Evaluaci¨®n responsable
No cabe duda de que la docencia necesita instrumentos pr¨¢cticos que permitan analizar su situaci¨®n. Y no es menos cierto que el control de los centros educativos ha de ser un deber y un derecho de cualquier sociedad democr¨¢tica. Ahora bien, esta evaluaci¨®n se ha vivido en la escuela con cierta distancia y con muy poco entusiasmo.
Puede haber tantas razones como docentes, porque el trabajo con un grupo, con una clase, es para cualquier ense?ante eminentemente individual, y el trabajo de equipo lo potencia, lo mejora, lo enmarca... pero no lo sustituye. De ah¨ª uno de los reparos.
Pero adem¨¢s hay otras razones que han ido predisponiendo a ser reticentes ante propuestas impositivas de los poderes administrativos: la puesta en pr¨¢ctica de la LOGSE, la asimilaci¨®n y los cambios derivados de nuevos enfoques educativos, y la constataci¨®n de que las tareas encomendadas a claustros y equipos directivos nunca sustituyen trabajos, sino que, por el contrario, se superponen a otros.
La evaluaci¨®n de competencias b¨¢sicas puede representar que lo b¨¢sico es lo necesario y que, consecuentemente, lo restante es lo superfluo. ?ste es otro de los divorcios que se dan entre sociedad y escuela, entre poderes p¨²blicos y los centros. Hay todo un proceso educativo oculto que no se ha considerado y que s¨®lo es evaluable a largo plazo. Evaluar unos aspectos, y no otros, los minimiza en su importancia y se produce un alejamiento de la concepci¨®n de la ense?anza como algo global e integral.
Ante los resultados, cada escuela se replantear¨¢ o afirmar¨¢ sus estrategias, si hay que introducir cambios o no. Pero lo verdaderamente alarmante es que los segmentos de poblaci¨®n que necesitan m¨¢s ayuda son los desfavorecidos socialmente. Y ¨²ltimamente parece que la pol¨ªtica educativa no va por estos derroteros.
Nuestras autoridades acad¨¦micas nos hablan de un marco de reflexi¨®n pedag¨®gica para lograr el principio de equidad, de igualdad de oportunidades. Pero el diagn¨®stico de una situaci¨®n no es suficiente para mejorar. Hacen falta medidas contundentes para que nuestros alumnos consigan no s¨®lo las competencias b¨¢sicas en lo educativo, sino tambi¨¦n en lo social.
Joaquim Cort¨¦s Rosich ha sido miembro del Consejo Escolar de Catalu?a.
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