Pr¨®xima meta: clonaci¨®n de seres humanos
El nombre de una peque?a empresa de Massachusetts, Advanced Cell Technology (ACT), ha dado la vuelta al mundo estos d¨ªas con su anuncio de que hab¨ªa clonado embriones humanos. El objetivo de la empresa no es clonar ni?os, sino embriones de pocos d¨ªas para obtener c¨¦lulas madre ¨²tiles en medicina. Y los resultados no son a¨²n satisfactorios, ni siquiera para ese prop¨®sito. Pero la espita est¨¢ abierta. Alguna empresa, probablemente ACT, resolver¨¢ los problemas t¨¦cnicos tarde o temprano, y la opini¨®n p¨²blica se encontrar¨¢ sobre la mesa un embri¨®n humano cl¨®nico y potencialmente viable.
Ese embri¨®n ser¨¢ ¨²til para obtener c¨¦lulas madre, cultivarlas en placas y convertirlas en cualquier tejido humano. Si el embri¨®n es un clon de un paciente, esos tejidos podr¨¢n ser trasplantados al enfermo sin suscitar el m¨¢s m¨ªnimo rechazo inmunol¨®gico (clonaci¨®n terap¨¦utica). Pero el embri¨®n tambi¨¦n podr¨ªa ser ¨²til para implantarlo en una mujer. Y as¨ª podr¨ªa nacer un ni?o cl¨®nico (clonaci¨®n reproductiva). ?Qu¨¦ ocurrir¨¢ entonces?
Gin¨¦s Morata: 'Hay quien pregunta por qu¨¦ no clonar a Einstein. Yo respondo: ?qu¨¦ pasa si nos sale un genio, pero del hampa?'
Lee Silver: 'Sospecho que ahora mismo no hay m¨¢s de cuatro o cinco empresas en EE UU experimentando en clonaci¨®n de embriones humanos'
Rafael Matesanz: 'El ¨²nico argumento contra la clonaci¨®n es su inviabilidad t¨¦cnica. Cuando ¨¦sta se supere, nada podr¨¢ impedir que se practique'
El genetista Gin¨¦s Morata, del Centro de Biolog¨ªa Molecular Severo Ochoa, puede aportar algunas pistas basadas en su experiencia. En los a?os setenta investigaba en el Medical Research Council de Cambridge (Reino Unido). Un piso por debajo de su laboratorio trabajaba el gran embri¨®logo brit¨¢nico John Gurdon, que unos a?os antes hab¨ªa creado el primer animal cl¨®nico de la historia: una rana. Entre que la prensa no dedicaba entonces tanta atenci¨®n a los avances cient¨ªficos y que Gurdon cometi¨® el error estrat¨¦gico de no ponerle un nombre a su criatura -?imaginan una foto de la rana Dolly en la portada de The Times?-, el experimento no salt¨® la barrera de los c¨ªrculos especializados.
Pero s¨ª lleg¨® a los o¨ªdos de una profesora de filosof¨ªa italiana. 'La docente hab¨ªa le¨ªdo los experimentos de Gurdon en las revistas cient¨ªficas', recuerda Morata, 'y viaj¨® a Cambridge y se plant¨® en los laboratorios. Fue a ver a Gurdon y le pregunt¨® si la t¨¦cnica de clonaci¨®n de ranas ser¨ªa aplicable a los seres humanos. Gurdon le dijo que, en principio, entraba dentro de lo posible. Y entonces la profesora le propuso clonar al m¨¢s excelso de los hombres de su tiempo: ?el papa Pablo VI!'.
A Dios gracias, Gurdon se la quit¨® de encima aduciendo que ¨¦l era protestante, y que, puestos a clonar a alguien, preferir¨ªa probar con el arzobispo de Canterbury. Pero el episodio de Cambridge ilustra bien la primera idea que le viene a todo el mundo a la cabeza cuando oye hablar de la clonaci¨®n humana: la posibilidad de sacar copias de personas consideradas especialmente valiosas, por una raz¨®n u otra.
Morata no cree que se trate de una idea sensata: 'Ya sostuve entonces, y lo sigo manteniendo, que la clonaci¨®n humana ser¨¢ posible alg¨²n d¨ªa, pero que carece del m¨¢s m¨ªnimo inter¨¦s cient¨ªfico o social. Hay quien se pregunta: ?por qu¨¦ no clonar a Einstein? Y yo respondo con otra pregunta: ?qu¨¦ pasa si, efectivamente, nos sale un genio, pero el entorno y las circunstancias le convierten en un genio del hampa?'.
Uno de los pocos aciertos te¨®ricos de la pel¨ªcula de 1978 Los ni?os del Brasil, en la que el doctor Mengele obtiene por clonaci¨®n varias docenas de copias de Hitler, es que el cient¨ªfico nazi no se conforma con la parte gen¨¦tica de su trabajo, sino que dedica la mayor parte de su presupuesto a intentar reoducir las condiciones y los accidentes biogr¨¢ficos de la vida dprel genocida alem¨¢n. Incluida la muerte brusca de su padre, siendo Hitler todav¨ªa un ni?o.
Un beb¨¦ cl¨®nico ser¨ªa, por definici¨®n, gen¨¦ticamente id¨¦ntico al individuo -Hitler, Einstein, Pablo VI- del que se toma el material biol¨®gico de partida, es decir, el n¨²cleo de una cualquiera de sus c¨¦lulas, que contiene el genoma completo de esa persona. Pero la gen¨¦tica, tal y como ilustra Los ni?os del Brasil, es s¨®lo la mitad de la historia. Es cierto que una persona y su clon ser¨ªan muy parecidos f¨ªsicamente, como dos gemelos univitelinos (que son, efectivamente, dos clones, es decir, dos personas id¨¦nticas gen¨¦ticamente). Y tambi¨¦n es cierto que muchas capacidades mentales, incluida la inteligencia, tienen un componente gen¨¦tico. Pero es s¨®lo un componente. Gran parte del car¨¢cter y de las cualidades intelectuales de un ser humano se forjan mediante la experiencia, la educaci¨®n, los avatares de la vida, las irrepetibles y azarosas condiciones de cada existencia individual.
Cualidades y gen¨¦tica
Pero ninguno de esos argumentos evitar¨¢ por s¨ª solo la demanda de clonaciones, en el supuesto de que alg¨²n cient¨ªfico est¨¦ dispuesto a ofrecer esa t¨¦cnica a los particulares de aqu¨ª a unos a?os. 'No mucha gente querr¨ªa clonarse, pero siempre habr¨¢ personas o grupos que lo pretendan para inmortalizar a alguien a quien consideren insustituible, o parejas que hayan perdido un hijo en un accidente y deseen devolverlo a la vida', se?ala el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC) y secretario de la Asociaci¨®n Espa?ola de Centros de Reproducci¨®n Asistida, Eleuterio Hern¨¢ndez. 'No es una actitud muy sensata, porque las cualidades de un individuo dependen enormemente de factores ajenos a la gen¨¦tica, desde las sustancias que circulan por la sangre durante la gestaci¨®n hasta las condiciones de su contrato laboral'. Pero Hern¨¢ndez a?ade: 'Siempre habr¨¢ gente que le encontrar¨¢ a la clonaci¨®n [reproductiva] alguna utilidad. Cuando la t¨¦cnica lo permita y sea segura ser¨¢ necesario regularla legalmente'.
?Estamos muy lejos de ese punto? El catedr¨¢tico de biolog¨ªa molecular de la Universidad de Princeton (EE UU), Lee Silver, respondi¨® el mi¨¦rcoles a la pregunta de este diario: 'Probablemente, el experimento de ACT no funcion¨® porque la empresa no insisti¨® lo suficiente. Pero, a diferencia de otros analistas, estoy convencido de que sus resultados preliminares muestran claramente que, si siguen insistiendo, lo conseguir¨¢n'.
Silver, cuyo ensayo de 1998 Vuelta al ed¨¦n predijo con sagacidad los avances de la embriolog¨ªa que hemos ido presenciando en los ¨²ltimos tres a?os -y seguramente los que veremos en los 10 pr¨®ximos- tiene buen concepto de ACT, la empresa que ha anunciado esa clonaci¨®n preliminar. 'Sospecho que ahora mismo no hay m¨¢s de cuatro o cinco compa?¨ªas en EE UU experimentando en clonaci¨®n de embriones humanos. Si el Congreso no proh¨ªbe la t¨¦cnica, muchas m¨¢s empresas se lanzar¨¢n a ello. ACT ha fichado a varios de los mejores investigadores en clonaci¨®n del mundo, y est¨¢ claro que ser¨¢n los l¨ªderes en este campo'.
La empresa asegura que tomar¨¢ toda clase de precauciones para evitar que los embriones cl¨®nicos, creados con el ¨²nico prop¨®sito de obtener c¨¦lulas madre, puedan ser desviados hacia fines reproductivos. Pero hay que recordar que, una vez que la t¨¦cnica est¨¦ lista para lo primero, lo estar¨¢ tambi¨¦n para lo segundo.
Silver, como la mayor¨ªa de los cient¨ªficos, no ve ninguna raz¨®n s¨®lida para lanzarse a clonar ni?os, con una posible excepci¨®n: 'La clonaci¨®n reproductiva puede ser ¨²til para una pareja que quiera tener un hijo por amor y no pueda conseguirlo por otro medio debido a problemas de esterilidad'.
La jefa del Servicio de Biolog¨ªa del Instituto Dexeus, Ana Veiga, se muestra m¨¢s cauta: 'No conozco ning¨²n caso de esterilidad cuya ¨²nica soluci¨®n sea la clonaci¨®n. Si un miembro de la pareja tiene un problema gen¨¦tico transmisible a la descendencia, clonar al otro miembro de la pareja podr¨ªa entenderse como una soluci¨®n. Pero hay mejores alternativas: usar ¨®vulos de donantes o recurrir a un banco de esperma. No creo que la clonaci¨®n reproductiva tenga ninguna justificaci¨®n'.
El problema con las donaciones de ¨®vulos o espermatozoides, seg¨²n Silver, es el mismo que suscitan las adopciones: que muchas parejas prefieren que su hijo est¨¦ relacionado gen¨¦ticamente con ellas. Que sea sangre de su sangre, en la nomenclatura premendeliana.
Lo que puede hacerse, acaba haci¨¦ndose, viene a opinar el presidente de la Comisi¨®n Nacional de Nefrolog¨ªa, Rafael Matesanz: 'El ¨²nico argumento contra la clonaci¨®n reproductiva es su inviabilidad t¨¦cnica. Cuando ¨¦sta se supere, nada podr¨¢ impedir que se practique, y no s¨®lo para casos de esterilidad: el mundo est¨¢ lleno de personas encantadas de haberse conocido, y los que puedan pagarlo querr¨¢n clonarse'.
El catedr¨¢tico de gen¨¦tica de la Universidad Complutense Juan Ram¨®n Lacadena sostiene un rechazo mucho m¨¢s radical: 'La prohibici¨®n de la clonaci¨®n reproductiva es estricta. Se proh¨ªbe en la Ley de Reproducci¨®n Asistida, en el C¨®digo Penal y en el Convenio Europeo de Bio¨¦tica, que hemos suscrito. La clonaci¨®n supone instrumentalizar a un ser humano, programarlo para que sea de determinada forma. Toda persona tiene derecho a ser ¨²nica e irrepetible, a jugar a la ruleta gen¨¦tica'.
Pero ni las leyes son inviolables, ni los criterios, eternos. 'En la eventualidad de que se creen personas cl¨®nicas, a pesar de todas las prohibiciones y medidas en contra, habr¨¢ que garantizarles legalmente iguales derechos', dice con pragmatismo Andreu Palou, catedr¨¢tico de bioqu¨ªmica y biolog¨ªa molecular en la Universidad de las Islas Baleares.
El catedr¨¢tico de filosof¨ªa del derecho Manuel Atienza, actualmente de sab¨¢tico en la Universidad de Cornell (EE UU), aprecia un sesgo fuertemente religioso en toda la discusi¨®n actual sobre la clonaci¨®n, y concluye: 'A la larga, el pragmatismo se impondra frente al fundamentalismo'.
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