Eur¨ªpides, servido fr¨ªo

Parece que hay una costumbre, o una moda, de comunicar al teatro frialdad, dejarlo como una bella ensalada de buenas palabras, a veces bien dichas. Hay ya varios ejemplos en este Festival de Oto?o, en el que se supone que se recoge la moda. Bob Wilson, con Wozzeck, o Zurro, con su Tenorio, preceden a la Medea de Cacoyannis. La desterrada, la mujer que mata a sus hijos y env¨ªa un traje m¨¢gico para que arda la que se acuesta con su marido, sale tambi¨¦n mon¨®tona y lisa, con voz aguda -la acreditada y bella voz de N¨²ria Espert-, entre coros y comadres y nodrizas y malos hombres afinados en grave.

A m¨ª no me parece mal el teatro dicho, el teatro de literatura dram¨¢tica, pero hay obras declamatorias como las citadas, y entonadas y fuertes, y quiz¨¢ estoy un poco pasado para la dicci¨®n demasiado sencilla, que va m¨¢s all¨¢ del recital en el texto traducido por Ram¨®n Irigoyen. All¨ª est¨¢ pasando algo bastante serio: pero el director griego lo desplaza a peque?as im¨¢genes lejanas donde la sangre no se ve y el llanto no llega. Cae tambi¨¦n en la tendencia a la oscuridad, y oscura se queda. Gusta m¨¢s por respeto a N¨²ria Espert y a actores de calidad que por lo que entre todos hacen en forma de recital quieto y fr¨ªo.