pero la cosa empeora si gana el autom¨®vil. El tren de alta velocidad, dado su car¨¢cter elitista, s¨®lo puede competir con el avi¨®n en trayectos por debajo de los 500 km y 2,5 horas de viaje, por encima de esos valores el avi¨®n ser¨¢ el modo elegido por la fracci¨®n m¨¢s adinerada de la sociedad. Para el resto est¨¢ la carretera, con el autob¨²s como la opci¨®n m¨¢s econ¨®mica (y una de las m¨¢s eficientes energ¨¦ticamente frente al autom¨®vil privado). Respecto al transporte p¨²blico en las ciudades, no hay proyectos que puedan quebrar de forma radical la dependencia del autom¨®vil, aunque el proyecto de tranv¨ªa en Alicante puede suponer un aliciente para el transporte p¨²blico en la ciudad y su entorno metropolitano.
Con el Plan E¨®lico estamos totalmente de acuerdo en que contribuir¨¢ al recorte de las emisiones de gases de efecto invernadero, pero m¨¢s bien laminar¨¢ incrementos que se producir¨ªan sin la existencia de esa fuente energ¨¦tica en un marco de consumo creciente.
Respecto a la contribuci¨®n del bosque valenciano a la reducci¨®n de las emisiones de gases de efecto invernadero la cuesti¨®n es muy pol¨¦mica. Si se reducen los incendios forestales y se incrementa la superficie forestal pueden darse reducciones, pero en general las mayores reducciones se dar¨¢n en la fase juvenil de la masa forestal (cuando el crecimiento de la biomasa es mayor), siendo casi nula en la fase de cl¨ªmax o de madurez. Adem¨¢s las fijaciones de di¨®xido de carbono no son definitivas, pues son reversibles, en caso de incendio. La regeneraci¨®n de la cubierta forestal ser¨¢ lenta en esa caso, pues el bosque valenciano no es de crecimiento r¨¢pido, debido a las condiciones clim¨¢ticas y a las especies que lo conforman.
No estamos de acuerdo con el Conseller en que la masa forestal valenciana absorba el 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Adem¨¢s mantener que la pol¨ªtica forestal valenciana es una de las mejores contribuciones al compromiso de Kioto, supone de la misma forma que hacen los EE UU y otros en su ¨®rbita, poner el acento en la pol¨ªtica de sumideros y no en la m¨¢s comprometida y eficaz, pero tambi¨¦n la m¨¢s dificultosa, de reducci¨®n de las emisiones.
Por la pluma del honorable conseller nos enteramos de que existe una pol¨ªtica de lucha contra el cambio clim¨¢tico y de que se elaborar¨¢ una Estrategia de Calidad del Aire y Gesti¨®n del Cambio Clim¨¢tico de la Comunidad Valenciana. Perdone que le digamos que esa pol¨ªtica ahora mismo es inexistente, aunque estamos de acuerdo en la elaboraci¨®n de una estrategia de lucha contra el cambio clim¨¢tico de forma urgente, y lo que es m¨¢s importante la adopci¨®n de medidas eficaces para frenar las crecientes tendencias hacia la insostenibilidad del modelo valenciano. Si no es as¨ª, todo se reducir¨¢ a vender humo y aire, cada vez con mayor concentraci¨®n de gases de efecto invernadero, y con los resultados catastr¨®ficos que se prev¨¦n, que han sido detectados de forma correcta por el Conseller de Medio Ambiente (subida del nivel del mar, desaparici¨®n de playas, desertificaci¨®n, riesgos catastr¨®ficos por la torrencialidad de las precipitaciones o la prolongaci¨®n de las sequ¨ªas).
O quiz¨¢ todo acabe en la elaboraci¨®n de 'estrategias', que parecen ser la nueva moda y elemento fundamental de distracci¨®n de la pol¨ªtica ambiental (?Qu¨¦ fue de la estrategia de la biodiversidad o de la estrategia forestal del Ministerio de Medio Ambiente?)Hace unos d¨ªas en estas misma p¨¢ginas el consejero de Medio Ambiente, Fernando Modrego, hac¨ªa unas observaciones sobre el compromiso de Kioto y la sostenibilidad del modelo de desarrollo valenciano. Estas l¨ªneas pretenden ser una r¨¦plica a la mayor¨ªa de sus afirmaciones y pretenden colocar la pol¨¦mica sobre la realidad y no sobre las supuestas bondades de una situaci¨®n que se nos antoja ilusoria y mistificada.
En primer lugar hay que decir que el compromiso de Kioto asumido por los pa¨ªses europeos se est¨¢ demostrando de dificultoso cumplimiento por la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos, incluyendo a aquellos como Alemania y Gran Breta?a que han conseguido significativas reducciones en las emisiones, como as¨ª lo han reconocido la mayor¨ªa de pa¨ªses, y lo afirma sin ambages la Agencia Europea de Medio Ambiente. Espa?a es m¨¢s de lo mismo, pero a¨²n peor. Si en el compromiso europeo (la llamada burbuja europea) la reducci¨®n de la emisi¨®n de gases de efecto invernadero es del 8% para el 2008-2010, en el reparto interno Espa?a pod¨ªa aumentar sus emisiones en un 15%. Con datos oficiales a fines de 1999, el aumento de emisiones era pr¨®ximo al 25% y la Comunidad Valenciana no es una excepci¨®n.
El modelo de desarrollo valenciano no es un caso aparte del espa?ol y tiene los mismos signos de insostenibilidad. Con particularidades que en algunos casos lo empeoran. El incremento de las emisiones de di¨®xido de carbono en el decenio 1985-1995 debido a la quema de combustibles f¨®siles sufri¨® un fuerte aumento del 35% en la Comunidad.
La industria valenciana, con un consumo de gas (participaci¨®n del gas en el consumo total de energ¨ªa final del 20%) superior a la espa?ola (10%), sin embargo contribuye con un 50% de las emisiones de CO2, muy por encima de la industria espa?ola y europea (36% y 30% respectivamente). En los ¨²ltimos a?os la relaci¨®n entre la energ¨ªa consumida y el PIB ha empeorado notablemente, y eso indica un descenso en la eficiencia energ¨¦tica en el sector productivo. El sector energ¨¦tico valenciano emite muy por debajo de Espa?a y Europa (1,5 % de las emisiones de CO2), pero se debe a la inexistencia de un parque de generaci¨®n termoel¨¦ctrico (a excepci¨®n de la central de fuel de Castell¨®n y del parque de autogeneradores del sector cer¨¢mico de Castell¨®n, que producen calor y electricidad). Una buena parte de la electricidad consumida es generada fuera del Pa¨ªs Valenciano. Sin embargo las previsiones futuras no son nada halag¨¹e?as, pues est¨¢n en proyecto o en construcci¨®n cinco nuevas centrales t¨¦rmicas de gas de ciclo combinado (5.000 Mw de potencia), que si se ponen en marcha aumentar¨¢n las emisiones globales de CO2 de la Comunidad Valenciana en un 55% (de 20 a 31 millones de Tm). Habr¨ªa que descontar las emisiones de la central de fuel de Castell¨®n, que no son muy significativas, pues funciona pocas horas al a?o y previsiblemente funcionar¨¢ todav¨ªa menos horas en el futuro.
El fondo de la cuesti¨®n son los fort¨ªsimos crecimientos de la demanda el¨¦ctrica (8% anual) industrial y urbana, que no guarda relaci¨®n con la producci¨®n (debido al aumento de la ineficiencia energ¨¦tica) o de la poblaci¨®n -es cierto que las dotaciones de las viviendas han aumentado (electrodom¨¦sticos, aire acondicionado), pero se ha hecho muy poca gesti¨®n de la demanda o campa?as de ahorro energ¨¦tico-.
El sector transporte es un caso y aparte. En la ¨²ltima d¨¦cada se ha convertido en el principal consumidor de energ¨ªa final (42%), que consume casi en exclusiva derivados del petr¨®leo y contribuye de forma notable a las emisiones. La motorizaci¨®n en la Comunidad es superior a la media espa?ola y las tendencias son de una creciente insostenibilidad. Por ejemplo, el parque automovil¨ªstico de la ciudad de Alicante ha crecido un 23% entre 1995 y 1999, alcanzando una motorizaci¨®n de 468 autom¨®viles por cada 1.000 personas, muy por encima de la media espa?ola.
Miremos por donde miremos los signos de insostenibilidad son muy preocupantes. Sin embargo para el consejero de Medio Ambiente no hay motivos de preocupaci¨®n. ?Cu¨¢l es la contribuci¨®n valenciana a la 'reducci¨®n' en las emisiones? Nos pone dos ejemplos: el tren de alta velocidad y el Plan E¨®lico. En el primer caso se nos dice que contribuir¨¢ a la reducci¨®n del uso de otros modos m¨¢s contaminantes, como tambi¨¦n el transporte p¨²blico lo har¨¢ en las ciudades. Para el AVE esas previsiones no se corresponden con las experiencias del AVE Madrid-Sevilla, donde el trasvase de viajeros ha sido doble: del avi¨®n al ferrocarril y del ferrocarril al autob¨²s o al autom¨®vil. Hay una disminuci¨®n en las emisiones en el primer trasvase, pero en el segundo casi no hay cambios, si el modo elegido es el autob¨²s, pero la cosa empeora si gana el autom¨®vil. El tren de alta velocidad, dado su car¨¢cter elitista, s¨®lo puede competir con el avi¨®n en trayectos por debajo de los 500 km y 2,5 horas de viaje, por encima de esos valores el avi¨®n ser¨¢ el modo elegido por la fracci¨®n m¨¢s adinerada de la sociedad. Para el resto est¨¢ la carretera, con el autob¨²s como la opci¨®n m¨¢s econ¨®mica (y una de las m¨¢s eficientes energ¨¦ticamente frente al autom¨®vil privado). Respecto al transporte p¨²blico en las ciudades, no hay proyectos que puedan quebrar de forma radical la dependencia del autom¨®vil, aunque el proyecto de tranv¨ªa en Alicante puede suponer un aliciente para el transporte p¨²blico en la ciudad y su entorno metropolitano.
Con el Plan E¨®lico estamos totalmente de acuerdo en que contribuir¨¢ al recorte de las emisiones de gases de efecto invernadero, pero m¨¢s bien laminar¨¢ incrementos que se producir¨ªan sin la existencia de esa fuente energ¨¦tica en un marco de consumo creciente.
Respecto a la contribuci¨®n del bosque valenciano a la reducci¨®n de las emisiones de gases de efecto invernadero la cuesti¨®n es muy pol¨¦mica. Si se reducen los incendios forestales y se incrementa la superficie forestal pueden darse reducciones, pero en general las mayores reducciones se dar¨¢n en la fase juvenil de la masa forestal (cuando el crecimiento de la biomasa es mayor), siendo casi nula en la fase de cl¨ªmax o de madurez. Adem¨¢s las fijaciones de di¨®xido de carbono no son definitivas, pues son reversibles, en caso de incendio. La regeneraci¨®n de la cubierta forestal ser¨¢ lenta en esa caso, pues el bosque valenciano no es de crecimiento r¨¢pido, debido a las condiciones clim¨¢ticas y a las especies que lo conforman.
No estamos de acuerdo con el Conseller en que la masa forestal valenciana absorba el 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Adem¨¢s mantener que la pol¨ªtica forestal valenciana es una de las mejores contribuciones al compromiso de Kioto, supone de la misma forma que hacen los EE UU y otros en su ¨®rbita, poner el acento en la pol¨ªtica de sumideros y no en la m¨¢s comprometida y eficaz, pero tambi¨¦n la m¨¢s dificultosa, de reducci¨®n de las emisiones.
Por la pluma del honorable conseller nos enteramos de que existe una pol¨ªtica de lucha contra el cambio clim¨¢tico y de que se elaborar¨¢ una Estrategia de Calidad del Aire y Gesti¨®n del Cambio Clim¨¢tico de la Comunidad Valenciana. Perdone que le digamos que esa pol¨ªtica ahora mismo es inexistente, aunque estamos de acuerdo en la elaboraci¨®n de una estrategia de lucha contra el cambio clim¨¢tico de forma urgente, y lo que es m¨¢s importante la adopci¨®n de medidas eficaces para frenar las crecientes tendencias hacia la insostenibilidad del modelo valenciano. Si no es as¨ª, todo se reducir¨¢ a vender humo y aire, cada vez con mayor concentraci¨®n de gases de efecto invernadero, y con los resultados catastr¨®ficos que se prev¨¦n, que han sido detectados de forma correcta por el Conseller de Medio Ambiente (subida del nivel del mar, desaparici¨®n de playas, desertificaci¨®n, riesgos catastr¨®ficos por la torrencialidad de las precipitaciones o la prolongaci¨®n de las sequ¨ªas).
O quiz¨¢ todo acabe en la elaboraci¨®n de 'estrategias', que parecen ser la nueva moda y elemento fundamental de distracci¨®n de la pol¨ªtica ambiental (?Qu¨¦ fue de la estrategia de la biodiversidad o de la estrategia forestal del Ministerio de Medio Ambiente?)
Carlos Arribas es portavoz de Ecologistas en Acci¨®n del Pa¨ªs Valenciano.
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