Stuart Mill, aficionado a la Bot¨¢nica
Un profesor revela que el fil¨®sofo ingl¨¦s viaj¨® a Valencia en 1860 atra¨ªdo por la flora espa?ola
A la prol¨ªfica vida de John Stuart Mill (1806-1873), el empirista ingl¨¦s m¨¢s conocido del siglo XIX, hay que a?adir una faceta m¨¢s: la Bot¨¢nica. 'Mill visit¨® Valencia en la primavera de 1860 y lo hizo como bot¨¢nico. Esta ciencia le enganch¨® y quiz¨¢, si hubiera nacido hoy, podr¨ªa haber sido tambi¨¦n naturista. En aquel tiempo, era com¨²n encontrar abogados o curas que se dedicaban, por ejemplo, a la entomolog¨ªa [estudio de los insectos] en los ratos libres'.
Estos datos in¨¦ditos sobre la vida de Mill los aporta Antoni Blanquer, profesor de Biolog¨ªa Vegetal de la Universidad Cardenal Herrera de Valencia. 'El padre de Mill, James, lo hizo fiel seguidor de la filosof¨ªa de Jeremy Bentham, curiosamente t¨ªo del gran bot¨¢nico George Bentham, quien estimul¨® su vocaci¨®n durante el viaje a los Pirineos en 1821. Aunque hay que decir que, de muy joven, ya acompa?aba a su padre en los obligados paseos por el campo, por motivos de salud y recolectaba plantas', explica este profesor de Cocentaina.
Pero la actividad bot¨¢nica de aquel ni?o superdotado -a los tres a?os aprendi¨® griego y a los ocho era capaz de leer en lat¨ªn- educado por su padre como experimento, no fue pasajera. El fil¨®sofo prosigui¨® con su vocaci¨®n bot¨¢nica de manera intermitente, publicando estudios entre 1852-1858, periodo que coincidi¨® con una tuberculosis, sufrida por ¨¦l y tambi¨¦n por su esposa, Harriet Taylor. Esta mujer casada de la alta sociedad, de la que se enamor¨® a los 23 a?os y con quien contrajo matrimonio tras la muerte de su marido, tuvo una influencia clave en su obra, estimulando las actividades en pro del feminismo. 'Cuando muri¨® su mujer vino a Espa?a acompa?ado de su hijastra y 13 a?os despu¨¦s falleci¨® en Avi?¨®n, despu¨¦s de una salida al campo', insiste.
'No obstante', subraya Blanquer, 'la contribuci¨®n cient¨ªfica de Stuart Mill en la flora valenciana no es lo m¨¢s importante, aunque est¨¢ perfectamente justificado porque cuando ¨¦l visit¨® Valencia no exist¨ªa ning¨²n tratado completo sobre la flora espa?ola'. Con esta labor Blanquer hace alarde de su generosidad hacia uno de los intelectuales m¨¢s destacados de la historia, dando a conocer una cara desconocida, pese a que sus aportaciones en la materia no sean tan relevantes. Caso diferente ser¨ªa, por ejemplo, el del alem¨¢n Willkomm, cuyo Prodomus Florae Hispanicae, publicado en la segunda mitad del XIX, fue un tratado sobre la flora espa?ola que sigue vigente para los investigadores. Para herborizar y clasificar especies Mill se basaba en la flora de Francia, un m¨¦todo limitado: 'En Espa?a hay especies end¨¦micas que no existen en el pa¨ªs vecino. Por ello vendr¨ªa Mill. Los pa¨ªses del sur del Mediterr¨¢neo son los m¨¢s ricos en biodiversidad. La pen¨ªnsula ib¨¦rica tiene m¨¢s de 5.000 plantas espermatofitas o superiores'.
La impresi¨®n que Mill se llev¨® de Espa?a fue excelente: 'Dif¨ªcilmente haya otro pa¨ªs en Europa cuya preciosa flora sea tan poco conocida', comenta el autor ingl¨¦s al tiempo que lamenta la inexistencia de estudios sobre una flora local lo suficientemente exhaustiva para Espa?a; sin embargo, fue conocedor de la obra del gran bot¨¢nico valenciano Cavanilles, la cual valora de excepcional.
Seg¨²n Blanquer, durante el tiempo que Mill estuvo en Valencia, describi¨® las caracter¨ªsticas de la huerta y del sistema de regad¨ªo maravill¨¢ndose de especies para ¨¦l desconocidas: 'Quiz¨¢ alg¨²n d¨ªa los bot¨¢nicos ingleses puedan volver sus pasos hacia una regi¨®n todav¨ªa no frecuentada por ellos pero que tiene mucho inter¨¦s'. De momento, Blanquer profundizar¨¢ en el estudio y no descarta dirigir su mirada hacia Gran Breta?a, donde quiz¨¢ el Jard¨ªn Bot¨¢nico de Londres conserve alg¨²n pliego de flora disecada de aquella visita de Mill a Valencia. Una afici¨®n, la del escritor, que tampoco diverge tanto de su teor¨ªa liberal y de su m¨¦todo filos¨®fico, el empirismo, que parte de la observaci¨®n y la experiencia. En su obra Principios de Econom¨ªa Pol¨ªtica, de 1848, se apoya en la doctrina de la fisiocracia o liberalismo agrario, movimiento que defiende que la principal fuente de riqueza es la agricultura. Quiz¨¢ todas aquellas ideas se gestaran en sus habituales paseos por los campos durante su temprana adolescencia.
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