Clon¨¦monos, pero sin Aznar
Me pregunto qu¨¦ capacidad mental tienen los pol¨ªticos para aceptar o prohibir pasos cient¨ªficos con respecto a la vida humana. Tienen superstici¨®n, miedo y codicia. En la lista de los grandes progresos hist¨®ricos hay siempre gran oposici¨®n de los poderes, apoyados en su pata eclesi¨¢stica. Es rar¨ªsimo que sigamos aceptando lo escrito con seriedad de burro en libros de toda falsedad por visionarios que dicen hablar con Dios o serlo ellos, completamente ajenos a la raz¨®n pr¨¢ctica -a lo que se ve, a lo que se prueba-, por predicadores de carrera que se visten con h¨¢bitos raros -las monjas llevaban burkas hasta hace poco, y algunas siguen-, y que esto forme parte de la administraci¨®n de las sociedades.
Hasta la gente que parece ser laica tiene t¨¦cnicas de moral y de ¨¦tica, y algunos ?hasta dan clases en la Universidad!, cuando s¨®lo arrastran residuos de viejos te¨®logos tan locos que eran castos y, cuando no lo consegu¨ªan, se sum¨ªan en una profunda desesperaci¨®n. Esta cuesti¨®n de la clonaci¨®n de c¨¦lulas lleva ya tiempo correteando por los centros de la irracionalidad pr¨¢ctica, manipulados por personajes tan dudosos en sus conocimientos y en su sabidur¨ªa como el Papa, Bush o Aznar. O los brutales mul¨¢s, o los bonzos del T¨ªbet. ?Hay algo m¨¢s extra?o que la desesperaci¨®n del mundo por el destierro del Dalai Lama, que mantiene en lo alto de una monta?a la idea de la transmigraci¨®n de las almas? Pues esta locura, o simplemente estupidez, la sostiene el mundo occidental entero, y le reciben los altos religiosos y los jefes de Estado, y le animan a que vuelva a la monta?a para mantener esa rid¨ªcula y da?ina verdad. Y todo para echar a los chinos, que en unos cuantos a?os han sacado sus poblaciones de la miseria del opio, de las colonizaciones y de la crueldad feudal. (Ah, no se hagan ustedes ilusiones: no soy comunista, y menos chino. Pero entre la adoraci¨®n incre¨ªblemente est¨²pida al Dalai Lama y la salida adelante de millones de subseres parece que hay una diferencia. El Dalai Lama y el Papa, y el Gran Muft¨ª y quienes sean, que se re¨²nan con Aznar y con Bush y con el pobre Blair para ver si fastidian la clonaci¨®n: que es, simplemente, una esperanza m¨¢s de vida, de curaci¨®n, de lucha contra el dolor).
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