Zancadillas al valenciano
El depurado sentimiento amoroso circula por los versos de Ausi¨¤s March entre claras comparaciones. Esas comaraciones eran tan comprensibles y cercanas a los lectores del siglo XV como lo son a los lectores de hoy. Al cabo es un cl¨¢sico siempre actual. Por ejemplo, se compara en varios de sus textos po¨¦ticos el desamparo amoroso con la situaci¨®n del enfermo. Unas veces ese desamparo es el vizca¨ªno paral¨ªtico que, estando en Alemania, no encuentra cura porque no puede gesticular, y s¨®lo un m¨¦dico de Espa?a con quien poder hablar podr¨ªa paliar su dolor; en otros versos su mal de amor es como un enfermo, postrado durante largo tiempo, que intenta levantarse y, falto de fuerzas, pierde el pie. Esos s¨ªmiles del poeta de Gandia son una delicia en su sano valenciano original. Cuando una y otra vez se vuelve a sus rimas y estrofas, uno tiene hasta la sensaci¨®n de que ese valenciano de March sigue gozando de buena salud. Y no es tal.
Ese valenciano empez¨® a enfermar poco despu¨¦s que muriera el poeta. Estuvo postrado en el lecho popular de las clases humildes durante muchos siglos, y olvidado con desd¨¦n por las clases pudientes y eclesi¨¢sticas. Muy d¨¦bil, el pobre, intent¨® levantarse hace dos o tres d¨¦cadas, y no perdi¨® el pie sino que le pusieron zancadillas.
Estir¨® la pierna por entre las del valenciano, para que se diera de bruces contra el suelo, el secesionismo ling¨¹¨ªstico. Un secesionismo bien organizado durante la transici¨®n por quienes hab¨ªan abandonado al valenciano enfermo en la alcoba m¨¢s escondida de su casa. Con ese secesionismo, todav¨ªa vivo y coleante, contemporizan y han contemporizado los sucesivos gobiernos auton¨®micos desde que tenemos Estatuto: ayer fue una lista de palabras prohibidas o el enredo en torno a las im¨¢genes televisivas en valenciano con otro acento desde el Norte; hoy es un decreto escolar de m¨ªnimos mediante el cual quieren acomodarse al gusto o dictamen de los secesionistas. Todo lo dem¨¢s -incluida la barat¨ªsima Acad¨¨mia de la Llengua si el tiempo no lo desmiente- pompas de jab¨®n y tinta que ha de borrar el agua.
Estir¨® tambi¨¦n su extremidad inferior, para que el valenciano enfermo cayera de espaldas, el grupo de iluminados que asociaron la recuperaci¨®n del valenciano a proyectos pol¨ªticos ultraminoritarios que confund¨ªan, y confunden, la unidad de un idioma con la unidad pol¨ªtica y administrativa de los territorios en que se habla. Un aut¨¦ntico disparate del que han hecho uso y abuso los que desean que muera el enfermo. Los iluminados no pararon mientes en el hecho de que el Oriente Pr¨®ximo es un mosaico de naciones y estados, cuyos habitantes hablan todos el ¨¢rabe; o de que Honduras y El Salvador, con una misma lengua nacional seg¨²n los certificados escolares, llegaron a las manos y a los tiros al finalizar un encuentro deportivo entre los dos pa¨ªses. Pero los iluminados siguen erre que erre con un proyecto m¨¢s inveros¨ªmil, entre los valencianos, que la conversi¨®n masiva y libre de los talibanes a la fe cristiana. El rector de la Universidad de Castell¨®n, les ha indicado hace nada cu¨¢n fuera de lugar est¨¢n sus iniciativas, y sus Pepe Rei, del ¨¢mbito acad¨¦mico y de la capital de La Plana.
Aunque demasiadas zancadillas son para el valenciano enfermo que apenas camina erecto por la vida p¨²blica, la administraci¨®n o la Cortes auton¨®micas. Pero, con todo, es un valenciano que, como el sentimiento amoroso de Ausi¨¤s March, todav¨ªa vive e intenta levantarse.
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