El fiscal retira los cargos a tres de los cinco acusados en el caso del 'jard¨ªn de los horrores'
Juicio al 'Petxina' en la Audiencia de Castell¨®n por la desparici¨®n de Enrique Benavent
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El juicio por el llamado caso del jard¨ªn de los horrores de Castell¨®n se qued¨® ayer sin tres de sus cinco acusados despu¨¦s de que el fiscal y la acusaci¨®n particular retiraran los cargos, debido a la prescripci¨®n del delito. Los tres estaban acusados de encubrir el asesinato de Enrique Benavent, desaparecido en 1991. Seis a?os despu¨¦s de la desaparici¨®n, un preso de Picassent, Rafael Romero Leiva, asegur¨® que el cad¨¢ver de Benavent se encontraba en Castell¨®n, donde hab¨ªa muerto a manos de Emilio Pellicer, apodado El Petxina, y en cuyo jard¨ªn se hab¨ªan enterrado los restos.
El Petxina desapareci¨® y finalmente fue arrestado, al igual que su familia. La esposa, el hijo y la nuera de Emilio Pellicer, primero acusados y ayer liberados de cargos, abandonaron la sala, no sin antes exponer serias acusaciones tanto a agentes de la Guardia Civil como al juez instructor del caso, Josep Llu¨ªs Albi?ana y al propio fiscal, Antonio Gastaldi. Las supuestas amenazas y coacciones a las que, como acusados, dijeron haber sido sometidos, fueron ratificadas, momentos despu¨¦s, por la nuera de El Petxina quien, en calidad de testigo y tras haber prestado juramento sobre su declaraci¨®n, volvi¨® a admitir que sus declaraciones ante el juez estuvieron 'dirigidas' por agentes de la Guardia Civil.
De esta manera, el juicio se convirti¨® en una cr¨ªtica al procedimiento, protagonizada, sobre todo, por el hijo de Emilio Pellicer, quien, minutos antes de que dejara de ser acusado, asegur¨® haber recibido, incluso, 'alguna galleta'. 'Tuve que decir lo que quer¨ªan o¨ªr', se?al¨®, y mantuvo que, en sus declaraciones en el juzgado, le ped¨ªan 'chichi'. Cuando el fiscal le pregunt¨® por qu¨¦ no hab¨ªa denunciado hasta el momento esas supuestas coacciones, indic¨®: 'He estado esperando hasta este momento'. Su abogado, Seraf¨ªn R¨ªos, fue m¨¢s all¨¢ y en su escrito habl¨® de un 'juez justiciero amigo de la notoriedad' y de la 'santa inquisici¨®n'. Despu¨¦s de que se retirara la acusaci¨®n sobre su defendido manifest¨® que el hijo de El Petxina fue sometido a diferentes declaraciones 'hasta que declar¨® lo que la instrucci¨®n ten¨ªa intenci¨®n que declarara'. Adem¨¢s, mantuvo que, en esa temporada, cuando a ra¨ªz del caso Alc¨¤sser se 'hab¨ªa puesto en tela de juicio el procedimiento de instrucci¨®n, ¨¦ste fue un nuevo exponente'.
R¨ªos adelant¨® que pedir¨¢ la responsabilidad civil del Estado por los cinco meses que su defendido permaneci¨® en la c¨¢rcel, a lo que a?adi¨® que estudiar¨¢ si se presenta una denuncia por las coacciones. Las declaraciones de los dos imputados por asesinato, tanto la de Emilio Pellicer como la de Rafael Romero Leiva, mantuvieron las contradicciones y las acusaciones mutuas que se registraron durante todo el procedimiento. Tanto la acusaci¨®n particular como la defensa de El Petxina tratar¨¢n de probar que el supuesto asesinato de Benavent, cuyo cad¨¢ver no ha aparecido, est¨¢ relacionado con una banda de narcotraficantes a quienes Benavent deb¨ªa dinero.
El jard¨ªn de los 'errores'
Desde el momento en el que Rafael Romero Leiva acus¨® a Emilio Pellicer El Petxina de ocultar en el jard¨ªn de su casa en Castell¨®n los restos de Enrique Benavent, desaparecido en Valencia en 1991, se inici¨®, a expensas del juez instructor del caso, Josep Llu¨ªs Albi?ana, una b¨²squeda minuciosa de los huesos del desaparecido. Las excavaciones en la Casa de la Breva provocaron el hallazgo de los restos no de un cad¨¢ver, sino de varios de ellos, lo que caus¨® el consiguiente revuelo social y el temor a que lo ocurrido en Castell¨®n se asemejara a lo descubierto, un tiempo antes, en la casa de los horrores en Inglaterra. Sin embargo, los an¨¢lisis a los que fueron sometidos estos restos determinaron que el menos antiguo data de hace unos veinte a?os, lo que imposibilita su pertenencia a Enrique Benavent. Al parecer, Pellicer habr¨ªa empleado para nivelar el jard¨ªn de su casa tierra procedente de un cementerio, lo que explicar¨ªa la profusi¨®n de huesos. As¨ª, el juicio que se inici¨® ayer no dispone de la prueba fundamental del delito, el cad¨¢ver de la v¨ªctima, por lo que las defensas de ambos alegan que no existi¨® el delito y han de centrarse en las declaraciones en las que ambos se confesaron, al menos, part¨ªcipes, del crimen. Pero El Petxina ayer se neg¨® a declarar, mientras Romero Leiva, seg¨²n su versi¨®n, no vio nunca el cad¨¢ver de Benavent.
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