Terrorismo e informaci¨®n
La actitud de muchos Gobiernos democr¨¢ticos frente al terrorismo ha venido ofreciendo alguna de las estampas m¨¢s miserables de la pol¨ªtica.
Dos ejemplos entre ciento bastan para ilustrarlo: el IRA -tan lejos los muertos, tan cerca los americanos con ascendencia irlandesa- ha recaudado fondos durante a?os en Estados Unidos con parecida facilidad de la que disfrutaban los etarras para esquilmar a los empresarios espa?oles en cualquier bar del sur de Francia -tan lejos los muertos, tan cerca alguna veleidad nacionalista- durante el mandato de Giscard d'Estaing.
El atentado del 11 de septiembre pasado contra las Torres Gemelas de Nueva York situ¨® el fen¨®meno terrorista en el centro del discurso pol¨ªtico internacional. El le¨®n estadounidense result¨® herido y Washington, con toda raz¨®n, decret¨® la lucha universal contra el terrorismo.
Con tanta raz¨®n, y con la misma l¨®gica pol¨ªtica, el Gobierno espa?ol ha tratado de aprovechar el resquicio que abr¨ªa este panorama para tratar de conseguir alguna decisi¨®n que aclare la intrincada mara?a pol¨ªtico-legislativa que -por incre¨ªble que nos resulte a los ciudadanos- acaba siendo escudo protector de terroristas.
La necesidad de Estados Unidos de aparecer como abanderado mundial contra cualquier suerte de terrorismo -algo dif¨ªcil de constatar hasta el pasado 10 de septiembre- y la urgencia del Gobierno espa?ol -comprensible y compartida por la ciudadan¨ªa- de obtener leg¨ªtimo provecho ante la nueva situaci¨®n, ha dado lugar a una catarata de pronunciamientos, obviedades de principio, voluntarismos y medias verdades que pueden equivocar gravemente a la opini¨®n p¨²blica.
Este maremoto antiterrorista -bienvenido sea- coloca a los peri¨®dicos espa?oles en una situaci¨®n dif¨ªcil: resulta excesivamente f¨¢cil dejarse llevar por la ola de optimismo ante la posibilidad de que cambien leyes y actitudes que dificultan muy seriamente la lucha contra ETA, pero no es posible abandonar el rigor a la hora de informar a los lectores. Justo en medio de la tormenta es necesario redoblar el rigor para no trasladar im¨¢genes apacibles que empa?en la dura realidad.
El pasado martes, d¨ªa 11, este peri¨®dico public¨® una informaci¨®n, a tres columnas, titulada 'EE UU anuncia que est¨¢ dispuesto a bloquear las cuentas de ETA y su entorno'. La conjunci¨®n copulativa reforzaba el contenido noticioso: no s¨®lo las cuentas de ETA, sino tambi¨¦n las de su entorno. Es seguro que muchos lectores se detuvieron diez segundos a reflexionar sobre lo que acababan de leer con una pregunta urgente y sin respuesta: ?c¨®mo se congelan las cuentas de ETA, adem¨¢s de las de su entorno, precisamente en Estados Unidos?
El comienzo de la informaci¨®n aumentaba la perplejidad, porque se dec¨ªa que 'la Administraci¨®n estadounidense est¨¢ dispuesta a congelar las cuentas corrientes que ETA pueda tener en EE UU y no descarta adoptar la misma medida contra otras organizaciones del entorno de la banda'.
Dicho en rom¨¢n paladino: pareciera que las cuentas de ETA se podr¨ªan congelar ya mismo y las de su entorno se estudiar¨ªa, pero no se descartar¨ªa.
Todo esto se publicaba al hilo de la visita a Madrid del secretario del Tesoro norteamericano, Jimmy Gurul¨¦, que ven¨ªa a buscar pistas sobre posibles movimientos de dinero de Al Qaeda en nuestro pa¨ªs.
Al leer el resto de la informaci¨®n llegaba el t¨ªo Paco con la rebaja: el se?or Gurul¨¦ condicionaba sus promesas de bloqueo financiero a que Espa?a les facilitase pruebas de la existencia de fondos de ETA, o de su entorno, en Estados Unidos, y entonces ellos estaban dispuestos a actuar; por si despertaba alguna duda, aclar¨® que, hasta el d¨ªa anterior a su llegada a Madrid, las autoridades estadounidenses no ten¨ªan constancia de cuentas de la banda terrorista en su territorio.
De hecho, no consta que nunca se haya barajado la posibilidad de que los recovecos financieros de ETA hubiesen llegado hasta Estados Unidos. S¨ª se ha hablado seriamente de dinero etarra en cuentas francesas, en otros pa¨ªses europeos y quiz¨¢s en para¨ªsos fiscales opacos.
La dura realidad
En la misma p¨¢gina de la secci¨®n de Espa?a donde se ofrec¨ªa aquella informaci¨®n, y como vivo contraste, se incluy¨® otra, muy destacada, firmada por Carlos Y¨¢rnoz desde Bruselas, en la que se explicaba detalladamente c¨®mo la Uni¨®n Europea -la del territorio en el que, de verdad, se juega nuestra partida terrorista- carece de instrumentos jur¨ªdicos para congelar cuentas de grupos terroristas europeos. Muy gr¨¢ficamente se dec¨ªa que a la UE 'le resulta menos problem¨¢tico reaccionar contra Al Qaeda que contra ETA o los GRAPO'.
Ante esta dura realidad -el Ministerio de Justicia espa?ol debe de estar sufri¨¦ndola de cerca en las ¨²ltimas semanas- que muestra lo endemoniado del asunto, ?tiene sentido titular con cierto despliegue que Estados Unidos est¨¢ dispuesto a congelar las cuentas de ETA?
?No hubiera sido preciso preguntarse qu¨¦ cuentas, de qui¨¦n y c¨®mo pueden congelarse en Estados Unidos? ?Existen indicios medianamente solventes de que ETA, es decir, su entramado financiero, que sin duda existe, haya llegado hasta all¨ª?
Un m¨ªnimo rigor hubiese exigido ofrecerle al lector las declaraciones del ministro norteamericano encuadradas en un contexto que hubiese permitido aproximarse, con datos -con los pocos datos conocidos sobre esta realidad-, al verdadero alcance de unas manifestaciones que m¨¢s parecen amables expresiones pol¨ªticas, muy de agradecer, por parte de un aliado que las realidades casi tangibles que anunciaban un titular y una informaci¨®n tan rotundos como necesitados de matizaciones.
Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector por carta o correo electr¨®nico (defensor@elpais.es), o telefonearle al n¨²mero 91 337 78 36.
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